Era el 18 de octubre de 2008, el lugar, la autopista del Sol, carretera federal que comunica el Puerto de Acapulco con la Ciudad de México, a la altura del centro residencial Cocoyoc, en Morelos, Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, detuvo el convoy que trasladaba al entonces secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna; el secuestro exprés se realizó porque García Luna, quien se encontraba en la nómina de los Beltrán Leyva, no contestaba el teléfono a Arturo Beltrán y el entonces secretario de Seguridad se estaba inclinando a colaborar con Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, estos últimos peleaban una guerra sangrienta alrededor del país por el control político y económico del Cártel de Sinaloa.
“Esto lo hago para que veas que para mí no hay imposibles”, le habría dicho Beltrán Leyva a García Luna, según declaró Sergio Villarreal Barragán, El Grande, en una corte en Nueva York, quien dijo que El Barbas, secuestró y llevó a su oficina a García Luna, después lo devolvió a la carretera, junto a sus agentes de seguridad, a quienes quitaron todos los cargadores de sus armas. Las complicidades de Genaro García Luna con el Cártel de Sinaloa cuando era el titular de la seguridad pública federal, era un secreto a voces, todo México lo sabía, pero principalmente la gente de Sinaloa.
El paralelismo en la oscura historia de corrupción y complicidades de Genaro García Luna con el Cártel de Sinaloa, actualmente recluido de por vida en una prisión de Estados Unidos, acusado, entre otras cosas de narcotráfico y delincuencia organizada, empata con lo sucedido al momento, en la también oscura historia, de Rubén Rocha Moya como gobernador del estado, pero a comparación de García Luna, la historia de Rocha se sigue escribiendo.
Como con el exsecretario de Seguridad Federal, las evidencias de corrupción, impunidad y colusión con el Cártel de Sinaloa, pululan y se apilan, llegando a lo grotesco. Con García Luna, los gringos mantuvieron los ojos y los oídos cerrados en forma de diplomacia, el exsecretario llegó a recibir premios y reconocimientos en Estados Unidos mientras operaba la secretaría a su cargo a favor de los narcos; con Rocha Moya los gringos han puesto principal empeño desde la llegada de Ismael El Mayo Zambada a su territorio y posterior encarcelamiento.

“El Gobierno mexicano ha sostenido una alianza intolerable, principalmente ahora, con cárteles de la droga”, señala un comunicado de la Casa Blanca.
"Los cárteles de Sinaloa y Jalisco fabrican fentanilo en laboratorios clandestinos en México, tanto en polvo como prensado en pastillas falsas, y lo introducen en Estados Unidos a través de los numerosos puntos de entrada que controlan. El 97 por ciento de las incautaciones se producen en la frontera entre Estados Unidos y México", afirma el comunicado. Por lo que el gobierno de Donald Trump amenaza con imponer el 25 por ciento de aranceles a productos mexicanos que entren a su país. También se encuentra sobre la mesa gringa la investigación de políticos y funcionarios mexicanos coludidos con los narcos, Sinaloa y Tamaulipas en las personas de Rubén Rocha Moya y Américo Villareal encabezan la lista.
A nivel mundial se ha acuñado la frase de que “se está mexicanizando” al desgobierno por medio de la violencia que ejercen bandas de narcotraficantes contra rivales o población por el control en la distribución de droga en las calles, desde Francia hasta Filipinas.
A nivel nacional el senador y presidente del PRI, Alejandro Moreno señaló en conferencia de prensa que va a denunciar a políticos ligados al crimen y a cárteles de la droga en México, Estados Unidos y en cortes internacionales, los políticos que encabezan la lista son Rubén Rocha Moya y Américo Villareal.
El mismo Alejandro Gertz Manero, fiscal general del país denunció en la mañanera que en el caso del asesinato del exrector y diputado federal electo, Héctor Melesio Cuén Ojeda, que involucra directamente a Rocha y su gobierno, la investigación que atrajo la fiscalía federal, a su cargo, fue detenida por un juez federal. Es decir, al igual que lo sucedido con García Luna, lo de Rocha Moya sólo es cuestión de tiempo.