Bastaron tres días para destapar el albañal de colusión que dejó el expresidente Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado. Resultó sólo una muestra del descaro y desenfreno con los que operaban los criminales en el sexenio pasado.
El pasado viernes 28 de marzo policías federales encontraron en un rancho en el municipio de Ensenada, Baja California, ocho millones de litros de hidrocarburos, el conocido coloquialmente como “huachicol”, esto fue revelado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana dirigida por Omar García Harfuch.
Después de recibir denuncias ciudadanas sobre un inmueble en la carretera a Rosarito a la altura del kilómetro 100, Fiscalía General de la República, Guardia Nacional, Marina, Ejercito, se trasladaron al lugar para cumplimentar una orden de cateo otorgada por un juez de control, al llegar al lugar las fuerzas federales encontraron 100 cajas tipo contenedor con hidrocarburo de 72 mil 800 litros de capacidad cada una, 46 remolques tipo cisterna, cada uno con 31 mil litros de hidrocarburo, 19 tractocamiones de diferentes modelos, 12 motobombas de diferentes capacidades, 2 remolques tipo oficina, 1 cisterna con cuatro mil litros de urea, con un estimado de siete millones 944 mil litros de hidrocarburo. Todo quedó a resguardo de las fuerzas federales.
Ese mismo día, pero en diferente lugar geográfico del país, se llevaba a cabo la operación Bastión en seis municipios del Estado de México: Amatepec, Luvianos, Sultepec, Tejupilco, Temascaltepec y Tlatlaya, colindantes con Michoacán. 21 ranchos con una excentricidad extrema fueron asegurados.
“Fiscalía del Edomex lleva a cabo técnicas de investigación de cateo en 21 ranchos, casas, bodegas y puntos de vigilancia relacionados con las actividades de un grupo delictivo con orígenes en Michoacán”, señaló el comunicado. Este grupo delictivo sería el “Cártel de la Familia Michoacana”, tercero en orden según la clasificación de terroristas que el gobierno norteamericano comunicó hace un par de semanas; sólo por debajo del “Cártel de Sinaloa” y el “Cártel Jalisco Nueva Generación”.
Los ranchos contaban con la extravagancia de aquellos criminales que se sienten intocables; muros chapados en oro, zoológicos con animales exóticos, albercas y lagos artificiales, animales disecados en enormes áreas de terreno. Marina, Ejercito, Guardia Nacional y elementos de Seguridad Pública conjuntaron la operación. Todo quedó a resguardo de autoridades.
Tres días después, el lunes 31 de marzo, cuando el asombro de la incautación de los ocho millones de huachicol y el aseguramiento de la excentricidad que denotaban los 21 ranchos en el Estado de México tenían boquiabiertos a los mexicanos, llega el aseguramiento de un buque con diez millones de litros de diésel en Tampico, Tamaulipas, esto lo informó en su cuenta de X, Omar García Harfuch.
Según el secretario de Seguridad, un buque arribó al puerto de Tampico el pasado 19 de marzo, presuntamente con carga de aditivos para aceites lubricantes, por lo que fue interceptado. El total de lo asegurado en un terreno de una empresa de fletes fueron diez millones de litros de diésel, 192 contenedores, 23 tractocamiones con remolque y seis tractocamiones sin remolque, tres camionetas tipo pick-up, equipos de cómputo y otros materiales, 18 cartuchos de arma corta y documentación diversa, todo en un predio ubicado cerca de la carretera Camino Antiguo a Medrano.
La constante en dichos decomisos es la colusión de gobiernos de todos los niveles durante el mandato de López Obrador, principalmente el federal. ¿Cómo sacas 10 millones de litros de diésel y ocho millones de gasolina de las refinerías de PEMEX sin que nadie se entere? Porque el hidrocarburo robado tuvo que haber salido de una refinería; ¿Cuántos millones de litros de hidrocarburos fueron robados de esta forma durante el sexenio de AMLO? ¿Cómo vendes 18 millones de huachicol sin que ninguna autoridad se percate? Y en el caso de los excéntricos ranchos: ¿quiénes dieron los permisos de construcción? y ¿cómo es que ninguna autoridad sabía que ahí se reunían a convivir y vacacionar los líderes de dicho cártel?
Estos decomisos dejan en claro dos cosas; la primera: el crimen creció desproporcionalmente baja el lema de “abrazos, no balazos” de Andrés Manuel López Obrador, siendo él como presidente del país el primer responsable de que eso pasara durante su sexenio; segundo: la presidenta Claudia Sheinbaum con todos estos decomisos abre también una “caja de Pandora”, ya que de paso exhibe de manera clara la colusión que imperó entre criminales y presidencia, pero cosa aparte resulta el huachicol gubernamental en el periodo de gobierno de López Obrador, donde Pemex simple y sencillamente formó parte de un saqueo institucional que todavía falta conocer el fondo.