El proceso electoral que concluyó el pasado 2 de junio fue el más violento de la historia reciente de México. Con 32 candidatos asesinados entre septiembre de 2023 y junio de 2024, el proceso electoral quedó empañado por la violencia perpetrada contra los políticos que aspiraban a un cargo.

Esa violencia electoral tuvo uno de sus momentos más dramáticos cuando José Alfredo Cabrera, candidato de la coalición Fuerza y Corazón por México a la alcaldía de Coyuca de Benítez en Guerrero, fue asesinado durante uno de sus actos de campaña por un sicario que le disparó por la espalda antes de que él, a su vez, fuera asesinado por los guardaespaldas del candidato.

Cada vez que un candidato o candidata era asesinado, el presidente López Obrador lamentaba los hechos, pero le dedicaba más tiempo a criticar a los medios de comunicación por difundir la noticia que a condenar la propia violencia.

Pero, además de los asesinatos, se registraron otras formas de violencia política. Data Cívica tiene un registro de al menos 74 candidatos que fueron secuestrados, amenazados o que sufrieron atentados fallidos. En algunos casos, los candidatos optaron por bajarse de la contienda, en otros, prácticamente dejaron de asistir a eventos púbicos sin renunciar a la campaña de manera formal.

En total, Data Cívica registró 42 integrantes de partidos políticos atacados, 157 funcionarios que fueron víctima de alguna agresión por parte de la delincuencia organizada y 25 familiares de políticos o funcionarios que también fueron atacados.

RESULTADOS ELECTORALES

El partido MORENA volvió a arrasar en las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio. El tsunami de 2018 que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república se repitió, pero ahora con más impulso.

De las nueve gubernaturas en juego, MORENA ganó siete. Sólo los estados de Guanajuato y Jalisco resisistieron la ola. El resto, incluyendo estados gobernados por MORENA en los que la violencia, los escándalos de corrupción y el mal desempeño de sus funcionarios hacían preveer un cambio de partido, también sucumbió a los candidatos apadrinados por López Obrador.

El miércoles 5 de junio, la Secretaría de Gobernación dio a conocer que con el 96 por ciento de los votos escrutados, Claudia Sheinbaum confirmaba su triunfo con el 59.35 por ciento de las preferencias electorales, seguida muy de lejos, a 30 puntos de distancia, por la candidata Xóchitl Gálvez, quien llevaba el 27.9 por ciento. Y en tercer lugar se ubicaba el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, con el 10.41 por ciento de los votos.

Sheinbaum ganó en 31 de las 32 entidades de México. Sólo el estado de Aguascalientes, gobernado por el PAN desde 1998 (con excepción del periodo 2010-2016) le dio el triunfo a la candidata Xóchitl Gálvez.

Incluso MORENA recuperó terreno en la Ciudad de México, donde tras las elecciones intermedias de 2021, la oposición conformada por la alianza PRI-PAN-PRD llegó a ganar 11 de las 16 alcaldías. En la elección del pasado 2 de junio, MORENA recuperó 11 alcaldías, en tanto que la oposición sólo se quedó con cinco, entre ellas, la Benito Juárez y Miguel Hidalgo, que siempre votan por el PAN.

Pero la principal contienda para la oposición estaba en el Legislativo, donde esperaban conseguir un buen número de representantes, suficiente para detener las reformas constitucionales del presidente López Obrador, para las cuales se necesitan dos terceras partes del Congreso y del Senado.

No lo consiguieron en el Senado, donde se quedaron a dos escaños de conseguir la mayoría calificada. MORENA y sus aliados consiguieron 372 diputados y 83 senadores, dijo el miércoles la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.

Los números asegurarían a la coalición oficialista una mayoría calificada en la Cámara de Diputados, pero no en la de Senadores, donde necesitaría 85 de los 128 escaños para reformar la constitución sin importar el voto de la oposición.

En esta nueva distribución de fuerzas, el PAN quedó como la primera fuerza política de oposición. Y aunque Movimiento Ciudadano también registró buenos números, no está claro si el “movimiento naranja” es un partido opositor o un aliado secreto del oficialismo.

El cambio de Legislatura ocurrirá un mes antes de que tome el poder la presidenta electa, por lo que representa una oportunidad para que el presidente López Obrador pase algunas de las reformas que mandó en febrero, incluyendo una iniciativa para reformar el poder judicial conocido como el “Plan C”.