De nueva cuenta, la fiscal Sara Bruna Quiñónez Estrada volvió, ante la ineficacia de la institución autónoma que dirige, a revictimizar y estigmatizar a una persona, esta vez con la joven Aimé, cuya desaparición y muerte desató una oleada de protestas en el puerto de Mazatlán. Después de toda una serie de pifias en las que incurrió con poca transparencia la Fiscalía General del Estado, Quiñónez Estrada terminó por lavarse las manos, acusar a la familia de “gente humilde” y de no saber que el auto en el que fue encontrada sin vida había sido un regalo, lo que provocó la indignación de grupos feministas y de amistades. En pocas palabras lo que la fiscal intentó hacer es “matar al mensajero”.

Por Santiago Rentería.

Tal parece que para la Fiscalía General del Estado, la instrumentalización de la procuración de justicia en contra de los adversarios políticos del gobierno de Rubén Rocha Moya son la máxima prioridad, pero cuando se trata de dar acceso a la verdad a las familias, le surgen los escrúpulos personales.

Cuando familiares de la joven Aimé Joanna, de 23 años, originaria de Concordia, salieron a manifestarse primero por su desaparición y luego para denunciar irregularidades en la versión oficial de la Fiscalía, llegaron a declarar que había presiones para desistirse de las protestas por el puerto de Mazatlán.

Contra todo, el 5 de abril en que hallaron el cadáver de la joven en un barranco de la sierra de Concordia, amistades y familiares marcharon por el Malecón del puerto exigiendo justicia.

Hasta ahora, a pesar de que la fiscal señala poseer la carpeta y los hechos sobre el caso, sus declaraciones, consideradas como violatorias de derechos humanos, no abonaron a la transparencia del caso.

El carpetazo

Desde que Aimé ya no se reportó el 1 de abril, cuando salió de su domicilio temporal en Lomas de San Jorge, en Mazatlán, de inmediato sus redes de apoyo comenzaron a exigir a las autoridades encontrarla con vida, pero todo terminó en tragedia: el día 5 encontraron su cuerpo en el fondo de un barranco en el interior de un vehículo.

De inmediato la fiscal salió a medios a través de su área de prensa para confirmar que todo fue un accidente y no un feminicidio. En un vídeo de un minuto con 57 segundos, declaró lo siguiente:

“Respecto al lamentable deceso de la joven Aimé Joanna Millán Estrada, según hechos ocurridos en la carretera que conduce de Malpica a Concordia, estado de Sinaloa, en el kilómetro 280 para ser más precisos, su vehículo fue encontrado en el fondo de un barranco por elementos de la Policía Municipal, cabe precisar que todos los datos fueron recabados por Fiscalía, así como los indicios materiales que fueron encontrados en el lugar de los hechos indican que se trató de un accidente”.

De igual manera, Quiñónez Estrada se enfocó en explicar, bajo supuestos presumidos, cómo pudo haber ocurrido ese accidente en el que la familia y amistades de la víctima, no creían, pues la joven no tenía carro ni sabía conducir.

La fiscal siguió: “El vehículo cayó en una curva, el trayecto era recto y de pronto surge una curva, eso hace suponer que, al pasarle inadvertida, al no percatarse de que estaba esa curva, el vehículo se fue derecho y fue lo que ocasión que se volcara y rodara hasta el fondo del barranco, ella quedó en el asiento del conductor lo cual nos hace concluir por una elemental lógica que era ella quien conducía, no se encontró ningún dato, ninguna huella de alguna otra persona que la acompañara”.

“El informe del médico no ha determinado la causa exacta de su muerte, estamos en ese proceso, sin embargo, tenía un traumatismo craneoencefálico, eso nos indica que pudo haber sido la causa de su muerte, su cabeza se estrelló contra el tablero, había huellas eméticas en el tablero, todo esto nos hace suponer que esa fue la causa de su deceso”.

“Además el vehículo sí estaba a su nombre, tenemos el recibo de las placas que había adquirido recientemente, con más precisión el 31 de marzo había sacado las placas”, relató la Fiscal.

Inconformes

De acuerdo con la versión de la familia y amigas de Aimé, la joven de 23 años salió de su casa en Lomas de San Jorge en Mazatlán con destino a su comunidad en Concordia.

La última vez que se tuvo contacto con ella fue a las diez de la noche del 31 de marzo, y dijo que se encontraba rumbo a la sindicatura de Villa Unión. Ya después no se supo nada, tampoco dijo si iba sola o acompañada.

Tras su desaparición, el lunes 3 de abril, la familia dijo que Aimé sí iba acompañada, pero desconocían la identidad de la persona. Dos días después, cuando las protestas estaban en su apogeo, las autoridades hallaron su cuerpo dentro de la unidad. De inmediato, con lo que tuvieron a la mano, declararon que fue accidente.

La revictimización

No es el primer caso en donde Sara Bruna recurre a su estrategia de revictimizar a las personas para no llegar al fondo del asunto. Lo ha hecho, en especial, con otras víctimas mujeres.

Así, mientras los seres queridos de Aimé descreían de la versión oficial, la fiscal volvió a salir a dar la cara y aseveró de manera contundente que no fue un feminicidio, sino un accidente, y además aseguró que las amigas de la chica no sabían, porque no conocían la carpeta de investigación.

“Sí, totalmente, no es feminicidio. Ella iba sola”, respondió a los cuestionamientos de la prensa. Ante esto, la fiscal se defendió con las siguientes palabras:

“Lo que pasa es que la gente habla lo que ellos consideran lo que son las cosas, no conocen la carpeta, no pueden ellos afirmar nada, porque, así como lo decimos nosotros nos estamos basando en los hechos, en la trayectoria, dicen que la muchacha no tenía carro, por supuesto que lo había adquirido un día antes, tenemos la documentación, por eso es que sus amigas, que son la mayoría las que anduvieron en la marcha pues no sabían de la existencia de ese vehículo”.

Cuando se le preguntó a Sara Bruna que, si no era extraño que ella, siendo de origen humilde como lo afirmó, se haya comprado un vehículo un día antes de su muerte, la fiscal reviró:

“Lo que pasa es que no lo adquirió ella directamente, fue un regalo que recibió”, dijo sin entrar en detalles, sin explicar quién le habría regalado el coche.

Sobre la dilación en la entrega del cuerpo de Aimé, Sara Brunca afirmó que la Fiscalía tenía los restos de la joven desde el día siguiente de su fallecimiento, pero la familia no lo reclamó.

“El cuerpo lo teníamos listo al día siguiente, pero la familia fue y la vio, y raro, nos pareció muy extraño que no lo reclamaran, no sé si por cuestiones económicas o algo, porque viene de familia muy humilde, el día que ellos lo solicitaron se les entregó el cuerpo, no fue atribuible a nosotros, ellos se tardaron mucho en reclamarlo”, concluyó.

Casos contrarios

En cambio, cuando se trata de denuncias con trasfondo político, la fiscal Sara Bruna Quiñones ha confirmado de manera adelantada la culpabilidad de los imputados, como lo fueron los casos de Jesús Estrada Ferreiro, Luis Guillermo Benítez Torres, y ahora con la denuncia contra el rector de la UAS, Jesús Madueña Molina.

De inmediato en los primeros dos casos, declaró que la Fiscalía tenía elementos para encontrarlos responsables de imputaciones contra el servicio público, sólo Estrada ha sido vinculado a proceso, la audiencia de El Químico se volvió a posponer este miércoles 12 de abril.

En el caso del rector de la UAS, si bien no existe una orden de aprehensión en su contra, la Fiscalía trabaja ya en una carpeta de investigación para encuadrar los delitos, allegándose de más información para proceder de manera oficiosa, de acuerdo con fuentes internas.

Al final, la fiscal, Sara Bruna, maneja los casos a órdenes desde el Palacio de Gobierno, donde se deja caer todo el poder del Estado contra quienes estén en contra de los intereses de quienes mandan actualmente en Sinaloa.