“A Mazatlán se va a tres cosas: a pasear por el malecón, a comer mariscos y a escuchar banda sinaloense”. Con este mensaje en la red social X, antes Twitter, un usuario respondió a la polémica que en días recientes se desató por las quejas de empresarios hoteleros de Mazatlán que buscan prohibir la música de bandas sinaloenses en las playas.

Empresarios hoteleros de Mazatlán señalaron que sus huéspedes se quejan del “ruido” que hacen las bandas de música sinaloense que andan por las playas del puerto ofreciendo sus servicios a los turistas.

La queja de los hoteleros dio lugar a una discusión sobre uno de los temas de actualidad que más encienden las redes sociales en México: la gentrificación y el turismo.

De acuerdo con el Instituto de Geografía de la UNAM, la gentrificación es la rehabilitación urbana y social de zonas que estaban deprimidas o deterioradas, lo que provoca la expulsión de los vecinos originales y el arribo de nuevos residentes con mayor poder adquisitivo que sí pueden pagar servicios y rentas elevadas en lugares que han sido remodelados.

La gentrificación es un fenómeno que ocurre en diversas partes del país. El incremento del costo de vida en las ciudades de Estados Unidos ha provocado que muchos ciudadanos de ese país se muden a distintas ciudades de México, donde las rentas, los servicios y los alimentos son mucho más baratos.

EL FENÓMENO

Los expertos señalan que, si bien la remodelación de zonas deterioradas mejora la imagen urbana, también viene acompañado por el fenómeno del desplazamiento. A medida que una zona luce mejor, el interés por ella aumenta y eso desata una especulación inmobiliaria que eleva el costo de las rentas, lo cual acaba por expulsar a los vecinos que con un salario en pesos mexicanos no se pueden dar el lujo de pagar una renta diseñada en dólares.

En Mazatlán este es un fenómeno que se ha venido incrementando con las millonarias inversiones públicas y privadas que se han realizado en los últimos años. Las inversiones públicas en proyectos como el estadio de futbol o el acuario Mar de Cortés se han llevado a cabo con el argumento de que se busca revitalizar el principal destino turístico de Sinaloa. Sin embargo, la realidad es que se han traducido en negocios millonarios para los empresarios privados a quienes se les han entregado las concesiones.

EL COMIENZO DE TODO

La polémica se encendió en redes sociales luego de que en semanas recientes se difundiera un video tomado en la terraza de un hotel frente a la playa. En las imágenes aparecen turistas canadienses disfrutando de un recital de música clásica. De pronto, este se interrumpe cuando una banda sinaloense en la playa comienza a tocar para unos turistas. El video provocó reacciones encontradas. Mientras que unos lo tomaron con humor, como una muestra de folclor local, otros lamentaron que no haya un ordenamiento en el servicio que prestan los músicos de playa.

El empresario hotelero Ernesto Coppel Kelly aseguró que no se puede seguir permitiendo “el escándalo de ruido cacofónico que se generan en los vehículos de transporte público” y las bandas de música, por lo que pidió a las autoridades poner “orden” en ese sentido.

“No podemos permitir ni un momento más este escándalo de ruido cacofónico que se generan en los vehículos de transporte publico como pulmonías, urigas y autobuses urbanos que están causando un daño tremendo a la ciudad. Este es un destino que está creciendo y miles de millones de dólares se están invirtiendo cada año. A mí me gusta la música de banda, pero son un escándalo, son un desastre en las playas mazatlecas. No dejan descansar a la gente. Yo tengo muchas quejas de cientos de turistas americanos que me dicen no vuelvo a mazatlan por el escandalo y el ruido que provoca que tengan una proyeccion de destino turístico chafa”.

Otro representante de los hoteleros que también levantó la voz fue el gerente del hotel Double Three By Hilton de Zona Dorada, quien afirmó que la queja más recurrente de sus huéspedes es por el ruido. “No solamente en las playas con las bandas, también con todos los bares y antros y todo lo que está en la vialidad. Solo uno de cada 50 huéspedes usa ese tipo de servicio”, expresó el gerente.

El director de Grupo Venados, José Antonio Toledo Ortiz, también se pronunció a esta alianza antruido: “No estamos de acuerdo con que a las tres o cuatro de la mañana pasen y te truenen los vidrios de la casa y tengas a Carin León adentro de tu recámara”, declaró en un video en redes sociales.

Los comentarios de estos empresarios causaron polémica en redes sociales, donde la discusión se encendió todavía más cuando se divulgó la foto de un letrero con el logotipo del condominio Camino al Mar en el cual se prohibe contratar a bandas frente a las instalaciones.

“Se les recuerda que está prohibida la contratación de cualquier grupo musical o banda en el área de playa frente al condominio Camino al Mar concesionada al condominio”, dice el cartel.

En redes sociales, locales y turistas que han visitado Mazatlán recuerdan que en México las playas son de dominio público, por lo que ningún hotel puede prohibir la contratación de grupos musicales en el área de playa. Es la Oficialía de Partes del Ayuntamiento de Mazatlán la dependencia que se encarga de entregar los permisos para vendedores ambulantes y prestadores de servicios.

Santiago Rosas, secretario general del Sindicato de la Música sección 98, aseguró que la situación que viven los músicos de Mazatlán es “perniciosa” y criticó la actitud adoptada por el gremio hotelero.

“No quieran imponernos usos y costumbres de otras personas. Somos mazatlecos, tenemos una idiosincracia”, afirma Rosas en un video publicado en la página de Facebook de El Músico Camorrero. “Así somos felices nosotros, si no les asiste la felicidad de nosotros, retírense a otro lugar donde los usos y costumbres sean en beneplácito de ustedes, pero a nosotros no nos quieran cambiar eso”

“Estamos en defensa de nuestra música y nuestros músicos”, concluye Santiago Rosas.