El organo electoral de México, como una más de las instituciones cooptadas por el lopezobradorismo, ha avalado la sobrerrepresentaación de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, lo que abre la puerta a una nueva dictadura de partido como la que se vivió en México durante los 70 años del PRI.
Por Redacción De Primera Noticias.
El pasado 23 de agosto, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó por mayoría de votos (ocho contra tres) la asignación de diputaciones por representación proporcional que le dieron a Morena y aliados la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
De esta manera, Morena, Partido Verde Ecologista de México y Partido del Trabajo obtuvieron un total de 364 escaños, suficientes para que la coalición gobernante pueda cambiar la Constitución por sí sola, sin necesidad de debatir con la oposición conformada por el PAN, PRI y MC, a partir del 1 de septiembre.
Las interpretaciones sobre el artículo 54 constitucional impulsaron a los partidos oficialistas a aferrarse hasta conseguir la mayoría calificada, mientras que la oposición se mantuvo en una postura que buscaba dar cauce a la representación proporcional y evitar la sobrerrepresentación legislativa.
De esta manera, el Partido del Trabajo, que no ganó un solo distrito, contará con 42 diputados federales en el Congreso de la Unión, denunció enérgicamente Movimiento Ciudadano, argumentando que esta asignación constituye una sobrerrepresentación ilegal porque la coalición oficialista obtuvo el 54 por ciento de los votos en la elección del 2 de junio, aunque ahora contarán con 73 por ciento de las diputaciones y 65 por ciento de las senadurías.
El presidente López Obrador ha festejado este escenario politico señalando que lo ve como una justa representación de la voluntad popular.
Sin embargo, para distintos analistas en temas políticos, la sobrerrepresentación legislativa da paso al inicio de una dictadura como la que México experimentó durante la época de oro del PRI, cuando el partido gobernante gozaba de una amplia mayoría en todos los congresos, estados y municipios, dejando sin margen de operación a la oposición, la cual era una mera figura decorativa.
“Régimen hegemónico de partido”, lo llamó diplomáticamente Octavio Paz, mientras que Mario Vargas Llosa lo calificó sin paliativos como “una dictadura perfecta”, no de un presidente sino de un partido, en la que se organizan elecciones y se renuevan cargos de manera periodica, siempre y cuando queden representantes del mismo partido y se garantice impunidad.
Con la decisión del INE, Claudia Sheinbaum Pardo será la presidenta o titular del Ejecutivo Federal con mayor poder en la Cámara de Diputados desde los tiempos del ex presidente Miguel de la Madrid (1982-1988). En aquellos años el PRI era el partido hegemónico y controlaba el 74 por ciento de los escaños en el Congreso, mientra que Sheinbaum Pardo ahora tendrá a su disposición el 73 por ciento de los diputados: una verdadera regresión democrática.
Esta nueva configuración hegemónica permitirá al Ejecutivo controlar la agenda legislativa en la Cámara de Diputados, aunque en el Senado, Morena y aliados no consiguieron formalmente la mayoría calificada, lo que implica que tendrán que convencer a tres o cuatro senadores de oposición para conseguir las dos terceras partes que necesitan para aprobar reformas.
Entre estas se encuentran la reforma al Poder Judicial y la extincion de los organismos autónomos. La primera busca, entre otras cosas, que jueces sean elegidos mediante el voto popular. La segunda pretende desaparecer organismos indispensables para la vida democrática y la rendición de cuentas como el Instituto Nacional de Transparencia (INAI).
Para el abogado constitucionalista, Miguel Ortiz, estas reformas implican un debilitamiento de la autonomía e independencia del Poder Judicial y de la democracia en general.
“Debe de existir una division de poderes, un sistema de pesos y contrapesos, que significa que no haya poderes absolutos, en donde un ciudadano tenga la capacidad de presentar una demanda y que tenga plena certeza de que será resuelta apor jueces capacidatos que van a resolver con plena autonomía e independencia”, declaró ante medios nacionales.
El historiador Enrique Krauze es más enfático al señalar que las instituciones de la república que “en estos días se nos van de las manos” va a costar “una generación recobrar”, por lo que pidió a la oposición “despertar del letargo” y recordar que “el 40 por ciento de los ciudadanos mexicanos que votaron lo hicieron” por los partidos de oposición.