Sheinbaum evade críticas con Fobaproa: el pasado como escudo político
martes, 29 de abril de 2025
Sheinbaum evade críticas con Fobaproa: el pasado como escudo político
El debate político subió de tono y viró hacia el pasado. La presidenta Claudia Sheinbaum ha decidido dedicar parte de sus conferencias matutinas a hablar del legado del expresidente Ernesto Zedillo, a quien acusó de “no tener autoridad moral para hablar de democracia”, tras los señalamientos que este hiciera sobre la reforma judicial.

Zedillo, en un artículo publicado en Letras Libres, criticó duramente la intención de Sheinbaum de elegir por voto popular a jueces y magistrados, calificando la medida como un ataque directo al Estado de derecho. Fue más allá: dijo que la llamada Cuarta Transformación ha derivado en un “Estado policial” que socava las instituciones democráticas construidas en las últimas décadas.

Pero en lugar de responder directamente a los cuestionamientos de fondo —militarización, captura de órganos autónomos, opacidad en megaproyectos— Sheinbaum eligió otro campo de batalla: el pasado neoliberal.

“Vamos a hablar de Fobaproa”, anunció en tono desafiante. A partir de este miércoles, su gobierno difundirá información sobre el polémico rescate bancario ocurrido bajo la presidencia de Zedillo:
  • ¿Qué fue el Fobaproa?
  • ¿A quién se le dio el dinero?
  • ¿Cuánto seguimos pagando hoy por eso?

La estrategia es clara: desviar el foco de las críticas actuales y encender el reflector sobre los pecados del pasado. La narrativa oficial busca posicionar a Zedillo como el símbolo del neoliberalismo corrupto, el villano que rescató a banqueros mientras hipotecaba a generaciones enteras.

Choque generacional y político

El intercambio no es menor. Se trata de dos visiones completamente opuestas del país. Por un lado, un expresidente que intenta recuperar espacio en el debate público desde el discurso técnico-institucional. Por el otro, una presidenta que representa la continuidad del obradorismo y que ha hecho de la crítica al pasado su base de legitimidad.

Sin embargo, el recurso de mirar atrás también revela una incapacidad para enfrentar las críticas del presente. En lugar de hablar sobre el desplome del sistema de salud, la falta de transparencia en obras como Dos Bocas o el Tren Maya, o los múltiples reportes sobre militarización de tareas civiles, Sheinbaum opta por revivir los años noventa.

El riesgo de gobernar desde la trinchera

Todo apunta a que esta confrontación puede terminar por dividir más al país, justo en un momento en que se requiere claridad, diálogo y respuestas a los desafíos actuales. Convertir la mañanera en un tribunal del pasado puede resultar útil políticamente, pero no soluciona los problemas urgentes que enfrentan millones de mexicanos.

En conclusión, Sheinbaum y Zedillo han abierto una nueva grieta en el ya polarizado escenario nacional. Pero mientras uno mira hacia el futuro con críticas duras, la otra opta por gobernar mirando por el retrovisor.



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