La caída más fuerte en más de una década pone en jaque a millones de familias mexicanas; las políticas migratorias de Trump y un posible impuesto agravan la crisis.
En abril, las remesas enviadas por migrantes mexicanos desde Estados Unidos cayeron 12.1% respecto al mismo mes de 2024, según cifras del Banco de México. Con 4 mil 761 millones de dólares recibidos, el país registró su peor abril desde 2009, en plena crisis financiera global.
La tendencia ya preocupa. En lo que va de 2025, es el segundo mes con caída anual en los envíos, sumando un retroceso cuatrimestral del 2.5%. Es la primera vez desde 2013 que se observa una baja tan prolongada. ¿La razón? Para analistas, el golpe no es sólo económico, sino también político, ya que el deterioro del mercado laboral y el miedo a ser deportados inhiben tanto el trabajo como el envío de dinero”.
Y lo peor aún no ocurre. El Congreso estadounidense discute una propuesta impulsada por Trump para imponer un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas desde EU. De aprobarse, el golpe será directo a cerca de 40 millones de personas, entre migrantes indocumentados, trabajadores temporales y residentes legales.
Entre enero y abril, el superávit de remesas fue de 18 mil 627 millones de dólares, 2.2% menos que en 2024. Aunque sigue siendo una fuente clave de ingreso para muchas familias mexicanas, el futuro es incierto. Y si el Congreso estadounidense aprueba el impuesto, el golpe podría sentirse aún más fuerte.
Mientras tanto, en México, el gobierno guarda silencio. La caída de remesas es una alarma que aún no suena lo suficientemente fuerte en Palacio Nacional, pero que ya golpea los bolsillos del sur del Río Bravo.