A principios de mes, la facción del crimen organizado que comandan los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, lanzó un ultimátum en contra de quienes presuntamente fabrican fentanilo en Sinaloa, con una serie de lonas colgadas en puentes y lugares públicos, lo cual se replicó a lo largo y ancho de Sonora una semana después, esto como respuesta a la persecución emprendida por el gobierno de Estados Unidos en conjunto con el mexicano, en el contexto de la solicitud de detención y extradición del resto de los hermanos de Ovidio Guzmán López, “El Ratón”, cuyo proceso judicial apenas comenzará en la Corte Federal de Chicago, en el mismo tribunal por el que han pasado otros miembros del Cártel de Sinaloa. Con la advertencia lanzada por “Los Chapitos” a quienes fabriquen o distribuyan fentanilo, también se impone la narrativa desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador -seguido por el de Rubén Rocha Moya- de que en el país “no se produce”, sólo es territorio de tránsito.

CULIACÁN, SINALOA.- El operativo quirúrgico realizado el sábado 23 de septiembre pasado por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional que llegaron y tumbaron el portón de una unidad residencial privada del Desarrollo Urbano Tres Ríos, fue una de las “gotas que derramó el vaso” pues en este despliegue naval, fueron detenidos dos presuntos escoltas de uno de hermanos Guzmán Salazar.

De acuerdo con el video de seguridad, los militares arribaron durante la mañana en un pequeño convoy, apoyado por el sobrevuelo de un helicóptero, el guardia de seguridad fue ignorado y los soldados empujaron el portón con una de las camionetas: la operación tenía que ser lo más rápido posible.

Testigos de la privada Alegranza señalaron que los soldados en ningún momento mostraron documentos de órdenes de cateo. Durante las primeras horas los medios informativos cubrieron la movilización, pero se desconocían los resultados.

Fue hasta más tarde cuando se supo que al interior de uno de los domicilios fueron localizados dos jóvenes. Se trata de Cristian Rafael Rodríguez (27 años) y Kevin Noé García (24), quienes de inmediato fueron vinculados con los hijos de El Chapo Guzmán.

En medios nacionales trascendió que ambos jóvenes trabajaban bajo las órdenes directas de Alfredo Guzmán Salazar, conocido como “El Alfredillo”, uno de los hermanos del medio, y quien de acuerdo con la DEA, es uno de los cerebros financieros del grupo criminal de “Los Chapitos”.

Los dos presuntos escoltas estaban en la casa marcada con el número 23 de la calle Circuito Paseo de España, del residencial antes mencionado. En la cochera del inmueble encontraron una camioneta con un fusil automático color café, con un sistema de mira sofisticado.

Las identidades de ambos jóvenes fueron confirmadas por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) mediante el Registro Nacional de Detenciones (RND). A diferencia de otros detenidos, estos fueron trasladados a la Ciudad de México.

Según los partes de los militares, el Ejército fue alertado de movimientos de personas armadas en ese domicilio de Alegranza, y de ahí se maquinó el operativo que dio con la captura de Kevin y Cristian.

Informes clasificados señalan que al interior de la privada estuvo presente Alfredo Guzmán y su jefe de seguridad, pero alcanzaron a ser alertados previo al operativo militar y escaparon con escasos minutos de ventaja.

PRESIÓN GRINGA

La presión de las autoridades de Estados Unidos, en particular de la DEA y el Departamento de Justicia, en contra del grupo de Los Chapitos, comenzó en abril del 2023, cuando enviaron a los hermanos y sus principales líderes a la lista de los más buscados, además de crecer el monto del programa de recompensas.

De manera coordinada, también la directora de la DEA, Anne Milgram, comenzó a declarar que eran los hermanos Guzmán los más importantes productores y traficantes de fentanilo, quienes contaban con redes sofisticadas de distribución, de recepción de precursores y laboratorios en el país.

A las pocas semanas, se comenzó a rumorar que la orden de Los Chapitos era parar la producción de fentanilo, sea del grupo que sea. Además, a principios de mayo enviaron una carta pública a Milenio Televisión desligándose del tráfico del opiáceo sintético.

En Culiacán comenzaron a aparecer cadáveres con puñados de pastillas de fentanilo a un lado, como si se tratara de un siniestro mensaje de que nadie puede vender o transportar esta mercancía. Sin embargo, para julio ya los casos de este tipo de crímenes habían cesado de repente.

Hasta la fecha, ya no han vuelto a aparecer cuerpos con este tipo de mensajes que hagan alusión a la prohibición.

NARCOMANTAS

Las lonas con el mensaje de advertencia contra quienes fabriquen, transporten o vendan fentanilo llegó justo 9 días después del operativo en la privada del Tres Ríos y también en vísperas de la reunión de seguridad entre altos miembros del gobierno estadounidense con sus pares del gabinete de López Obrador en Ciudad de México.

En una acción coordinada, en Culiacán, Mazatlán, Guamúchil y Los Mochis fueron localizadas al menos 11 narcomantas con el mismo mensaje escrito, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública al mando del general Gerardo Mérida Sánchez, quien dijo que los mensajes demostraban que en Sinaloa “nada de fentanilo”.

“Atención: Debido a la incesante desinformación de algunos medios de comunicación y la evidente omisión del gobierno al no investigar y perseguir a los verdaderos culpables de esta epidemia. En Sinaloa, queda estrictamente prohibido la venta, fabricación, transporte o cualquier tipo de negocio que involucre a la sustancia conocida como fentanilo, incluyendo la venta de productos químicos para su elaboración”, señalaba el texto, en otro deslinde de los Guzmán.

Y es que en la carta de mayo, Los Chapitos aseguraron que había personas que usaban el nombre de ellos para hacer negocios. Sin embargo, el discurso de los Estados Unidos no cambió ni un ápice.

El 15 de septiembre, como carambola de doble banda, el presidente Andrés Manuel López Obrador -que no la corte- autorizó la extradición de Ovidio Guzmán a Chicago, lo que también generó más presión al grupo criminal cuyo epicentro es Sinaloa.

Durante el encuentro de la delegación de seguridad estadounidense, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, agradeció especialmente la extradición a Estados Unidos de Ovidio Guzmán.

“No será el último”, recalcó Garland, puesto que Washington pide ahora la captura y extradición de los otros tres hijos de “El Chapo”, llamados “Los Chapitos”, por su vinculación en el tráfico de fentanilo con el Cártel de Sinaloa.

Analistas señalaron que una de las formas de intentar bajar la presión sobre ellos, fue la de salir de manera pública a decir que por su parte, ellos prohíben la producción, venta y distribución del fentanilo, con la consabida amenaza de muerte para quienes violenten esta imposición, como si se tratara de un gobierno paralelo al existente.

A casi dos semanas del recado escrito en lonas de vinil, no habían aparecido cuerpos con pastillas, como ocurrió en mayo pasado.

SE REPLICA EN SONORA

A los días de entrar en vigor la prohibición en Sinaloa, grupos criminales avecindados en Sonora también replicaron el mensaje en aquel territorio, en las lonas se leyó que el grupo de Los Pelones y Los Cazadores, células aparentemente ligadas a los Guzmán, también serían irrestrictos con el tema de la producción y tráfico de fentanilo.

Sin embargo, los números no muestran que Sonora sea un lugar donde hayan encontrado laboratorios clandestinos, lo que sí es que han sido asegurados vehículos con importantes cantidades de esta droga, traficada rumbo a la frontera norte.

Otro de los rumores que circularon en Sinaloa, fue que agentes encubiertos de la DEA posiblemente anduvieron realizando trabajo de campo en las semanas de mayo y junio, de ahí el deslinde, para tratar nuevos operativos de captura del resto de los hermanos.