Por Redacción Especial
Culiacán, Sinaloa, 9 de mayo de 2025
El día de hoy se cumplen 8 meses desde el inicio de la guerra interna en el Cártel de Sinaloa, una disputa entre las facciones de “Los Chapitos” y “La Mayiza” que ha sumido al estado en una crisis de violencia y desestabilización sin precedentes.
El origen del conflicto
La confrontación armada comenzó el 9 de septiembre de 2024, poco después de la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, líder histórico del cártel. La detención, presuntamente facilitada por una traición interna, provocó el choque entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, y los seguidores leales a Zambada, denominados “La Mayiza”. El poder y el control del tráfico de drogas nacional e internacional fueron los detonantes de esta guerra.
Impacto social: Zonas bajo fuego
Desde el inicio del conflicto, municipios como Culiacán, Navolato y Mazatlán han sido epicentros de la violencia. La población ha enfrentado bloqueos carreteros, incendios de vehículos y enfrentamientos armados en plena vía pública. Las actividades económicas y escolares se han visto severamente afectadas, con múltiples cierres temporales de negocios y suspensión de clases.
El conflicto sigue consumiendo el territorio del estado, en días pasados la violencia se extendió hacia el norte, en zonas que habían permanecido tranquilas o al menos eso parecía; la población de Mocorito, Guamúchil, Guasave y Badirguato, han vivido días de terror con balaceras interminables.
Las cifras son escalofriantes: más de 1,200 muertos y 1,400 desaparecidos en estos ocho meses. La ciudadanía vive con miedo, y el desplazamiento forzado se ha convertido en una triste constante. Familias enteras han abandonado sus hogares en busca de seguridad en otros estados.
Consecuencias económicas: Un golpe a la estabilidad
La economía sinaloense ha sufrido un fuerte impacto. Sectores como el turismo, la agricultura y el comercio han experimentado pérdidas millonarias debido a la incertidumbre y la violencia. El cierre temporal de rutas comerciales y el temor de inversionistas han afectado la dinámica económica del estado.
El costo humano también repercute en la productividad. Trabajadores han dejado sus empleos para garantizar la seguridad de sus familias, mientras que empresarios han denunciado extorsiones y amenazas provenientes de ambas facciones del cártel.
Seguridad: Una respuesta insuficiente
El gobierno federal y estatal han desplegado más de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional y el Ejército en puntos estratégicos, pero la estrategia parece insuficiente. Las acciones de contención no han logrado frenar la violencia, y la población siente que las autoridades han perdido el control.
Pese a operativos recientes, la falta de coordinación entre instituciones de seguridad ha permitido que las facciones del cártel sigan operando con relativa impunidad. Las comunidades exigen una respuesta más contundente y eficaz, mientras crecen las críticas hacia la estrategia de seguridad federal.
¿Qué han hecho los gobiernos?
Aunque se ha intensificado la presencia militar en los municipios más afectados, la falta de acciones concretas para proteger a la población sigue siendo un reclamo constante. El gobernardor Rubén Rocha Moya, no ve ni escucha los reclamos de los ciudadanos.
El gobierno federal, por su parte, ha reiterado su compromiso con la pacificación de Sinaloa, pero sin ofrecer soluciones claras que permitan frenar la violencia de manera efectiva.
¿Hacia dónde va el conflicto?
Todo parace indicar que el conflicto no muestra señales de disminuir a corto plazo. La fragmentación del Cártel de Sinaloa ha dado lugar a células autónomas que actúan con independencia, lo que dificulta cualquier intento de negociación o tregua.
Sin un liderazgo único, el cártel parece estar atrapado en una prolongada guerra interna. Mientras tanto, los ciudadanos siguen pagando el precio de un conflicto que parece lejos de resolverse.
Reflexión final
El conflicto armado entre las facciones del Cártel de Sinaloa refleja la incapacidad del Estado para garantizar la paz en la región. La población sigue esperando soluciones integrales que no solo contemplen la militarización, sino también el fortalecimiento del tejido social y el desarrollo económico. Hasta que no se restablezca el control estatal, la guerra entre “Los Chapitos” y “La Mayiza” continuará cobrándose más vidas y destruyendo el tejido social de Sinaloa.