Por Eduardo Rivadeneyra Núñez | DePrimera Internacional
El mundo ordenado en torno a una súper potencia dominante que se configuró tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética está cambiando. La transformación se observa en los nuevos equilibrios internacionales que apuntan hacia un orden multipolar, es decir, en el que habrá más de una sola potencia dominante.
Rusia vuelve a hacer contrapeso a Estados Unidos en el aspecto militar, como en la era de la Guerra Fría, mientras que China lo hace en lo económico y tecnológico. Mientras el Grupo de los 7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) continúa agrupando a las potencias financieras y económicas, el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se levanta frente a ellos compitiendo ya por la supremacía comercial y se prepara para aceptar a nuevos miembros.
Lo cierto es que ni el Yuan ni el Rublo están actualmente en condiciones de reemplazar al dólar como unidad monetaria en el intercambio mundial y se espera que Estados Unidos mantendrá su estatus de potencia durante décadas. Sin embargo, ya hay señales de que ha comenzado a ceder espacios ante sus competidores que ya no se muestran temerosos ante las presiones de aplicación de tarifas comerciales y comienzan a responder con amenazas de que actuarán en la misma forma.
Incluso Brasil se atrevió a plantar cara a Washington cuando el presidente Trump advirtió que aplicaría tarifas de 50 por ciento a los productos brasileños en caso de que se atrevieran a iniciar un juicio contra su aliado, el ex mandatario Jair Bolsonaro, acusado de intentar un golpe de estado. El presidente Lula da Silva advirtió que ante la elevación de las tarifas estadounidenses se aplicaría lo mismo a los productos de ese país en el mercado brasileño y las audiencias contra el ex presidente continuaron con la representación gubernamental solicitando una sentencia de más de 40 años. El juicio se programó para celebrarse en septiembre próximo.
Los países europeos que durante siglos habían desempeñado el papel de potencias mundiales parece que ahora sólo serían comparsas de Estados Unidos. Sin embargo los planes de rearme de la Unión Europea podrían colocarlos de nuevo en un papel protagónico. Con la determinación de que cada país asigne el 5 por ciento de su Producto Interno Bruto podrían recuperar para 2029 el estatus de superpotencia si actúan como grupo a pesar de que por ahora pierden las posiciones dominantes que mantuvieron en África.
Los ajustes para alcanzar la nueva conformación de los equilibrios internacionales ocasionarán cambios en la vida cotidiana de las personas que muy probablemente tendrán que acostumbrarse a vivir en un periodo de incertidumbre sin tener claro lo que pueden esperar que suceda en sus entornos, principalmente en su forma de vida y en la disponibilidad de distintos productos o servicios, por ejemplo, en el caso de que la aplicación de una u otra tarifa los obliguen a modificar sus patrones de consumo.
Los cambios en los ajustes geopolíticos tienen efectos económicos que modifican la vida de las personas. Un ejemplo estudiado por el economista estadounidense Richard Wolffe es el de las mujeres que, mientras el mundo se ajustaba a la unipolaridad, se encontraron en un entorno en el que los ingresos salariales de sus maridos dejaron de ser suficientes, por lo que se vieron forzadas a salir al mercado laboral y abandonaron su rol tradicional de ejes de la familia, afectando así no sólo a sus vidas, sino también a las de sus hijos. Habrá que poner atención a los cambios que se avecinan.