Moral e inmoral
sábado, 20 de julio de 2024
El Berna.
Fragilidad de principios, fragilidad de convicciones, fragilidad de pensamientos que tira por la borda cualquier intento de mantenerse firme.
Sublime pero insistente se encuentra la falacia de la moral; fantasía sembrada por aquellos que lo consumen todo, incluso, así mismos.
Farsa derivada del control de uno pocos sobre la inmensa mayoría. Denostación del poder económico, político o tribal.
Engaño que se repita una y otra vez para implantar la perturbada idea de igualdad y justicia, nada más alejado de la cruenta realidad.
Miseria que se propaga como las llamas en un bosque seco, que se alimenta con el aire del odio del dinero y sus mercenarios.
Ni la luz y el espacio es tan relativo como la moral social, la ley que rige al Universo es inquebrantable, la moral social es sólo un espejismo.
La moral y su contexto nos lleva en un viaje al océano de las apariencias, donde la riqueza económica y el linaje lo significa todo.
Es una muestra desgarradora y sádica el significado de la moral para el monarca que bajo el conveniente contexto de moral religiosa quemó a millones.
Almas que sus gritos fueron sofocados por la obediencia de las masas; con el terror como escalofriante testigo.
Gobernantes que denotan tan retorcida moral, al igual que la sociedad que permite tan perturbadora manifestación del actuar.
De lo moral a lo inmoral o de lo inmoral a lo moral sólo es un juego de palabras y, en los hechos, sólo un juego del poderoso.
La pobreza económica resuelta en lo inmoral del todo poderoso; leyes, normas y códigos que se deben de aplicar sólo a las masas.
Estratagemas para arrebatarle la libertad al individuo e inducirlo al rebaño. Poder que nace de la ilusión de gobierno de muchos otorga a tiranos.
Moral aplicada con todas sus acepciones a la aldea global que significó alguna vez el galeón que partió de África con su carga de esclavos.
Moral que le quita responsabilidad al acosador tan sólo por formar parte del jurado que dicta las normas y se refugia en el poder.
Moral perdida en nuestros tiempos por una sociedad sumisa y entregada; el tiempo es el único veredicto que destapa la inmoralidad… aunque se rece: eran otros tiempos.