Los cuerpos policiacos están en manos del Cártel de Sinaloa
domingo, 18 de agosto de 2024
Los cuerpos policiacos están en manos del Cártel de Sinaloa
 

Desde hace décadas se ha sabido que en Sinaloa las corporaciones policiacas se encuentran al servicio del narco. Incluso, durante la guerra desatada por los Beltrán Leyva en 2008, los policías quedaron en medio del fuego cruzado. Que José Rosario Heras se convirtiera en un hombre de confianza para Ismael “El Mayo” Zambada no era nada fuera de lo habitual. Por el contrario, confirma que la antes Policía Ministerial apoyaba a los Zambada, y la larga lista no es de hoy, sino de tiempo atrás.

 

 

Por Santiago Rentería.

 

 

La revelación de que uno de los mandos medios de la Fiscalía General del Estado, encargado de ejecutar órdenes de aprehensión contra presuntos delincuentes, era el principal escolta personal de Ismael El Mayo Zambada sólo pareció venir a confirmar lo que hace muchos, quizá décadas, se sabe: la colusión de las corporaciones policiacas con el crimen organizado.

 

Más que colusión, una simbiosis de la que, en cada escándalo, brota la pus, sin que ninguna autoridad haga nada. El 10 de agosto en que los abogados de Zambada hicieron pública la carta, se confirmó que el comandante José Rosario Heras López, era su escolta y se encuentra en calidad de desaparecido desde el 25 de julio, junto con el ex comandante Rodolfo Cháidez, quien también formó parte de la Ministerial.

 

De 44 años de edad, Heras López fue reportado como desaparecido por su familia, en la denuncia que presentaron el 28 de julio. La esposa declaró que él avisó que el jueves 25 acudiría a Culiacancito a visitar a sus padres, pero ya no supo de él.

 

De acuerdo con fuentes de seguridad, El Mayo, Cháidez y Heras, al igual que otros dos escoltas, llegaron a Huertos del Pedregal, ubicado por la carretera a Culiacancito, entre Bellavista y La Higuerita, en una camioneta Nissan Frontier color gris, sin placas de circulación.

 

Tras los hechos que narró Zambada, que fue secuestrado y Héctor Melesio Cuén Ojeda asesinado, en el entendido de la reunión del gobernador Rubén Rocha para resolver el conflicto político entre ambos, la unidad apareció al día siguiente oculta entre unas ramas al fondo de La Higuerita. El reporte inicial era que había dos cuerpos en el interior, pero luego policías de Investigación indicaron que no había cadáveres y que sólo hallaron un currículum con foto de una mujer.

 

Según lo documentado, el comandante Heras formaba parte de la Unidad Especializada en Aprehensiones, la encargada de hacer detenciones.

 

Durante la Semanera, el gobernador Rubén Rocha Moya, en un intento de desentenderse del comandante y su relación con Zambada, dijo que fue desde la época de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, Chuy Toño, cuando Heras fue nombrado comandante en la sindicatura de El Salado.

 

El lavado de manos incluyó el argumento de que, en todo caso, la Fiscalía era autónoma y él como Ejecutivo no tenía nada que ver.

 

EL DESLINDE DE SARA BRUNA

 

En el caso de la fiscal Sara Bruna Quiñónez Estrada también buscó deslindarse del coordinador de Aprehensiones, y de igual manera manifestó desconocer sus actividades.

 

Indicó que Heras López estaba en su periodo vacacional y que, en efecto, la familia había interpuesto denuncia tres días después de la captura de El Mayo. Confirmó también que el segundo escolta de Zambada, Rodolfo Chaidez, también había sido agente de la Ministerial en el pasado.

 

En una entrevista posterior, Quiñónez Estrada indicó que el estatus de Heras López en la Fiscalía era la de suspendido, junto con su pago quincenal, bajo el argumento de “abandono de trabajo”.

 

LOS ANTECEDENTES

 

Desde hace décadas siempre han salido a la luz los nexos de mandos claves de las corporaciones con el crimen organizado, en particular con el Cártel de Sinaloa.

 

En 2004, tras el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, El Niño de Oro, en la Plaza Cinépolis de Culiacán, en el marco de la guerra del Chapo Guzmán contra el Cártel de Juárez, se descubrió que uno de sus escoltas personales era el comandante Pedro Pérez, quien era uno de los mandos de confianza de Chuy Toño.

 

Con esto, vino una investigación de la Policía General de la República en contra de los mandos de la Policía Ministerial, Chuy Toño terminó renunciando y siendo perseguido por las autoridades federales por los delitos de lavado de dinero y cohecho.

 

También se señaló a otro director de la Ministerial de prestar servicios al narco, se trata del finado mayor en retiro Alfredo Mejía, cuyos amigos comandantes fueron vinculados con los Beltrán Leyva.

 

Luego vino la ruptura del 2008 cuando Arturo Beltrán rompió con el Chapo y El Mayo, lo que provocó una oleada de asesinatos de policías de todas las corporaciones en Sinaloa, más de cien agentes murieron en esta guerra.

 

Y es que, según las versiones, Beltrán Leyva pidió lealtad a los policías en la nómina de su hermano El Mochomo, por lo que las muertes se inscribieron en que unos policías pertenecían a uno u otro bando del cártel en conflicto.

 

De hecho, en la narconómina de El Mochomo aparecieron diversos mandos con sobornos mensuales, también en Estados Unidos se hizo público que, durante el gobierno de Jesús Aguilar Padilla, el cartel pagaba tres millones de dólares mensuales para mantener la nómina de pagos a las autoridades, desde federales, Procuraduría, policía estatal y municipal.

 

Sin embargo, a pesar de los escándalos, hasta la fecha, los gobernadores no suelen pedir una investigación profunda para combatir la corrupción al interior de las corporaciones.

 

Al contrario, en Culiacán se rumora que la Policía Municipal está al servicio de Los Chapitos, quienes tienen incrustados a mandos en cargos claves. Eso mismo tienen los Zambada, quienes preferían rodearse de elementos veteranos, como quedó patentado con el currículum de Rosario Heras y de Rodolfo Chaidez.

 

 

© 2023 DEPRIMERA NOTICIAS
Todos los derechos reservados