La carta de "El Mayo" Zambada pone a Rocha bajo sospecha
sábado, 17 de agosto de 2024
La carta de "El Mayo" Zambada pone a Rocha bajo sospecha
 

 

Cuando todo indicaba que ya se le daría vuelta a la hoja en el capítulo del traslado de Ismael Zambada García a Estados Unidos y el sospechoso asesinato del líder del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, desligado de manera oficial por la Fiscalía General del Estado que controla desde el Tercer Piso Rubén Rocha Moya y su mano derecha, Enrique Inzunza Cázarez; cuando todo se esperaba que fuera celebración en la última gira de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum a Sinaloa, el depuesto líder de uno de los cárteles más poderosos del mundo rompió el silencio, con una voz potente que puso de cabeza todo y destrozó el cerco de simulación impuesto desde el oficialismo: el gobernador en funciones habría pactado una reunión con los principales líderes criminales para mediar la guerra política contra Cuén Ojeda y su grupo. Esta historia de complicidades entre el narco y el Estado, todavía no culmina, por más prisas que tengan sus protagonistas por dejarla en el olvido.

 

Por Redacción Deprimera Noticias.

 

Desde que era candidato, Rubén Rocha Moya ya había establecido la idea de negociar con los narcotraficantes de Sinaloa para mantener niveles manejables de paz, en aquella entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola que revivió en el marco de las complicidades develadas.

 

“Yo creo que no hay que pactar con el Cártel [de Sinaloa], hay que poner condiciones muy severas; a pesar de que el narcotráfico es un delito federal que lo debe perseguir la Federación, el Estado tiene mucho que aportar al respecto”, dijo esa vez.

 

“Los gobiernos en general, niegan cualquier trato o acercamiento con los delincuentes, sin embargo, hay una cosa, los contactos se hacen de personeros del gobierno con el narcotráfico, con los delincuentes, en ese sentido hay que coordinarse… hay que diseñar una política de Estado”, señaló Rocha durante la entrevista.

 

En su campaña, activos del Cártel de Sinaloa participaron abiertamente en favor del candidato de MORENA, desde Tamaulipas surgía información de “carretadas” de dinero enviadas por Sergio Carmona, “El Rey del Huachicol”, asesinado meses después del triunfo de Rocha.

 

Días antes de la elección, cientos de operadores políticos del PRI, que trabajaban para el candidato Mario Zamora Gastélum, fueron levantados, ultrajados y amenazados para no operar la estructura el día de la votación. Desde entonces, quedó marcado como un gobierno que llegó al poder gracias al apoyo del Cártel de Sinaloa. En las calles, nunca hubo dudas.

 

LA TORMENTA PERFECTA

 

La tarde del jueves 25 de julio, el semanario Zeta hizo la revelación: Ismael Zambada García, uno de los capos más viejos del país, famoso por escurridizo, estaba bajo custodia en El Paso, Texas. Con él iba también Joaquín Guzmán López, hermano mayor de El Ratón, y uno de los hijos del Chapo menos involucrado en la estructura del cártel.

 

El gobierno mexicano se dijo sorprendido, López Obrador exigió información de la operación a Estados Unidos, pero el Departamento de Justicia sólo emitió un breve comunicado. De ahí imperó el silencio, que fue llenado por la especulación.

 

Esa noche Héctor Melesio Cuén Ojeda, moría de cuatro tiros en las piernas, desangrado. La Fiscalía apuró rápido la hipótesis del robo de la camioneta, una Ford Raptor blanca con estribos negros. De ahí no se movió.

 

La historia parecía que terminaría ahí, con el crimen de Cuén como una situación circunstancial y la detención de Zambada como una anécdota de narcos, donde la versión oficial era desconocida. Una situación conveniente para la relación bilateral México-Estados Unidos.

 

Hasta que llegó el sábado 10 de agosto, 15 días después de los hechos, y el señor Ismael Zambada (como dijeron Rocha y AMLO) rompió el silencio y su estridencia tiró por la borda todo lo encubierto por el Estado mexicano en pleno. Rocha estaba citado a la reunión a la que no llegó, lo mismo que Iván Archivaldo Guzmán Salazar, pero a El Mayo le esperó el destino de la “extradición exprés” y a Cuén le esperó la muerte. Las verdades oficiales se desplomaron.

 

FUEGO AMIGO

 

Fueron 741 palabras, apenas un par de páginas redactadas en letra Arial. Un pequeño relato, sucinto, pero descriptivo. Zambada afirma que aceptó reunirse para mediar el pleito entre Rocha y Cuén, enconados por el control de la Universidad. De Cuén, El Mayo dejó en claro que era su amigo de mucho tiempo y que lo saludó al llegar, lo acompañaba alguien y él había llegado a Huertos del Pedregal con cuatro escoltas, uno de ellos José Rosario Heras López, coordinador de órdenes de aprehensión y comandante en activo de la Fiscalía. El otro Rodolfo Cháidez, un veterano también, ya en retiro, de la policía sinaloense.

 

En la reunión también esperaba Zambada a Iván Archivaldo, el joven hijo del Chapo que espera quedarse con todo el control del Cártel. Aunque nunca dijo que vio a Rocha, la idea del pacto y la mediación, provocó la sacudida: narcopolíticos en cónclave con narcos para resolver una situación. Al Mayo lo contactó Joaquín júnior, su ahijado. Todo fue un plan orquestado para atraparlo y llevar al viejo capo como moneda de cambio; ese día a Ovidio le cambiaron el estatus de preso federal a uno desconocido. Los Guzmán tenían un trofeo.

 

El Mayo fue lapidario: A Cuén lo mataron donde él fue secuestrado y Rosario Heras y Cháidez, fueron desaparecidos. En Culiacán los datos del bajo mundo los dan por muertos a ambos. A pesar de que la esposa de Rosario puso denuncia, la Fiscalía ocultó la información.

 

Todo el teatro se le vino abajo a Rocha, quien, en desagravio, reveló que él ese día viajó con dos de sus hijos y nueras a Los Ángeles. Se comprobó y aceptó que Jesús Vizcarra, compadre del Mayo, le prestó un avión para hacer el vuelo. En redes sociales estalló la frase: “la coartada perfecta”.

 

Durante la gira de AMLO y Sheinbaum para inaugurar por cuarta ocasión el “nuevo” Hospital General, Rocha esgrimió frases que no desmentían al Mayo, pero sí se desmarcaba él:

 

“Si alguien dijo al señor Ismael Zambada que yo iba a estar en esa reunión, pues mintió, y si les creyeron pues cayó en la trampa”.

 

López Obrador, al respaldarlo, lo mismo que Claudia, señaló:

 

“No hay casualidad que por la mañana de antier pidiera información a las autoridades de Estados Unidos y ayer al medio día el embajador Ken Salazar diera su versión y hoy mismo sale la carta del abogado de El Mayo y hoy mismo estamos nosotros en Culiacán”.

 

El fantasma de la sospecha, sin embargo, no soltó a Rocha. La sombra de Cuén también lo buscaba. La prensa oficialista intentó voltear la atención al exrector, quien sí fue, y por ello lo asesinaron, pero el misil no dejó de apuntar al gobernador, esto de acuerdo a la presunta carta de Ismael Zambada.

 

Ese sábado se anunció con estruendo que la FGR tomaría el caso de Cuén. El domingo la Fiscalía de Gertz Manero, anunció la atracción y que también se le solicitaría información al gobernador.

 

El lunes de semanera, Rocha Moya usó 12 minutos para esgrimir su defensa. Insistió en que él viajó a Los Ángeles, en el avión prestado de Vizcarra. Que su hijo intentó pagarle al dueño de SuKarne, pero no quiso. Y aseguró que, si tiene que ir a declarar, lo hará. De separarse del cargo para permitir la investigación, de eso ni hablar.

 

Por la tarde, el caso de Cuén se enredó todavía más. La fiscal Sara Bruna Quiñónez, en una conferencia atropellada, con tartamudeos evidentes, soltó el video de la gasolinera. Nadie creyó en la versión del robo de la camioneta: en la imagen se observó a dos jóvenes en moto que llegan mientras presuntamente Fausto Corrales carga gasolina, uno de ellos se baja, abre la puerta del copiloto, donde suponen iba Cuén, y hace una maniobra. Nunca se ve la deflagración de los cuatro disparos.

 

El video no hizo sino hundir más el presunto encubrimiento del crimen de Cuén Ojeda, sobre todo cuando fue confirmado que, en efecto, el comandante José Rosario Heras es un elemento activo de la Fiscalía que dirige Bruna Quiñónez. De esto, la fiscal no dio mayores explicaciones.

 

El martes, la Fiscalía entregó a la FGR la camioneta Raptor y con ello la carpeta de investigación. La sospecha del encubrimiento del crimen de Cuén y el secuestro del Mayo, todo al mismo tiempo, comenzó a tomar forma, por más “aclaraciones” que hicieran el gobernador o el presidente.

 

El viernes 16 de agosto, Sara Bruna Quiñónez presentó su renuncia como titular de la FGE ante el Congreso del Estado. Esto ocurrió unas horas después de que la FGR publicara un comunicado en el que evidenciara una serie de inconsistencias y negligencias cometidas por la Fiscalía de Sinaloa en el caso del asesinato de Cuén Ojeda.

 

Y todo el espectáculo decadente con tufos de narcopolítica, cuyo capítulo formará parte de la historia sinaloense, como lo forma Vizcarra, Malova, Chuy Toño, Aguilar Padilla y otros personajes, fue taladrado por una carta, dos hojas en tamaño Word con 741 palabras, con la inconfundible rúbrica y lo que parece decir: Atentamente, El Mayo Zambada.

 

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