La Marina asume el control de los aeropuertos
viernes, 20 de octubre de 2023
La Marina asume el control de los aeropuertos
 

 

El gobierno de López Obrador ha entregado a las fuerzas armadas el control de aduanas, puertos, obras de infraestructura, empresas y aeropuertos. La creciente militarización de México ha provocado alerta internacional por la manera en que se ha borrado la frontera entre los deberes civiles y militares.

 

 

Por Redacción De Primera Noticias.

 

 

 

A partir del sábado 7 de octubre, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) quedó oficialmente bajo control de la Secretaría de Marina (SEMAR), tras la entrada en vigor de un decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 8 de agosto.

 

De esta manera, el aeropuerto más importante del país, por donde pasaron 46.2 millones de pasajeros en 2022, dejó de ser administrado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SCT), organismo que lo tuvo a su cargo desde hace más de 70 años.

 

La Marina se convertirá desde ahora en la operadora total del aeropuerto, tanto en lo relacionado con los recursos humanos como en la administración y finanzas de la terminal aérea más importante de América Latina.

 

Este traspaso del mando del aeropuerto forma parte de un plan del presidente Andrés Manuel López Obrador de dejar en manos de militares una docena de aeropuertos antes de terminar su sexenio en diciembre de 2024.

 

Los otros aeropuertos que también comenzarán a ser controlados por los militares tanto en el aspecto de la seguridad como en la administración y operatividad son el de Ciudad del Carmen y Campeche (Campeche), Ciudad Obregón y Guaymas (Sonora), Matamoros y Nuevo Laredo (Tamaulipas), Loreto (Baja California Sur), Toluca (Estado de México), Tulum y Chetumal (Quintana Roo) y Puebla (Puebla).

 

Esta decisión presidencial es el ejemplo más reciente del enorme poder económico y civil que están adquiriendo las fuerzas armadas en México, donde ya controlan los puertos marítimos, mandos de policías civiles, la construcción de infraestructura y obras emblemáticas de esta administración como el tren maya o el aeropuerto de Tulum y hasta son dueños de su propia aerolínea comercial, Mexicana de Aviación, la cual será operada por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

 

Para el presidente López Obrador, la creciente militarización del país es la única vía para combatir la corrupción en áreas como la seguridad, donde los aeropuertos son esenciales pues por ellos ingresa buena parte de la droga procedente desde Sudamérica.

 

Pero para sus opositores resulta preocupante la imparable militarización del país. Incluso, desde la oposición se dice que el secretario de la Defensa Nacional tiene el control del presidente. Tampoco se olvidan de la postura que hace cinco años expresaba López Obrador contra la militarización del país emprendida desde el sexenio de Felipe Calderón, cuando el panista sacó a los soldados de los cuarteles para su cruzada contra los cárteles de la droga, misma que prosiguió en el siguiente sexenio de Enrique Peña Nieto y que ha continuado hasta la fecha.

 

“Cambié de opinión”, fue la respuesta de López Obrador al ser cuestionado por una periodista sobre su antigua promesa de hacer regresar a los militares a sus cuarteles en seis meses si ganaba las elecciones de 2018. “Ya viendo el problema que me heredaron cambié de opinión”.

 

La Marina será responsable en los aeropuertos bajo su control de la aduana, el control migratorio, el manejo de las maletas, la administración y las finanzas y hasta de la limpieza de los baños.

 

Ya desde febrero de 2022 había mil 500 marinos uniformados desplegados en el aeropuerto capitalino. De igual manera, son los encargados de la vigilancia en el aeropuerto Felipe Ángeles.

 

Para poder encargarse plenamente del AICM y de los otros aeropuertos, la Marina ha constituido una nueva empresa llamada Grupo Aeroportuario Casiopea. Esta empresa reemplazará al órgano desconcentrado estatatal, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) que controla algunos de los aeropuertos que pasarán a manos de la Marina.

 

El vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, actual director general del AICM, reconoció ante medios que las terminales aéreas que pasarán a manos de los marinos tienen poca afluencia de viajeros -con excepción del aeropuerto capitalino- pero están localizados en zonas donde los cárteles del narcotráfico tienen una presencia importante.

 

“Colima, Guaymas, Obregón son ciudades difíciles, entonces, tenemos otra vez que darles seguridad y hacerlos atractivos para estas ciudades. Esta es una decisión del gobierno y mientras seamos requeridos los militares vamos a estar aquí, coadyuvando a la seguridad”, declaró en entrevista con medios.

 

 

El AICM: Centro operativo del Cártel de Sinaloa

 

 

Desde 2006 se documentó que el aeropuerto “Benito Juárez” de la CDMX era un centro de operaciones del Cártel de Sinaloa. En aquel entonces, Genaro García Luna era el secretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal y tenía a su cargo a la desaparecida Policía Federal, la cual se encargaba de la vigilancia del aeropuerto capitalino.

 

Durante el juicio contra Genaro García Luna en Estados Unidos, Jesús “El Rey” Zambada testificó que entre 2006 y 2012 el Cártel de Sinaloa utilizaba las bodegas de la Policía Federal en el aeropuerto para ocultar la droga que llegaba en aviones procedentes de Sudamérica.

 

Posteriormente, eran los propios policías federales los que entregaban la mercancía a los integrantes de la organización delictiva. Incluso se puso de manifiesto que había distintos grupos en el interior de la Policía Federal que custodiaban los cargamentos de droga con la balacera que se suscitó entre ellos en los pasillos del aeropuerto en junio de 2012.

 

Ya en 2007 la violencia que había comenzado a escalar en otras partes del país se dejó vislumbrar en las inmediaciones del aeropuerto de la Ciudad de México por cuestiones relacionadas con el control de la droga que llegaba a la terminal aérea, señala en entrevista con De Primera Noticias la periodista Sandra Romandía, coautora del libro Narco CDMX.

 

“En 2007 fueron abandonadas unas cabezas en las inmediaciones del Aeropuerto y quisimos empezar el libro con ese episodio porque fue muy violento. Lo mencionamos porque es un momento importante en que las autoridades debieron haber dicho esto no puede ocurrir. Ese capítulo habla de un decomiso que se hizo en el aeropuerto y que era del Cártel de Sinaloa justo en el tiempo en el que ya se empezaban a dar ciertas rencillas en el interior de esa organización”.

 

“Se sabía que funcionarios del aeropuerto y que empleados de las empresas que tienen acceso al interior del aeropuerto estaban corrompidos para poder mover la droga. El aeropuerto de esta ciudad es el número 45 entre los más importantes a nivel mundial y tiene la característica de que está incrustado dentro de la ciudad, en zonas que están controladas por criminales. La colonia Peñón de los Baños, en las inmediaciones del aeropuerto, desde hace mucho tiempo está tomada por personas que manejan el control de lo que entra y sale del aeropuerto. Son bandas que tienen sus casas de seguridad en esa colonia y que desde 2010 han tenido peleas por diferentes razones. En el primer capítulo del libro mencionamos el caso de los trabajadores de la aerolínea alemana Lufthansa que traicionaron a los Beltrán Leyva con un cargamento que fue encontrado y decomisado por las autoridades”.

 

Raúl Arellano Aguilera, un ex policía federal presentado por la Fiscalía estadounidense como testigo en el juicio contra García Luna, también narró con lujo de detalles cómo se introducía la droga al AICM. El ex agente señaló que cada par de semanas se daba una orden por radio: “45 por 35”, lo que significaba que había que suspender revisiones o inspecciones en el aeropuerto por determinado tiempo.

 

Durante ese tiempo un grupo de agentes federales “desaparecía” repentinamente, al mismo tiempo en que llegaban vuelos procedentes de Sudamérica y con salidas hacia Estados Unidos o Europa. Otra clave que usaba la Policía Federal era “maletas con 79 y 40” para referirse al equipaje cargado con droga y dinero. Todo bajo la supervisión de Ramón Pequeño García, ex jefe antidrogas de la Policía Federal. Posteriormente se descubrió que los equipos para la detección de explosivos, drogas y dineros no funcionaban correctamente. Y que las reparaciones y mantenimiento a los equipos no se había realizado en tiempo y forma.

 

 

Sin límites entre lo militar y lo civil

 

 

El proceso de militarización de la vida pública de México en el gobierno de López Obrador es contrario a las recomendaciones internacionales que marcan límites muy claros entre lo militar y lo civil.

 

Para Wola, una organización civil que promueve los derechos humanos en las Américas, mientras que presidentes anteriores presentaban la militarización como un proceso temporal que permitiría fortalecer el papel de las instituciones civiles de seugridad, el actual gobierno impulsa una amplia militarización de tareas civiles a largo plazo, incluyendo mediante la militarización de la Guardia Nacional.

 

“Al tiempo que crecen sus facultades y su poder, las fuerzas armadas no cuentan con controles civiles eficaces sobre su actuación. En materia de derechos humanos, en el periodo después del sexenio de Felipe Calderón, ha habido una reducción en los niveles de graves violaciones atribuidas a las fuerzas armadas. Sin embargo, estas siguen ocurriendo”, señala Wola en un informe.


Agrega que de manera más amplia, México sigue experimentando niveles históricos de violencia, y la gran mayoría de delitos quedan impunes, por lo que considera crucial mejorar la investigación de los delitos y fortalecer las capacidades y la rendición de cuentas de las instituciones policiales del país.

 

“La actual concentración de tareas civiles en las fuerzas castrenses no podrá ser desmontada fácilmente, pero revertir ese proceso y apostar por instituciones civiles es necesario para fortalecer el estado de derecho. Mientras tanto, durante el periodo que dure el despliegue militar en tareas policiales, es fundamental que el Estado instale controles civiles eficaces sobre su actuación”.

 

 

Para el periodista José Reveles, autor de diversos libros sobre el narco en México, el traspaso de mando del aeropuerto de la Ciudad de México y otros hacia la Marina puede ser de mucho interés para Estados Unidos. Lo anterior debido a que el aeropuerto capitalino es el más estratégico del país y porque la Marina es el cuerpo en el que Washington ha depositado mayor confianza.

El presidente López Obrador recordó que elementos de la Marina ya operan y vigilan las instalaciones del aeropuerto Benito Juárez desde hace varios meses y que su trabajo ya se percibe entre los usuarios.

“Ha hecho muy buen trabajo. Yo creo que muchos ya lo están notando: no hay robo de maletas como sucedía antes y se cuida que no entre contrabando, que no entren drogas”, subrayó AMLO en Palacio Nacional.

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