Charlie Kirk, el principal activista juvenil del movimiento Make America Great Again que lidera el presidente Donald J. Trump, fue asesinado por un disparo que causó su muerte mientras encabezaba un mitin en la Universidad del Valle de Utah en el que participaban unas tres mil personas, según las autoridades locales, de las que la mayoría eran estudiantes de tendencia conservadora que se presentaron a escucharlo.
Se trataba del primero de una serie de eventos similares que lo llevaría por numerosas universidades en distintos estados del país como líder de la organización Turning Point Action de la que fue cofundador cuando tenía 18 años en 2012 como activista juvenil de la facción de extrema derecha del Partido Republicano conocida entonces como Tea Party.
El tirador que causó la muerte de Kirk disparó al parecer en una sola ocasión, de acuerdo con testigo que sólo escucharon una detonación. Poco después del disparo, una persona fue detenida por elementos de seguridad. Más tarde en el día las autoridades locales informaron que el detenido había sido liberado y que el responsable seguía libre. El FBI agregó más tarde que se buscaba a un francotirador que estaba vestido con ropas oscuras y que probablemente había disparado desde una azotea a unos 200 metros de distancia.
Personalidades de la política, tanto republicanos como demócratas, desde gobernadores hasta legisladores y tanto el ex presidente Joe Biden como la ex vicepresidenta Kamala Harris, expresaron su pesar por la muerte de Kirk, de 31 años, y coincidieron en rechazar todo tipo de violencia, sobre todo en actividades políticas.
El presidente Donald Trump, que consideraba a Kirk como uno de sus aliados más confiables y cercanos, emitió un mensaje en video a través de sus redes sociales en el que responsabilizó a “la retórica de la izquierda” por el atentado y declaró que la “demonización” de los oponentes políticos “debe terminar ahora”.
Cabe recordar que, a principios del actual gobierno de Trump, uno de sus hijos realizó un viaje de reconocimiento a Groenlandia mientras se especulaba de una posible invasión de Estados Unidos a la isla. Entre el pequeño grupo de 4 o 5 acompañantes que iban con él se encontraba Charie Kirk.
El joven activista, que tenía como objetivo combatir las ideas progresistas en las universidades y a quien se consideraba con grandes probabilidades de alcanzar un brillante futuro en la política del Partido Republicano, deja a una joven viuda y a una pequeña hija.
Charlie Kirk era conocido por sus constantes declaraciones a favor de que todos los ciudadanos tuvieran acceso a la adquisición de armas de fuego para tenerlas en sus casas en sus casas o portarlas libremente y en más de una ocasión llegó a comentar que las muertes de estudiantes en escuelas donde había disparos no eran motivo para llegar a pensar en legislaciones más estrictas para controlar las armas.
También era conocido por su racismo y se pronunció en repetidas ocasiones contra las personas transgénero y expresó su decidida homofobia al asegurar que el Partido Demócrata defiende todas las cosas que no le gustan a Dios.
Las posiciones políticas de una persona nunca pueden ser consideradas como una razón para ejercer la violencia. Sin embargo, al parecer Charlie Kirk cayó víctima de una de esas armas que siempre consideró que no se debían controlar.