Fuera máscaras
sábado, 22 de noviembre de 2025
Fuera máscaras

La represión que el Estado operó en la pasada manifestación ciudadana del sábado 15, en la Ciudad de México, mostró de cuerpo entero, más allá de todas las narrativas, el autoritarismo del régimen en el poder. El asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, en manos de un menor de edad en pleno evento público, lastimó a todo un país que se lanzó a las calles a manifestar su dolor y repudio por arrebatarle la vida a un líder ciudadano que significaba todo lo opuesto a discursos y políticas públicas del morenato.

El primer impulso de intolerancia de la presidente, Claudia Sheinbaum, se dio el lunes, posterior al asesinato del político, en la mañanera. Sheinbaum desencajada por descalificar lo sucedido en Uruapan, se lanzó contra demonios del pasado y fantasmas del presente, sin reconocer que las riendas de la gobernabilidad actual del país están bajo su cargo.

Las manifestaciones salieron del territorio michoacano para hacerse presente en otras ciudades, pero la coincidencia nacional señaló como punto natural de manifestación, la Ciudad de México. A la organización civil “del Sombrero” que encabezaba Carlos Manzo, se fueron sumando otras: la de madres buscadoras, personas desaparecidas, agricultores, niños con cáncer, personal de salud y todos aquellos que no piensan igual que la secta que gobierna el país.

“La Generación Z”, un movimiento de jóvenes que en otras partes del mundo han salido a las calles a manifestar su desaprobación a gobiernos corruptos e ineptos que, en razón de estos jóvenes, les están arrebatando un futuro a una vida digna, han derrocado gobiernos; en México salió una convocatoria en redes sociales para manifestarse el mismo sábado 15, lo que enfureció a la presidente y todo el régimen morenista.

Antes de la marcha las descalificaciones comenzaron desde el todo poderoso espectáculo de la mañanera, la narrativa presidencial va dirigida a quienes pueden o no manifestarse en este país. En resumen: todos pueden salir a manifestarse, siempre y cuando, no piensen diferente al régimen morenista. El grupo en el poder no tolera los cuestionamientos o reclamos a su gobierno, por más justos que estos sean. Sólo existe una verdad: la suya.

El mensaje de parte de presidencia fue directo y contundente en la plancha del Zócalo ese sábado 15, a todo acto de reclamo por parte de la población, se activará un operativo sanguinario de represión con elementos de la fuerza pública que utilizarán cualquier instrumento a su alcance para reprimir y agredir físicamente de forma brutal a los manifestantes; todas las instituciones bajo el poder del estado se activarán para socavar el animo a reclamar a un pueblo enardecido por la descomunal violencia que azota al país.

La parte de la propaganda gubernamental en medios para que repliquen las narrativas de presidencia, Congreso de la Unión, Suprema Corte de Justicia de la Nación y entidades morenistas en el país es imperativo.

Morena desapareció todo tipo de instituciones no gubernamentales para no rendirle cuentas a nadie, para que la ciudadanía estuviera sin herramientas de control y vigilancia en temas tan importantes como la transparencia, corrupción e impunidad del gobierno.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, abiertamente se declara morenista, los institutos de derechos humanos también, y el Congreso de la Unión es simplemente un vocero y oficialía de partes de la presidencia. El Tribunal Electoral del Poder judicial de la federación lo tienen en las manos, el Instituto Nacional Electoral se encuentra en la mira y, con ello, el último reducto de democracia que queda en el país. Morena conspira perpetuarse en el poder a toda costa.

Por ello la brutal represión contra manifestantes en el Zócalo capitalino, es el despojo de la máscara que usó Morena en el discurso durante siete años, de humanistas y demócratas, escondiendo su real naturaleza de represores y autoritarios.


© 2023 DEPRIMERA NOTICIAS
Todos los derechos reservados