El regreso de Ricardo Anaya, el otro enemigo de AMLO
sábado, 22 de junio de 2024
El regreso de Ricardo Anaya, el otro enemigo de AMLO

El ex candidato presidencial alista maletas para regresar a México como senador plurinominal panista. Tras varios años en el exilio, Anaya busca convertirse en líder de la oposición en el Senado. Su intención, aseguran expertos, es posicionarse como candidato presidencial en 2030.

 

Por David Fuentes M.

 

Ricardo Anaya Cortés prepara su regreso a México tras haber sido incluido en la lista de senadores plurinominales del Partido Acción Nacional (PAN).

 

El pasado 12 de junio, el ex candidato presidencial participó en una reunión virtual que sostuvo el dirigente nacional panista, Marko Cortés, con los 22 senadores que tendrá el PAN en la siguiente legislatura.

 


Entre ellos estaban, además de Ricardo Anaya, la senadora Lilly Téllez, la secretaria de Promoción Política del PAN, Laura Esquivel Torres, y el aún gobernador del estado de Yucatán, Mauricio Vila Dosal.

 

De esta manera, Ricardo Anaya dejará su exilio en Estados Unidos para regresar a México, sin ninguna orden de aprehensión en su contra y con una curul asegurada en la Cámara Alta, donde será una de las figuras más relevantes del panismo durante el sexenio de Claudia Sheinbaum.

 

Ricardo Anaya Cortés fue el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente, integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, en las elecciones de 2018. Con 12.6 millones de votos obtenidos, perdió la elección por más de 30 puntos de distancia frente a López Obrador, que consiguió 30 millones de votos.

 

LA CANDIDATURA

 

Su candidatura presidencial estuvo empañada por varios factores. Se le acusó de haber dividido al PAN por aferrarse a la candidatura presidencial cuando había otras figuras más relevantes. También se le acusó de haber reventado una eventual coalición con el PRI, partido que finalmente decidió ir en alianza con el Verde y Nueva Alianza.

 

Durante la campaña, Anaya se hizo de un enemigo poderoso: el entonces presidente Enrique Peña Nieto, a quien el candidato panista acusó de corrupto y prometió meterlo en la cárcel si ganaba la elección.

 

Eso provocó que Peña Nieto desestimara cualquier alianza con el panista. Decidió apoyar a López Obrador a cambio de un pacto de impunidad para él y su equipo de colaboradores más cercanos: Luis Videgaray, Miguel Osorio Chong y Aurelio Nuño. En cambio, ofreció en sacrificio a Emilio Lozoya, Rosario Robles y Gerardo Ruiz Esparza. Sólo este último se salvó de la cárcel: murió de un infarto luego de que fuera denunciado junto con la empresa constructora OHL ante la FGR por actos de corrupción.

 


Durante su campaña, Ricardo Anaya se quiso mostrar a sí mismo como un Justin Trudeau o un Emmanuel Macron mexicano: joven, progresista y ambientalista. Se le miraba como un político académicamente preparado (con una licenciatura, maestría y un doctorado en Ciencias Políticas) pero sin ningún contacto con la calle y con la ciudadanía.

 

Todo lo contrario de López Obrador: académicamente mediocre (tardó 14 años en titularse de la licenciatura) pero con un arrastre popular y un colmillo político inigualables.

 

Anaya se perfilaba entre dos candidatos totalmente opuestos: el populista López Obrador y el gris tecnócrata José Antonio Meade. En medio, Anaya, con un pleno dominio del lenguaje, capaz de enarbolar frases largas sin tropezarse gramaticalmente.

 

Pero los enemigos dentro y fuera del panismo le empezaron a pasar factura desde la campaña. La PGR dio a conocer que lo estaba investigando por el delito de lavado de dinero. Anaya siempre se declaró inocente y aseguró que se trataba de una persecución política del gobierno federal. Dos días antes de que terminara la administración de Peña Nieto, la PGR lo exoneró.

 

“Responsabilizo al gobierno de Peña Nieto por este nuevo ataque en mi contra”, declaró en plena campaña presidencial.

 

IMITACIÓN POLÍTICA

 

Una vez que pasaron las campañas y López Obrador asumió la presidencia, Ricardo Anaya decidió empezar otra campaña, ahora rumbo a la elección de 2024, para lo cual preparó una estrategia de marketing político que consistió en la realización de una serie de videos en los que aparecía recorriendo la república mexicana. En esos videos, Anaya se dejaba ver en pueblos empobrecidos, con familias que vivían en situación de pobreza y marginalidad. Su intención, dijo, era escuchar las necesidades de la población. Pero los estrategas de López Obrador, más astutos, realizaron en redes sociales una “contra campaña” en la que Ricardo Anaya fue pintado como un whitexican haciendo “turismo pobre”.

 

El recorrido por los municipios de México duró poco. En agosto de 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) lo citó a declarar en el caso de Emilio Lozoya, ex director de Pemex, quien aseguró haber entregado millonarios sobornos a Ricardo Anaya cuando era líder de la banda del PAN en la Cámara de Diputados para que aprobaran la reforma energética.

 

Ricardo Anaya, informado de que existía la posibilidad de que lo encarcelaran, decidió huir del país, mudarse con su familia a Atlanta. Desde entonces, cada semana, publicaba en sus redes sociales un video en el que criticaba la gestión de López Obrador.

 

Si dentro del panismo había quienes pensaban que Anaya podía repetir como candidato presidencial en 2024, pronto se dieron cuenta de que no iba a ser posible: la persecución del actual gobierno terminó hasta que el panismo eligió una candidata presidencial menos competente.

 

Solo entonces, desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se autorizó la candidatura como senador plurinominal de Anaya, debido a que no existía ninguna orden de aprehensión vigente en su contra.

 

Es así como el panista originario de Querétaro regresará a México para tomar posesión como senador en septiembre, lo que ha sido considerado por algunos morenistas como un desafío abierto, aunque desde el panismo se señala que la presencia de Anaya reforzará a la oposición, carente de figuras importantes.

 

El objetivo de Anaya es, otra vez, comenzar a hacer campaña para posicionarse como candidato presidencial en 2030. Desde el Senado o desde la dirigencia nacional panista (Jorge Romero, Damián Zepeda y el propio Anaya son los nombres que más suenan para sustituir a Marko Cortés) irá tejiendo la estrategia para posicionarse como líder de la oposición.

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