El secretario de Salud de Rocha nada de muertito. Bajo su administración, el hospital general de Culiacán sigue sin funcionar, el hospital pediátrico trabaja a medias y en los centros de salud niegan atención a mujeres en labor de parto, faltan medicamentos y la infraestructura necesita urgente atención.
Por Redacción De Primera Noticias.
El pasado 19 de noviembre una pareja de jornaleros de origen tarahumara llegó a recibir asistencia médica a un Centro de Salud en la sindicatura de Ruiz Cortines, Guasave.
Gabriela, de 16 años de edad, se encontraba en labor de parto. Sin embargo, el personal que labora en ese centro perteneciente a los Servicios de Salud de Sinaloa a cargo de Cuitláhuac González Galindo, le negó el servicio.
De acuerdo con las declaraciones de González Galindo, “no es que no se le haya dado atención”, pero no la recibieron bajo el argumento de que los médicos y enfermeras del Centro de Salud no atienden partos.
Tras ser rechazada, la pareja de jornaleros intentó dirigirse a otro hospital en la cabecera municipal, pero en el camino la joven entró en labor de parto y tuvo que dar a luz en un terreno baldío, en condiciones deplorables, antihigiénicas, entre polvo y basura, sin asistencia médica.
La falta de sensibilidad por parte del personal de salud a cargo de González Galindo mereció una reprimenda por parte del gobernador hacia el secretario de Salud, quien llegó al cargo en mayo de 2022 por recomendación de la hija de Rocha Moya.
“Ella llega a una unidad donde no se atiende embarazos, era un Centro de Salud, lo que se le pide es que la lleven a Guasave, que se trasladara, la señora y el bebé están en bien, pero fue ese el tema, no es que no se le haya dado la atención”, declaró el secretario de Salud en la conferencia semanera.
“¿Y en el Centro de Salud no hay médicos?”, preguntó Rocha.
“No, sí hay médico, lo que pasa que no se atienden partos”, replicó González Galindo.
“Pero si había médico tuvo que darse cuenta de que iba ya a parir, porque parió antes de llegar a otro lado. Era más fácil que la atendiera el médico a que fuera a parir sin la asistencia de salud, habría que ver esa sensibilidad y nosotros asumir responsabilidades”, le reviró Rocha.
Antes de llegar a la Secretaría Estatal de Salud, González Galindo se desempeñaba como director general del Sistema DIF Sinaloa, cargo al que también llegó por recomendación de la doctora Eneyda Rocha Ruiz.
Además de su cargo en el servicio estatal, González Galindo trabaja en diversos hospitales privados de Culiacán. El servicio público es apenas otro más de sus trabajos.
Sin embargo, frente el desmantelado aparato estatal de salud que tiene Sinaloa, con clínicas mal equipadas, farmacias escasamente surtidas y personal mal capacitado para atender emergencias como la de Gabriela, los Servicios de Salud de Sinaloa merecerían la atención de tiempo completo por parte de su titular.
Una de las promesas de la 4T de contar con un buen sistema de salud (“¡no como el de Dinamarca o el de Canadá sino mejor!”) está lejos de cumplirse en Sinaloa.
La evidencia más notoria del fracaso en materia de Salud en Sinaloa es ese elefante blanco llamado nuevo Hospital General de Culiacán “Bernardo J. Gastélum”, un monumento a la corrupción quirinista y a la incompetencia rochista.
El nuevo hospital general de Culiacán comenzó a construirse en 2018. Originalmente se esperaba que fuera inaugurado a mediados de 2020. Sin embargo, los años pasaron, Quirino llegó al final de su mandato y el hospital siguió en obra negra.
Rubén Rocha prometió al inicio de su gobierno que el hospital estaría listo a más tardar en cinco meses. Pero llegó el plazo y González Galindo anunció que se posponía la fecha de inauguración para finales de 2022. Pero antes de que llegara diciembre declaró que todavía no estaba en condiciones de abrir sus puertas y volvió a posponer la fecha para principios de 2023.
González Galindo señaló que al nuevo hospital le hacían falta la instalación de aires acondicionados, sistemas de seguridad y video vigilancia y equipo hospitalario, por lo que seguían a la espera de que el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) liberara más de 75 millones de pesos que se necesitaban para completar las obras.
Meses después, en la conferencia semanera del 10 de julio pasado, González Galindo declaró que por deficiencias en el diseño original, el nuevo hospital general de Culiacán requería otra inversión de 100 millones de pesos adicionales a los mil 400 millones de pesos que ya se le habían invertido, por lo que anticipó que tampoco iba a estar listo para finales de 2023, siguiendo como un elefante blanco en el abandono, una herencia corrupta quirinista tapada por Rocha.