El poder económico frente a la crisis de violencia en Sinaloa
viernes, 26 de septiembre de 2025
El poder económico frente a la crisis de violencia en Sinaloa

La violencia desatada tras la captura de Ismael El Mayo Zambada mantiene a Sinaloa sumido en crisis económica y social. Mientras pequeños negocios cierran por extorsiones y pérdidas, los grandes empresarios locales optan por el silencio y la cercanía con el poder político, preservando sus intereses en medio del colapso.

Por David Fuentes M.

La detención de Ismael El Mayo Zambada en julio de 2024 abrió una espiral de violencia que un año después mantiene a Sinaloa en un estado de crisis económica y social.

Los enfrentamientos internos en el Cártel de Sinaloa, las extorsiones, los secuestros y los cierres forzados de negocios han dejado un saldo devastador en la vida cotidiana sobre todo en Culiacán.

Sin embargo, el silencio de los grandes empresarios locales ante este escenario revela una dinámica de poder en la que los sectores con más recursos parecen apostar a la estabilidad de sus intereses, sin importar las condiciones de la mayoría.

EN COMPLETO SILENCIO

Los nombres de los Coppel, los Vizcarra, los Verdegué, los Jova, los Carranza o los hoteleros vinculados a Quirino Ordaz resuenan como el núcleo del poder económico sinaloense.

Pero frente a la violencia, la falta de empleo y el desplome de la economía estatal, la respuesta de este poderoso sector ha sido el silencio. Guardar distancia, mantenerse callados y no pronunciarse en contra del gobierno de Rubén Rocha ha sido su estrategia. En palabras de algunos empresarios consultados por DeprimeraNoticias: están alineados al poder y no se arriesgan a contrariarlo.

EL ENCUENTRO EMPRESARIAL Y SEGURIDAD

El pasado 10 de septiembre se llevó a cabo un encuentro en la Base Aérea Militar número 10 entre algunos empresarios locales y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Agricultores, comerciantes y representantes de diversos rubros expusieron sus preocupaciones.

Al término del evento, el gobernador Rubén Rocha Moya resumió las peticiones de los empresarios convocados a la reunión le hicieron al funcionario federal: proteger cosechas, garantizar transportes, reducir hechos de violencia en la ciudad.

Mientras líderes de organismos intermedios como Canacintra o Coparmex intentan mantener el ánimo, la realidad muestra la asfixia de los negocios más vulnerables. Luis Arturo Gaxiola, presidente de Canacintra en Culiacán, apeló a la “esperanza” y la “resiliencia”, al señalar que las empresas deben reinventarse para sobrevivir a esta crisis.

Por su parte, Martha Reyes Zazueta, de Coparmex, ha señalado a medios locales que la violencia ha generado un desplome económico del 30 por ciento en sectores de servicio, con siete mil empleadores menos en el primer semestre del año.

El contraste es evidente: mientras las micro y pequeñas empresas cierran por extorsiones y falta de clientes, los grandes grupos económicos mantienen su fortaleza. No lo hacen gracias a una estrategia pública, sino a su diversificación, sus reservas financieras y, sobre todo, a su cercanía con el poder político.

A diferencia de los pequeños restauranteros que deben reducir horarios y despedir personal, los consorcios hoteleros, agrícolas o pesqueros absorben pérdidas temporales con la expectativa de recuperar márgenes más adelante.

La economista Cristina Ibarra estima que el conflicto ha restado entre dos y tres por ciento al Producto Interno Bruto de Sinaloa, una cifra que ilustra el tamaño del colapso.

LOS SECTORES MÁS GOLPEADOS

El sector gastronómico y hotelero ha sido uno de los más golpeados, con un estimado de tres mil 500 millones de pesos en pérdidas. Restauranteros como Miguel Taniyama confirman que al menos 350 locales de comida cerraron definitivamente en Culiacán.

Los números de empleo tampoco ofrecen alivio: entre 12 mil y 14 mil puestos se han perdido en la capital desde septiembre de 2024. Cada cifra representa familias sin sustento, a diferencia de las grandes corporaciones que “aguantan ganar un poquito menos”, como minimizó el propio gobernador Rocha Moya.

La presidenta del Colegio de Economistas de Sinaloa, Cristina Isabel Ibarra Armenta, explicó que el estado cuenta con un crecimiento económico más bajo que el resto del país, con dos sectores que han sido fuertemente golpeados: la construcción y el área de agricultura y actividades primarias.

La profesora investigadora de la UAS expresó que no hay que cerrar los ojos al hecho de que el lavado de dinero también mueve mucho dinero en Sinaloa, con actividad ilícita en plazas comerciales, departamentos de renta, boutiques y todo tipo de servicios que eligen para invertir, los cuales, sin duda, también se han visto afectados por esta crisis.

El caso expuesto por la académica ilumina un ángulo incómodo en la economía sinaloense: ésta no sólo depende de la agricultura, la pesca o los servicios, sino también de “flujos ilícitos que sostienen comercios y plazas”.

El gobierno insiste en que la permanencia de fuerzas federales garantizará la estabilidad, pero el empresariado mayoritario guarda silencio. Mientras tanto, los pequeños comerciantes enfrentan secuestros, extorsiones y quiebras. La fractura es clara: los grandes no pierden porque diversifican, invierten y negocian con todos los bandos políticos. Los pequeños, en cambio, sobreviven al filo de la violencia.
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