Lo sucedido el pasado miércoles 26 en la Cámara de Diputados, en relación a la votación para quitarle el fuero al exgobernador de Morelos, el morenista, Cuauhtémoc Blanco, dejó fuera de cualquier duda que el poder que ejerce la cúpula de Morena en instituciones y gobiernos, se encuentra desbordada y sin límites.
El exfutbolista fue acusado por su media hermana de intento de violación en septiembre del año pasado, la carpeta se guardó y fue hasta febrero de este año que el entonces fiscal de Morelos, actualmente destituido por el Congreso local, Uriel Carmona, enemigo jurado de la presidenta Claudia Sheinbaum, por el caso de feminicidio de Ariadna Fernanda, cuando la hoy presidenta era jefa de gobierno de la Ciudad de México y que se convirtió en un pleito personal entre Carmona y Sheinbaum, el cual sigue más vivo que nunca en declaraciones de la presidenta, lo sacó a luz y pidió a la Cámara de Diputados desaforaran a Blanco para ser juzgado como cualquier ciudadano.
Al llegar el expediente a la Cámara Baja, la maquinaria de Morena se puso a trabajar dilatando el proceso para proteger y blindar al ex gobernador de Morelos. El día de la votación el recinto legislativo se convirtió en un circo, todo tipo de atropellos a la víctima fueron consumados más allá de un miserable cinismo machista envuelto en la bandera de la Cuarta Trasformación y bajo la penosa frase de la presidenta de “llegamos todas”.
Todos los protocolos legislativos fueron pisoteados para, no sólo proteger a Blanco, sino manifestar el desprecio de este grupo legislativo a las mujeres. El papel de la mayoría de mujeres de Morena en la Cámara fue humillante para su propio género, metieron a Blanco por la puerta trasera del recinto para subirlo a tribuna, diputadas lo cercaron y gritaban al unísono “no estás solo”, y lo rodearon para protegerlo mientras asaltaba el recinto con el uso de la voz para defenderse, lo que la víctima no pudo hacer, fue Sergio Gutiérrez Luna, presidente de dicha cámara quien lo permitió todo.
Las y los legisladores sinaloenses que votaron a favor del dictamen que mantiene la protección del fuero constitucional a Cuauhtémoc Blanco fueron: Ana Elizabeth Ayala Leyva, Graciela Domínguez Nava, Felicita Pompa Robles, Danisa Magdalena Flores Ojeda —suplente de Merary Villegas—, Olegaria Carrasco Macías y Karina Isabel Martínez Montaño, todos ellos de Morena, así como Ricardo Madrid Pérez, del Partido Verde, y Mario Zamora Gastélum, del PRI.
El descaro sin límites llegó en las palabras de la guasavense, Felicita Pompa Robles, se acercó a Blanco y señaló: “las mujeres deberían firmar un documento antes de besar a un hombre”, en clara burla de lo señalado por la denunciante.
Esta declaración implica términos jurídicos y es obvio que la legisladora no tiene ninguna noción de las leyes; en el caso de Cuauhtémoc Blanco y su media hermana, si Blanco quiere besar con carácter sexual a su pariente, primero debe tener el consentimiento de ella, lo que en el caso que nos ocupa no había consentimiento; los códigos civiles en México prohíben el matrimonio entre personas que tengan un grado de parentesco cercano, lo que incluye a los medios hermanos. Por lo que en este especifico caso, sí es necesario un documento firmado que permita dicha unión.
Pero Blanco no sólo está señalado de intento de violación, también tiene denuncias en la Fiscalía Anticorrupción de Morelos, detectadas en el fideicomiso en el Lago de Tequesquitengo, en la rehabilitación del Mercado Adolfo López Mateos por 40 millones de pesos, la construcción de un hospital en Jiutepec donde las irregularidades ascienden a los 189 millones de pesos, estas omisiones y desvíos durante el gobierno del exfutbolista alcanzaron las 17 secretarías y los 44 organismos paraestatales, el estimado del desfalco pasan de los seis mil millones de pesos.
Blanco ha sido señalado de nexos con el narcotráfico y ha sido fotografiado con importantes capos de la zona, José Fierro Escobar, asesino material del empresario Juan Manuel García Bejarano, organizador de la Feria de Cuernavaca, y que fue condenado a casi 50 años de prisión, confiesa haber sido contratado por el entonces alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, para ejecutar el crimen. "Me dio un fajo de billetes, me encargaron que no podía haber fallas. Cuauhtémoc Blanco se despidió de mi deseándome suerte", declaró ante un juez.
Estos son los personajes que literalmente tienen secuestrado al Estado mexicano.