Por Eduardo Rivadeneyra Núñez

Estudios y análisis recientes detectaron que las momias más antiguas del mundo no son egipcias como hasta ahora se pensaba, sino chilenas, y se encuentran en el desierto de Atacama donde fueron depositadas hace unos siete mil años por la etnia de los Chinchorro.

Ese grupo étnico se estableció en el norte de Chile y el sur de Perú alrededor del año cinco mil 450 antes de Cristo y desarrolló técnicas únicas para preservar a sus difuntos en cementerios que en la actualidad figuran en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El sitio Cerebrodigital.net publicó un artículo sobre las momias Chinchorro en el que compara los cuerpos preservados en el Atacama con aquellos que se encuentran cerca del Nilo y señala que los encontrados en Sudamérica muestran un ritual accesible para todos independientemente de su pertenencia a una casta o elite socioeconómica, lo cual contrasta con la práctica egipcia de momificar sólo a los faraones.

De esta manera, precisa la publicación, los Chinchorro desarrollaron un enfoque democrático para honrar a los fallecidos, con lo que evidenciaban la igualdad de todos en la muerte.

Además de las diferencias conceptuales con los egipcios, también eran distintos los métodos de momificación. Los Chinchorro extraían los órganos y reasignaban la ubicación de la piel, la cual era después recubierta con adornos elaborados con juncos, lana de alpaca y pieles de leones marinos.

También se cubrían los rostros con máscaras cuidadosamente elaboradas, con orificios para los ojos y la boca que se complementaban con pelucas hechas con cabello humano.

La primera momia del Atacama fue descubierta en 1917 por el arqueólogo alemán Max Uhle, quien la encontró casi por casualidad en una playa. En ese momento se desconocía su antigüedad. Sin embargo, más de un siglo después se han descubierto más de cien cadáveres momificados en el desierto de Atacama y ahora se ha podido establecer la fecha aproximada de su origen.

Se han encontrado restos de momias semidestruidas por eventos naturales, como tormentas, movimientos del suelo, moho y hongos, o incluso animales que las desentierran, por lo que los arqueólogos ahora buscan la mejor forma de conservarlas en lo posible.

Con eso en mente se inició la construcción de un museo cerca de la ciudad de Arica, el cual contará con un sistema de control climático interno donde se podrán conservar las momias a largo plazo.

Cerebrodigital concluye que al estudiar los secretos de las antiguas momias de Chile también se generan conocimientos sobre la historia de los seres humanos que habitaron en la región del Atacama y ahora se sabe que los Chinchorro, al tener un enfoque democrático de la momificación, consiguieron dejar su huella en la historia.