Aumento de homicidios y desapariciones: Una caldera llamada Culiacán
viernes, 21 de julio de 2023
Aumento de homicidios y desapariciones: Una caldera llamada Culiacán
 

 

La guerra de baja intensidad al interior del Cártel de Sinaloa comienza a incrementar el número de homicidios dolosos y desapariciones en el estado, sobre todo en la zona centro, en donde células de pistoleros han levantado y dado muerte a personas que han sido relacionadas con la venta de narcóticos. Este nivel de violencia, que además se ha traducido en más robos, secuestros y extorsiones, llevaron al Gobierno del Estado a reeditar de nueva cuenta las Bases de Operaciones Interinstitucionales que ya sostuvieron un primer desencuentro con las huestes de La Chapiza en la sindicatura de El Tamarindo el pasado martes 4 de julio. La caldera está encendida, en un delgado equilibrio entre un choque de trenes o una salida negociada hacia la “pax narca”.

 

Por Santiago Rentería.

 

Desde el lunes 26 de junio, la violencia al interior de las organizaciones criminales asentadas en Sinaloa comenzó a escalar, luego del hallazgo de dos hombres acribillados a los cuales les arrojaron varios kilos de fentanilo a un lado.

Uno a uno fueron aparecieron cuerpos a lo largo de la semana, lo que llevó a elevar el termómetro rojo, nada más al cierre del mes de junio pasado, las estadísticas oficiales de la Fiscalía General del Estado reportó 286 homicidios dolosos en el primer semestre de este año, superando los 256 casos del mismo periodo de 2022.

Esta diferencia de 30 asesinatos hizo un doce por ciento de aumento respecto al primer semestre del año pasado, sin embargo, debido a que las cifras son estatales, la mayoría de estos crímenes fueron registrados en Culiacán. Junio cerró con 48 homicidios dolosos y cuatro de ellos fueron feminicidios.

Aun así, mientras que, en 2022, el promedio diario de asesinatos, en seis meses, fue de 1.42 casos, para 2023, de enero a junio, se incrementó a 2.03 casos.

 

Ola de muertes

 

Los cuerpos encontrados en La Costerita, casi enfrente de la entrada del residencial La Primavera, correspondían a dos jóvenes que habían sido privados de la libertad en el municipio de Navolato.

A un lado de los cuerpos estaban cerca de 50 kilos de pastillas azules de aparente fentanilo. Las dos víctimas fueron arrojadas con las manos esposadas hacia atrás y con huellas de tortura.

Más tarde se supo que uno de ellos todavía presentaba signos vitales, por lo que fue trasladado a un hospital. Allí se le declaró muerte cerebral. El domingo siguiente, el joven murió en el Hospital General.

Pero aquel lunes 26, también fue acribillado un hombre identificado como Giovanny, quien viajaba con otra persona en un automóvil Chevrolet Aveo color blanco, el cual estaba dado de alta en una plataforma móvil de transporte.

El crimen ocurrió por una calle del fraccionamiento Colinas del Bosque, a eso de las 10:30 de la mañana. A este suceso se la sumó un hombre baleado en la sindicatura de Las Tapias, el hallazgo de un cadáver en el sector Portalegre, cerca de las aguas termales de la zona.

 

Crimen organizado

 

El martes, de nuevo a las 5:30 de la madrugada, se reportó el asesinato de un hombre que viajaba en una motocicleta entre Lomas de San Isidro y Paseo Azteca, el cual fue relacionado con las víctimas del fentanilo, ya que también era originario de Navolato.

Ese día se confirmó que los dos hombres arrojados con fentanilo, eran Joel Edgardo, de 37 años, y Adolfo, quien al final de la semana seguía en delicado estado de salud.

El miércoles, no muy lejos de La Costerita, camino a la Casa del Lago de La Primavera, encontraron a un hermano de Joel, un joven de nombre Jesús Edel.

Entonces fuentes de la Policía de Investigación indicaron que estos homicidios guardan íntima relación con el tema de la producción y venta de estas pastillas azules.

Los hermanos Joel y Jesús Edel habían sido levantados por un grupo armado en Navolato (ellos eran originarios del campo pesquero de El Castillo), entre el 16 y 17 de junio pasado. Los informes señalan que, en efecto, eran vendedores de drogas “por su cuenta”.

Además de ellos, testimonios señalan que más jóvenes habían sido privados de la libertad uno tras otro, hasta alcanzar incluso ocho personas levantadas cuyo paradero es desconocido. Al final de esa última semana de junio, se desconocía el paradero de las víctimas.

 

Operativo al vapor

 

Pero mientras la espiral de violencia, provocada en parte por la escasez de droga y de flujo de efectivo en las calles, el gobierno refriteó sus estrategias de seguridad al dar a conocer el 28 de junio el operativo Culiacán Seguro, integrado por Ejército, Guardia Nacional y Policía Estatal, y que, según el comunicado oficial, se enfocaría en recorrer los puntos críticos de la zona centro del estado, donde mayores índices de violencia e inseguridad se registran.

Desde aquella noche, se observaron retenes en el Tres Ríos y recorridos de vigilancia de los convoyes policiaco-militares en la periferia de la ciudad. El jueves no se reportaron homicidios, aunque sí robos violentos en distintos puntos de la capital, lo mismo que el fin de semana.

Las autoridades han atribuido esta alza en la violencia debido la supuesta prohibición de tráfico y producción de fentanilo por parte del Cártel de Sinaloa a los productores y vendedores, debido a la presión del gobierno mexicano y el estadounidense, por lo que la escasez ha elevado la violencia en la zona centro del estado.

“Todo está parado, es difícil tanto mover para la frontera como conseguir material en Culiacán”, comentó una fuente.

 

Sin tregua

 

El lunes 3 de julio, durante la madrugada, fue asesinado de un balazo en el pecho un hombre vecino de la sindicatura de Baila y minutos más tarde era encontrado otro cadáver en una brecha que comunica a la carretera Internacional México-15 con la colonia Antorchista.

La víctima estaba en el asiento del conductor de un automóvil Volkswagen Golf de modelo reciente, con placas sobrepuestas, el cual tenía las puertas abiertas.

Ya por la mañana, por el bulevar Miguel Hidalgo de la colonia del mismo nombre, dos jóvenes fueron ejecutados por un sicario que irrumpió en el hogar, amenazó a la abuelita de uno de ellos y los persiguió hasta darles muerte en una de las recámaras de la segunda planta.

Como en los anteriores casos, las autoridades no lograron dar con los responsables.

 

Tamarindazo

 

La mañana del martes 4 de julio, los recuerdos de los “culiacanazos” se hicieron presentes, al reportarse narcobloqueos en las sindicaturas de La Palma, Navolato, y de Villa Adolfo López Mateos, “El Tamarindo”.

Según la Secretaría de Seguridad Pública, los delincuentes despojaron unidades pesadas y las atravesaron en cinco puntos, las entradas y salidas de La Palma, las casetas de cobro de La Platanera y de San Blas,

así como cerca de El Tamarindo, en donde también arrojaron ponchallantas que averiaron tres patrullas de la Policía Estatal.

Videos que circularon en redes sociales dieron cuenta de un convoy de vehículos con personas armadas, algunas eran camionetas con fusiles Barret calibre .50 mm empotrados.

Los datos obtenidos señalan que todo comenzó cuando una Base de Operaciones Interinstitucionales (BOI) incursionó al amanecer en la sindicatura de El Tamarindo, ya que se trata de una zona donde ocurre de manera frecuente el despojo de vehículos debido a su cercanía con La Costera.

Fuentes de seguridad señalan que también en esta comunidad existe un enclave del crimen organizado, que mantiene varias casas de seguridad.

Motivados por supuestas denuncias, Cristóbal Castañeda y sus hombres acudieron a la zona, por lo que los delincuentes pusieron barricadas para distraer en lo que salía la mayor cantidad de gente posible para evitar enfrentamientos.

La BOI lo más que logró fue asegurar cinco camionetas con reporte de robo, una patrulla clonada de la Guardia Nacional y otra de la Marina. Así, también solicitaron una orden de cateo para registrar tres viviendas usadas presuntamente como casas de seguridad.

Ante esta situación, el gobernador Rubén Rocha Moya desestimó el caso, dijo que no hubo ni un solo balazo y al mediodía acudió a despedir el primer tren cargado de nueve mil toneladas de maíz compradas por SEGALMEX que partió de unas bodegas de la carretera a Navolato.


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