¡Jódete Cáncer! La historia Sandra como sobreviviente del cáncer de mama
lunes, 10 de octubre de 2022
¡Jódete Cáncer! La historia Sandra como sobreviviente del cáncer de mama
 

 

 
A mediados de 2021, a sus 36 años de edad, Sandra Monroy fue diagnosticada con cáncer de mama. Para vencer a la enfermedad los médicos le recomendaron someterse a una mastectomía doble para extirpar ambos senos. De un día para otro, Sandra tuvo que enfrentarse a una nueva realidad con su cuerpo y con su vida. Eso la llevó a reflexionar no solo sobre la enfermedad que ya le había arrebatado a su padre años antes, sino también sobre las espectativas que la sociedad le inculca a las mujeres con respecto a su físico. Los médicos le ofrecieron una reconstrucción en ambos senos con prótesis que le darían una apariencia similar a la que había tenido hasta entonces. Pero ella rechazó esa posibilidad no solo por todas las implicaciones a su salud sino porque no estaba dispuesta a que su realización personal estuviera condicionada por su apariencia física. Su experiencia con el cáncer la compartió con miles de personas en Instagram, donde su página Jódete Cáncer se ha convertido en un referente para las sobrevivientes de esta enfermedad. Ahora, a través de un libro que lleva el mismo nombre de su comunidad en redes, narra con detalle su periplo a través de esta enfermedad y cómo gracias al acompañamiento de otras mujeres, a la atención de los médicos y a su propia fuerza de voluntad logró doblegar al cáncer.

 





 

 

De Primera Noticias: ¿De qué manera documentar tu proceso, escribiendo y hablando sobre el tema tanto en redes sociales como a través de tu libro, ha contribuido a tu sanación personal?

 

 

Sandra Monroy: Yo iba cada año a hacerme un ultrasonido mamario en una fundación que se llama FUCAM. Pero en 2020 se atraviesa la pandemia y es el único año en que no me hice el estudio. Cuando llega el 2021 retomo el ultrasonido y el médico me dice aquí hay algo que no me gusta. Se empieza apenas a vislumbrar que aquello podía ser cáncer. Y lo fue. Pero este camino me lleva a ver y escuchar y entender cosas que en mi vida había visto.

 

De entrada nos dicen que hasta los 40 años debes empezar a hacerte la mastografía porque antes no te puedes enfermar. Y el día en que me hacen la mastectomía entro con una chica de 28 años y otra de 30 años. Y de pronto empiezo a ver a mi alredor que no era la única mujer joven.

 

También descubro que había otras imposiciones sobre el cáncer como la cuestión de la reconstrucción mamaria. Cada consulta a la que asistía escuchaba frase del tipo no te preocupes, te vamos a reconstruir. De pronto había más energía alrededor del tema estético que de la vida. Y comencé a preguntarme: ¿qué pasa si decido no reconstruirme? Ni siquiera sé en qué consiste el cáncer y ya me están exigiendo que tenga que lucir de una determinada manera después de la enfermedad, como diciendo aquí no pasó nada, cuando sí pasó, cuando una de cada siete mujeres vamos a desarrollar esta enfermedad sin ninguna razón.

 

Las causas del cáncer pueden ser multifactoriales: lo mismo puede ser genético o no, puede ser por la edad o no, pueden ser los hábitos o no. Y de alguna manera hay un lenguaje médico que revictimiza a los pacientes. Es que tú pensaste tal cosa y por eso te enfermaste. Es que no te cuidaste lo suficiente. Es que no hiciste aquello. Entonces parte de las razones para documentar este proceso son esas imposiciones que a mi manera de ver la vida no tienen lógica. No encontraba lógica en sufrir por más entradas al quirófano para una reconstrucción con implantes si no lo deseo. No todas las mujeres deseamos lo mismo. No todas deseamos ser madres. No todas deseamos que nos pongan unos implantes de seno. Habrá mujeres que sí desean la reconstrucción y está perfecto. Pero habemos quienes no. Habemos quienes deseamos invertir nuestro tiempo en otras cosas y no en estar en una cama de recuperación tras una cirugía estética.

 

Justo por eso empezó este interés por documentar y también porque había un silencio enorme respecto al tema. Por ejemplo, en las campañas del moño rosa yo nunca he visto ninguna mujer con cáncer de mama bilateral sincrónico. Siempre es una mujer uniteta y tapada con flores o con el moño rosa. ¿Por qué esconden esto si es tan común? ¡Una de cada siete mujeres! ¡Son cifras enormes! Y ahí fue cuando lo platiqué con Sasha [la fotógrafa Sáshenka Gutiérrez] quien me hizo una sesión de fotos un día antes de la cirugía para despedirme de mis pechos. Y en la primera semana después de la cirugía me tomó la otra foto que fue ganadora del premio Ortega y Gasset bajo el nombre de Jódete Cáncer.

 

Necesitamos más investigación para salvar vidas en lugar de más estética. Y la otra parte es documentar la impresionante sororidad entre mujeres. Somos quienes nos rodeamos de alguien que te puede cuidar, que te puede curar y es la manera en que sanamos. Es la manera en que nosotras nos blindamos de estas exigencias de la medicina patriarcal: la visión de lo que creen que deben ser nuestros cuerpos.

 

Por eso fue la necesidad de documentar en primera medida con las fotos y después trasladar toda esa experiencia al papel para que se convirtiera en un ensayo de acompañamiento porque cuando llegamos al médico llegamos estresadas, confundidas y aterradas porque nos han dicho que el cancer es igual a muerte. Y eso no es cierto si uno llega a tiempo. El cáncer de mama no es prevenible, solo se detecta a tiempo, pero para eso tenemos que quitarnos muchos tabus sobre los cuerpos.

 

De Primera Noticias: Me gustaría que ampliaras más esta reflexión que haces en tu libro sobre la decisión de decirle no a la reconstrucción de tus senos, es decir, la no aceptación de implantes, a pesar de la presión de los médicos o conocidos a quienes les sorprendió tu decisión.  

 

 

De entrada la no reconstrucción es también una opción. Mi decisión está basada en una libertad de decidir sobre mi cuerpo. Va contra el pensamiento de que porque eres una mujer joven es obligatorio reconstruirte porque si no lo haces ya no eres atractiva. Hay pacientes que usan los términos mutilación o amputación y eso es muy grave. La mutilación es un término de guerra y la amputación solo se utiliza para extremidades. Empecé a investigar para ver cómo luce una mujer mastectomizada. Por eso es tan importante la representación y la documentación y ver fotos porque le tenemos miedo a lo que no conocemos. Yo decía: necesito saber cómo se ve una mujer con cáncer de mama bilateral. Busqué imágenes en instagram y las primeras mujeres que encontré con esa condición formaban parte de un proyecto en Nueva York. Yo las vi y dije, claro, les faltan sus pechos, es un cuerpo distinto, pero para mí sigue siendo un cuerpo hermoso y no les falta nada.

 

La otra pregunta era cuáles son los otros procedimientos médicos y en qué consiste cada cosa: Qué va a pasar si vas a una terapia de radio, qué va a pasar si son quimios, qué va a pasar con una terapia hormonal y cómo va a cambiar mi cuerpo.

 

Y ahí empieza el otro tema: en qué consiste una reconstrucción. Porque no es lo mismo un aumento mamario como los que nos venden las revistas o la televisión. La reconstruccion es muchísimo más violenta porque no hay tejido mamario, son varias cirugías, pueden ser dos, tres, y si se complican pueden ser hasta nueve. Hay diferentes reconstrucciones de los senos para sobrevivientes del cáncer: pueden ser reconstrucciones inmediatas, reconstrucciones por colgajo, reconstrucciones en la que te pueden cortar una parte de la espalda para llevarla al frente, hay liporeconstruccion, etc. Pero todo eso para reconstruir tus senos implica entradas al quirofano, implica riesgos de que algo pase, implique que tu cuerpo no acepte los implantes.

 

A esta sociedad lo que le interese es vernos bonitas aunque tengamos la posibilidad muy alta de morir. Y no les interesa estar sanas. La  FDA sacó una investigación en la que señalan que en los implantes se han detectado metales pesados. Y a mí me dijeron que una de las posibles causas por las que pude haber desarrollado cáncer fue porque sin saberlo me expuse a metales pesados. La hipersexualización es una de las tantas violencias estéticas que vivimos como género femenino, porque a nosotras nos han dicho que nuestro poder en la sociedad está en nuestra apariencia, en cómo lucimos.

 

De pronto dices, a ver, yo no estoy pasando por cualquier cosa. Yo estoy pasando por un cáncer. Y por qué de pronto todos a mi alrededor le dan más peso a lo estético a que si voy o no a sobrevivir. Y a veces es una enfermedad muy cara. Habrá momentos en que no se pueda costear. Entonces por qué tendría que costearme unos pechos que yo no necesito. Cada quien podrá decidir lo que quiera y lo que sea mejor para su cuerpo. Yo decidí quedarme plana. Y al día de hoy no me arrepiento. Ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

 

 

De Primera Noticias: En tus redes sociales has sido muy crítica con respecto a la politica en materia de salud pública del gobierno de López Obrador. En uno de tus post escribiste: “¿Qué pasaría sino existirá FUCAM u otras fundaciones, si mi familia o amigos y amigas no hubieran hecho una red de apoyo económico y social? Simplemente la muerte, como otros miles que están viviendo cáncer, la muerte por ideas fanáticas de AMLO y su gabinete. Si tuviera tantita humanidad mi Seguro Popular antes de que lo mutilaran y ahora INSABI habría solventado todo lo que implica un cáncer de mama, pero no, el Presidente consideró que no, que lugares como FUCAM son fifies y que por sus caprichos todas y todos nos vayamos al carajo”. Desde tu perspectiva como sobreviviente de cáncer qué opinión te merece la política de salud pública en general de este gobierno federal.

 

Escasa, nula, para la cantidad de personas que somos. El hecho de haber desaparecido el Seguro Popular y querernos vender espejitos con el INSABI es una forma también de feminicidio para todas nosotras. Creo que es un grave error. Por ahí leía unas cifras que indican que normalmente se debería asignar entre el 7 y el 12 por ciento para el sector salud en los países. Pero este gobierno solo le ha asignado alrededor del 2 por ciento. En general es muy bajo lo que se le está asignando a la salud en México. ¿Qué hubiera pasado si yo no tuviera una red de apoyo? ¿si mi diagnóstico hubiera sido otro? Pues la muerte. Una quimioterapia puede costar entre los 60 mil y los 190 mil pesos. Y eso con el Seguro Popular era cubierto, y ahora no, ahora las familias se tienen que tronar los dedos para pagar. Claro que está el IMSS, el ISSSTE, pero somos millones. Y no todos los hospitales cuentan con medicamentos oncológicos. FUCAM subsidiaba los pagos de sus pacientes con el Seguro Popular. Y de la noche a la mañana retiran el Seguro Popular.

 

En el 2019 un grupo de mujeres fue a exigirle al presidente a Palacio Nacional que les respetaran no cobrarles las quimios. Pudieron llegar a un acuerdo. Pero no son las únicas. ¿Y todas las que llegamos después? Tenemos que rascarnos con nuestras uñas, haciendo rifas, buscando solventar los gastos. Yo agradezco que estoy en una terapia hormonal que puedo costear. Pero también hablo por otras. Hablo de mujeres que conozco que para no morir tienen que pagar 66 mil pesos de medicamentos al mes. Y eso no lo cubren tampoco los seguros de gastos médicos mayores. Dime qué familia aguanta el gasto de 66 mil pesos cada mes para que esa mujer no muera.

 

Necesitamos detecciones tempranas, cosa en la que el gobierno se sigue quedando muy corto, porque entre más tarde llegue es más caro. La salud es una inversión y esa parte no la entienden en el gobierno. Entonces evidentemente eso es una forma de homicidio. Estás retirando dinero en algo básico y elemental y el acceso a la salud es un derecho. Ese es el tema con este gobierno.

 


 

De Primera Noticias: Octubre es el mes de sensiblización con respecto al cáncer de mama. ¿Qué quitarías y qué agregarías de las campañas que se hacen desde los gobiernos, desde los medios de comunicación o desde las propias organizaciones civiles?

 

De entrada quitaría el eslogan de tócate para que no te toque porque aunque te toques... Forma parte de esa idea de que la enfermedad es un castigo. Y la otra parte es que el cáncer no es rosa. Eso debe quedar claro. El cáncer no es rosa. No somos guerreras. No nos volvemos seres asexuales por tener otra apariencia física en nuestros cuerpos oncologicos. No necesitamos que nos miren con pena. Tampoco necesitamos que usen nuestra imagen para hacer marketing. Si vas a ayudar, entonces muestra las cifras de lo que recaudaste y adónde va ese dinero. No nada más se trata de que se pongan calcetas rosas para jugar un partido de futbol. ¿Cuánto dinero van a donar por ese partido? Se necesita mucha investigación. El año pasado un estudio de la UNAM encontró que las mexicanas tenemos un gen que hace que envejezcan nuestros pechos diez años antes. Se necesita más investigacion para seguir trabajando en esto.

 

¿Qué agregaría? Agregaría no solamente campañas para despues de los 40 sino con menores de 40. Le pediría a medios de comunicación que se dejen de clichés y que investigaran más lo que significan los términos médicos, lo que significa una reconstrucción, así dejaríamos de romantizar el exponer la vida y los cuerpos de las pacientes como una exigencia social y entender las necesidades médicas de esa mujer.

 

 

 
NOTA: LA FOTO QUE ILUSTRA ESTA ENTREVISTA ES DE LA FOTÓGRAFA SÁSHENKA GUTIÉRREZ, CON LA CUAL GANÓ EL PREMIO "ORTEGA Y GASSET" 2022. 

 

 

 

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