Deprimera Internacinal | Eduardo Rivadeneyra Núñez
Millones de personas de todos los estados de la Unión se agruparon en cientos de manifestaciones para expresar su rechazo al gobierno del presidente Donald Trump. El nombre de las protestas No Kings (Sin Reyes) obedece a las distintas ocasiones en que el mandatario ha presentado imágenes en redes sociales en los que aparece con una corona y de hecho es la segunda protesta con ese tema.
Las concentraciones de ciudadanos se observaron en todo el país y en cada estado hubo manifestaciones en distintas localidades. Incluso en lugares generalmente conservadores, donde la mayoría de los votos favorece al Partido Republicano, al que pertenece Trump, los ciudadanos se presentaron a protestar. Un ejemplo fue el estado de Alabama, donde se registraron manifestaciones en la capital Mobile, y en al menos otras 15 poblaciones.
El mismo día de las protestas, el presidente difundió en sus redes sociales un video creado con inteligencia artificial en el que aparece con una corona, como un rey, a bordo de un avión de combate bombardeando con excremento a una nutrida manifestación en las calles de la ciudad de Nueva York.
La imagen de un mandatario atacando de esa manera a los habitantes de su propio país fue objeto de críticas incluso entre algunos de sus simpatizantes. Al día siguiente el presidente no volvió a hablar de las manifestaciones ni se ha referido a ellas desde entonces. Se presume que acusó recibo del mensaje pues hasta el momento tampoco ha hecho nuevas referencias a los operativos de la Guardia Nacional en Chicago, Portland o ninguna otra.
Las nutridas protestas fueron comentadas únicamente por los analistas con una opinión contraria a la de Trump, quienes en general consideraron que se trató de un éxito por parte de los organizadores del movimiento No Kings, entre los que destaca el actor Robert De Niro. Sin embargo, cabe preguntarse si estas manifestaciones serán suficientes para presionar a Trump a cambiar sus políticas o si pueden llevarlo a presentar una renuncia, como sucedió con Richard Nixon, también presidente por el Partido Republicano, en 1974.
Cabe recordar que la renuncia de Nixon se debió oficialmente al llamado escándalo de Watergate que se inició cuando los reporteros de The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein publicaron filtraciones e investigaciones que demostraban que el presidente mantenía un operativo de espionaje sobre sus contrincantes del Partido Demócrata.
Ya antes del escándalo de Watergate, el gobierno de Nixon se encontraba bajo una fuerte presión social debido a las protestas en contra de la guerra de Vietnam, en las que participaban principalmente estudiantes universitarios de todo el país y que llegó a tener incidentes violentos como la llamada Masacre de la Universidad de Kent, en la que perdieron la vida cuatro alumnos de esa casa de estudios cuando elementos de la Guardia Nacional dispararon contra una manifestación en 1970.
A pesar del alto número de participantes en las manifestaciones de No Kings, que los medios estadounidenses estimaron en más de siete millones de personas en todo el país, no se puede esperar que alcancen un resultado como en los años setenta del siglo XX. La principal diferencia estriba en que las protestas de aquella época no se limitaban a lo que los ciudadanos deciden hacer en su tarde libre del sábado por una ocasión.
Las manifestaciones contra la guerra de Vietnam, que terminó en 1975, unos meses después de la renuncia de Nixon, eran más que una protesta de fin de semana, venían desde la lucha por los derechos civiles que encabezó el reverendo Martin Luther King desde 1955 y que concluyó con su muerte en 1968.
Se trató de protestas que se transformaron en un estilo de vida que permeó todas las clases sociales y pasó a formar parte de la cultura y el quehacer cotidiano, no sólo de estudiantes, sino de los jóvenes en general, y también de los académicos, los trabajadores y gran número de padres de familia que coincidían las ideas de sus hijos.
Sin embargo, sí puede tratarse del inicio de un esfuerzo que vaya más allá de una manifestación del sábado por la tarde, sobre todo si se toma en cuenta que se trata de la protesta más nutrida en la historia de Estados Unidos y de que el presidente Trump aún no cumple ni siquiera su primer año en el gobierno.