Vicente Carrillo Leyva: El último de la estirpe
viernes, 4 de septiembre de 2020
Vicente Carrillo Leyva: El último de la estirpe
  

Con el sorpresivo asesinato de Julio César Carrillo Leyva, el diezmado clan de los Carrillo Fuentes se vio otra vez severamente golpeado, dejando en el aire la duda de si con esta muerte, se terminaba esta familia que construyó en parte la historia de sangre del narcotráfico mexicano, pero en realidad todavía continúa la línea de sangre de El Señor de los Cielos en la figura de Vicente Carrillo Leyva, el hijo mayor de Amado, quien al parecer se está convirtiendo en el último de la estirpe

 

Por Santiago Rentería.

 

A Julio César Carrillo Leyva lo mataron un jueves por la noche, llegando a su casa, esa en la que muchos en Navolato, sabían que vivía en la colonia Alfonso G. Calderón. El joven de 36 años, quien había sorteado todas las guerras intestinas entre los grupos del crimen organizado en eterna lucha, respiró por última vez antes de que un solitario pistolero le disparara directo a la cabeza con una pistola calibre .9 milímetros.

 

Con este crimen, el clan de los Carrillo Fuentes sufre una nueva embestida, pero al final permanece en la figura del hijo mayor de El Señor de los Cielos, Vicente Carrillo Leyva, hermano del finado Cesarín.

 

Desde que salió en libertad en junio de 2018, El Vicentillo se ha convertido en un personaje de bajo perfil, pero fuentes de seguridad señalan que se mantiene a cargo de buena parte de los negocios de la familia, sobre todo aquellos que lograron construir de manera legal durante el largo reinado de los Carrillo Fuentes.

 

Vicentillo, informan, solía mantener buena relación con su hermano menor. Una fotografía de principios de los años noventa, revelan sus jóvenes rostros junto a Amado, un padre que, se dice en Navolato, fue amoroso y cercano con ellos.

 

Sin embargo, debido a los posibles riesgos, Vicente no fue visto en la finca de El Guamuchilito, donde el joven fue velado acompañado por las mujeres Carrillo, quienes han sido testigo del paso de los múltiples funerales en esa mansión de las afueras de Navolato.

 

Menos fue visto en el cortejo fúnebre que llevó los restos del Cesarín al panteón Jardines del Humaya, en Culiacán. A diferencia de Amado y Rodolfo, cuyos restos permanecen en la finca familiar, con sus altares y su leyenda grabada. Ahí mismo descansa la matriarca, doña Aurora Fuentes López, quien le lloró a tres de sus hijos muertos: Amado en 1997, Rodolfo en 2005 y José Cruz en 2009.

 

 

EN MEDIO DE LA GUERRA

 

Desde hacía años, a El Cesarín se le veía ir y venir en el municipio de Navolato, andar sin problemas en Altata, bien acompañado en las fiestas en Culiacán. En Tierra Blanca se decía que tenía una casa donde en los mejores años le gustaba llevar grupos musicales.

 

Era un joven sin problemas aparentes con las diferentes facciones del Cártel de Sinaloa, durante la guerra que se desató entre los clanes de Los Chapitos con Los Dámaso entre 2016 y 2017, César Carrillo Leyva, uno de los hijos menores de El Señor de los Cielos, permaneció neutro ante el conflicto.

 

Se movía entre propios y extraños, de él se decía que no tenía las deudas que dejó su padre, Amado, mucho menos la ola de venganzas desatadas por Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, cuando rompió con el Cártel de Sinaloa representado por Joaquín Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada.

 

En cambio, su bajo perfil sólo era comparable con las pocas ambiciones que llevaba en la sangre: no se le conocían actos violentos, ni enemigos a la vista. De ahí, quizá, que no solía usar escoltas ni la parafernalia de un comando protector.

 

Las autoridades federales no lo tenían en su radar, porque de hecho a fines de febrero de 2018, fue detenido durante unas horas en la zona de dunas de Altata, Navolato, cuando se encontraba supuestamente en compañía de una mujer.

 

“Al Cesarín los de la Marina no le encontraron nada, no traía armas de fuego, ni mucho menos drogas, solamente andaba tomando cerveza tranquilo”, comentó una fuente de seguridad.

 

Sin embargo, de aquella ocasión, la Marina filtró una foto que poco se conoció en redes sociales. Según las mismas fuentes, Carrillo Leyva no manejaba un gran negocio, más bien, era algo discreto, para no llamar la atención. El apellido que se cargaba infundía más respeto que nada.

 

Unos cuantos años

 

El 12 de junio de 2018, luego de nueve años de prisión, sentenciado por lavado de dinero, no por delincuencia organizada, Vicente Carrillo Leyva alcanzó la libertad y salió por pie propio del penal federal de Occidente en el estado de Jalisco.

 

El hijo mayor de Amado había sido capturado el 1 de abril de 2009 cerca de su casa en la colonia exclusiva Lomas de Chapultepec. Estaba en un parquecito vestido con ropa deportiva haciendo ejercicio; en aquel momento fue sujeto a seis procesos penales, pero gracias a una buena estrategia de defensa legal, consiguió ser absuelto en cuatro expedientes.

 

De esta manera, Carrillo Leyva fue sentenciado a nueve años, y fue trasladado al penal de Occidente, en donde terminó de purgar la última pena de siete años y seis meses de prisión que se le impuso por el delito de lavado de dinero.

 

Conocido, como El Ingeniero, el hijo de Amado estuvo condenado por lavar un millón 930 mil pesos en el sistema financiero entre los años de 1998 y 2009.

 

Además, fue procesado por utilizar una credencial falsa, delito por el que fue condenado a tres años de prisión. Durante este gobierno de Andrés Manuel López Obrador, las propiedades que se subastaron estaban valuadas en 300 millones de pesos aproximadamente.

 

Se esfuma del panorama

 

Semanas después de conseguir su libertad, Vicente Carrillo fue detenido por cuatro policías locales de la Ciudad de México en un punto de revisión ubicado sobre la avenida Masaryk, en la exclusiva colonia de Polanco.

 

Carrillo Leyva iba en un lujoso vehículo y en el retén le pidieron que se identificara, lo cual hizo con una credencial oficial. Los agentes, supuestamente al verlo, supieron que se trataba del hijo de Amado Carrillo, por lo que al checar los registros del documento descubrieron que era falso.

 

Luego de saber que Andrés Favela era en realidad Vicente, los policías hablaron con su superior, quien les encomendó que lo detuvieran para investigar y poner a disposición por si estaba cometiendo un delito.

 

Sin embargo, Carrillo Leyva convenció a los agentes, quién sabe si a base de sobornos, que lo dejaran libre. Los policías permitieron que se retirara. Esta acción hubiese pasado desapercibida si no fuera porque se filtró a los medios digitales, quienes al dar a conocer la noticia, obligaron al jefe de la policía capitalina, en ese momento Raymundo Collins, a salir para condenar el hecho y asegurar que investigarían a los agentes involucrados.

 

Los policías indicaron que dejaron ir a Vicente debido a que no contaba con orden de aprehensión, sin embargo, quedó la cuestión del documento apócrifo que utilizaba para identificarse. Al final del enredo, el caso fue olvidado y archivado.

 

Pero además de Vicente, otro de los hijos de Amado, permanece todavía en prisión. Se trata de Luis Fernando Carrillo Navarro, medio hermano de Vicentillo y de Cesarín, quien fue detenido el 15 de junio de 2019, en la ciudad de Hermosillo, Sonora.

 

Desde luego, Luis Fernando se encuentra lejos de lo que fueron las figuras de Amado, Vicente o Rodolfo Carrillo Fuentes. La Fiscalía General de la República informó que se detuvo al joven por su probable responsabilidad en la comisión del delito de portación de arma de fuego para uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. Es decir, está libre de la acusación de delincuencia organizada.

 

El joven Carrillo es hijo de Zayda Graciela Navarro Durazo, relacionada con las actividades del Cártel de Juárez y hermana de Carlos Navarro Durazo, quien fuera extraditado en 2017 a los Estados Unidos tras ser detenido por elementos de la entonces PGR a finales de 2016, al ser buscado por la DEA por su probable responsabilidad en los delitos de asociación delictuosa y contra la salud.

 

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