Culiacán, Sinaloa.- Fue el 15 de febrero de 2019 cuando Marisol supo por última vez de su hermana Mayra Millán Castro. Iba al poblado de La Ciénega de Casal junto con su pareja a vender una motocicleta, pero aparentemente el joven que la acompañaba “traía problemas”.

De eso hace ya 11 meses. Apenas el pasado 15 de enero Marisol recordó que ya su hermana cumplirá un año ausente, y todavía la rabia y la sed de justicia no se apaga, permanece viva como desde el primer día que ya no tuvo noticias de ellas.

Ahora, por la avenida Jesús G. Andrade, en una barda que pertenecía a una finca del antiguo Culiacán, entre Ángel Flores y Rosales, el rostro de Mayra permanecerá luchando contra el olvido pero Marisol no deja de preguntarse.

“Su rostro no tendría que estar aquí en una pared, Mayra debería estar con nosotros”, dice Marisol, y se le corta la voz, pero sabe que mirar a Mayra en ese lienzo es volver a estar con ella.

“Sus hijos todos los días la esperan en casa”, cuenta. Las líneas de su rostro empezarán pronto a cobrar forma en el muro de un edificio de apariencia abandonado, en el corazón del Centro Histórico de Culiacán.

Para Marisol Millán es difícil ver el rostro de su hermana plasmado en una pared en la que, dice, no debería estar, en una lista de la que nunca debió ser parte.

"Tener su rostro aquí para mí son sentimientos encontrados, para mi familia es algo muy difícil, pero de esto se trata, de visibilizarla, la desaparición de ella fue una injusticia", manifiesta Marisol, quien en todo momento, mientras que las ‘Sabuesos Guerreras’ alistan la pared para iniciar con la obra plástica, porta la imagen de una joven de rasgos espigados y bonitos.

Sin líneas de investigación concretas en la Fiscalía General del Estado, los familiares de los desaparecidos se dieron cita en esta parte de la ciudad para alzar este memorial que reflejará para este próximo domingo, los rostros de 33 personas desaparecidas.

Es una manera de tenerlos aquí. Este será el segundo mural en memoria de los desaparecidos. El primero se encuentra en un alto muro del periódico Noroeste, por la avenida Corona y Ángel Flores.

De alguna manera, pintarlos es ir a rescatarlos, es ir a abrazarlos, a decirles que todavía hay quien los espera.

 
“Ahora que estábamos limpiando la barda para empezar con el mural de nuestros desaparecidos, vino una persona del Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) para querer impedir que hiciéramos la obra. No, aquí no se puede porque es algo histórico”, recuerda Rosa Neriz que le dijo el empleado del INAH. Ella es parte de las ‘Sabuesos’.

“Pero qué más historia quiere que ver las caras de nuestros desaparecidos, la historia negra de este estado que nos arrebata lo que más queremos”, le respondió Neriz al funcionario.

Mientras Mayra y otras mujeres lloran por sus familiares ausentes, de cara a los inicios para bosquejar sus imágenes que ahora perdurarán en la memoria urbana, Dante Aguilera, del colectivo ‘Juan Panadero’, gira instrucciones para iniciar con el fondeo del mural.

 
Unas ramas de enredaderas que crecen del otro lado de la barda parecen dificultar el trabajo. Ahí, montada en una escalera, se encuentra María Isabel Cruz, la líder sabueso que no se amilana para buscar de manera incansable a su hijo Yosimar Reyes García, el policía que este enero cumple 3 años desaparecido.

 
Con pintura color lila, va cubriendo la grisura de la pared, mientras el resto de las mujeres se afanan en otros puntos de ese gran lienzo urbano. Marisol Millán ahora sabe que ella, los hijos de Mayra y el resto de la familia van a tener un mural para la memoria de su hermana, un mural que esperará a su regreso, como cada día esperan todas las familias la vuelta de sus seres queridos. Los 33 que están aquí para no ser olvidados.

 
El próximo domingo será la inauguración del segundo memorial por los desaparecidos.