En cada contingencia, integrantes del crimen organizado de diversas regiones del país les da por iniciar campañas de obsequio de despensas a la población más vulnerable, esto con el fin de continuar con la mascarada de la existencia del “narco benefactor” que trabaja más que el gobierno, pero en el fondo suele subyacer la inconfesable tarea de obtener una sólida base social que legitime las acciones criminales y violentas que rodean a las actividades ilegales. Durante la pandemia del Covid-19, ya salieron grupos sobre todo en Tamaulipas, a lucirse con la repartición de víveres a gente de escasos recursos, y en Sinaloa, aunque no se ha reportado de manera evidente, se habla que dentro de pronto integrantes del Cártel estarán apoyando a familias que se sienten olvidadas por el Gobierno.
Por Santiago Rentería.
Las imágenes son certeras: hombres armados, con equipo táctico policial y portando capuchas entregan cartones de despensas a personas que se ven de escasos recursos en sectores de Tamaulipas. Medios nacionales han reportado desde principios de abril que integrantes del Cártel del Golfo se han dedicado a recorrer colonias de Ciudad Victoria dando estos “apoyos” a la gente.
En redes sociales, las fotografías mostraban cajas con el estampado de “Cártel del Golfo en apoyo a CD. Victoria. Señor 46 Vaquero”. Todas, según la versión, contienen en su interior víveres como galletas, aceite, sopas, cereal, atunes, azúcar, maseca, café y leche.
En algunas publicaciones se observan al menos cien cajas apiladas en lo que parece ser la parte trasera de una camioneta con remolque de tres y media toneladas. Los productos de la canasta básica fueron entregados por supuestos integrantes del Cartel del Golfo, al mando de El Vaquero.
En Sinaloa este modelo se ha replicado cuando sucede una contingencia provocada por un fenómeno meteorológico, como después del huracán “Manuel” en 2013 y más recientemente con la destrucción que causó la tormenta tropical E-19 ocurrida en septiembre de 2018.
En esta última ocasión, luego de que se descubriera el fraude de los colchones podridos (bautizado por la prensa como el “Colchóngate”), decenas de personas empezaron a recorrer colonias afectadas a bordo de camiones de redilas regalando colchones de buena calidad, enseres domésticos como parrillas eléctricas y despensas con víveres de primera necesidad.
Para imponer su sello, los alimentos llevaban un papel marcado con las iniciales JGL, en referencia a Joaquín Guzmán Loera, quien en ese momento estaba por librar el juicio en Nueva York que a la postre lo condenaría a cadena perpetua.
Sin embargo, en Culiacán fue sabido que los patrocinadores de los apoyos a la gente golpeada por la tormenta fueron por parte de los hijos del Chapo Guzmán, Los Chapitos.
Como referencia, un año antes de esta tormenta, en septiembre de 2017, tanto Los Chapitos como la esposa del Chapo, Emma Coronel Aispuro, comenzaron a movilizar a decenas de personas para colaborar en envío de apoyos a los damnificados del terremoto que afectó a la Ciudad de México y a otros estados vecinos. Incluso Coronel Aispuro realizó una campaña de colecta con sus amistades para recabar fondos y conseguir víveres para los afectados del sismo.
De forma anónima en Culiacán
Sin embargo, con el inicio de la cuarentena y la imposibilidad de miles de personas de trabajar en el día a día, por iniciativa de grupos ciudadanos en Culiacán se comenzó a recolectar y entregar despensas en por lo menos dos puntos: la Iglesia del Carmen y la Catedral del Centro.
Si bien la organización fue por parte de la ciudadanía, en la Iglesia del Carmen se observaron camionetas entregando costales de alimentos a los más pobres afectados por la parálisis del empleo.
“Sí están dando los narcos, pero también los empresarios y la gente religiosa que tiene dinero, pero ahora todo está parado y no hay publicidad por parte de nadie”, comenta un policía que conoce el ambiente del primer cuadro de la ciudad.
Explotar la pobreza, como los políticos
En México, los integrantes del narcotráfico han usado esta estrategia de “donar” despensas, pero siembre bajo la idea que “se acuerdan cuando fueron humildes” y que en base a eso se les despierta el sentido altruista para beneficiar a sus conciudadanos.
Se presentan ante la gente como “benefactores” y agentes del poder local, sin pedir nada a cambio. En el fondo, los líderes del crimen organizado saben que se trata de “cuidar a las personas en su territorio”, y lo hacen explotando situaciones vulnerables para su ventaja. A los ojos de cada persona, los grupos delictivos tienen mil y un rostros. A veces son buenos, y cuando son implacables por la violencia extrema que usan, se trata de un legítimo derecho.
No nada más en Tamaulipas fue pública la entrega de despensas a la gente, también en Tierra Caliente diversos medios locales reportaron que Los Viagras, escisión del antiguo clan de Los Caballeros Templarios, donaron a la causa de los necesitados toneladas de alimentos.
La fórmula por congraciarse con la población a través de la imagen de narco benefactor fue replicada por el Cártel Jalisco Nueva Generación, considerado por las autoridades mexicanas y estadounidenses como uno de los más violentos y causantes de una guerra de exterminio en Jalisco, Colima, Michoacán y Guanajuato.
De acuerdo con medios, el reparto de cajas de despensa ocurrió en el municipio de Cuautitlán, Jalisco, donde por años decenas de familias han sido desplazadas por hombres armados. Los apoyos fueron entregados a la población bajo la leyenda “El Señor de los Gallos, Mencho, con el pueblo”.
Las imágenes publicadas de despensas en bolsas de plástico provocaron en redes sociales un creciente descontento social, debido a que los cárteles reparten ayuda con total impunidad del gobierno.
La distribución de despensas y juguetes en Jalisco, por parte de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, es una práctica común para ganar el apoyo de la población, y para mostrar fuerza a enemigos. Sin embargo, no se descarta un montaje por parte de grupos del narco.
Según el periodista Héctor de Mauleón, en un análisis publicado en el diario El Universal, señala que:
“Para resistir el impacto del coronavirus, las organizaciones criminales buscan construir en el periodo temprano de la crisis una base social amplia, por medio de la repartición de apoyos que le permitan enfrentar los tiempos que vienen. Así, en la etapa tardía de la pandemia, la delincuencia fortalecerá su control sobre las comunidades que consideran estratégicas para el surgimiento de nuevos grupos de autodefensa.”
¿Toque de queda del Cártel?
Y en Culiacán diversos videos de jóvenes armados han estado circulando a través del WhatsApp en donde señalan con tono amenazador que “por orden de Los Chapitos” impondrán el toque de queda en la capital del estado, todo para que la gente que anda en la calle sea regresada a su casa.
“A todo aquel que hallemos después de las diez de la noche sin ningún negocio los vamos a tablear, son órdenes de Los Chapitos, toda esa gente que ande sin que tenga algo que hacer, primero se les dirá que se vayan a su casa y si no hacen caso se les tableará”, sentencia un joven en un video, en el cual se observa visiblemente drogado.
“Nada más se respetará a los que vengan de la chamba o vayan a la chamba, no queremos que se siga esparciendo el coronavirus”, concluye.
En otros videos se observa a jóvenes armados patrullando en camionetas y por los radios se escucha la orden de correr a la gente para su casa.
Sin embargo, al cierre de la edición se desconocía si en verdad existe una orden de parte de la cúpula del Cártel de Sinaloa para imponer un toque de queda en la ciudad, aunque el clan de los Guzmán demostró el 17 de octubre pasado, con el rescate de Ovidio Guzmán López que la ciudad está a su disposición creando una especie de poder paralelo de facto, cuando en esa ocasión impusieron un estado de sitio violento.