“Si tuviera que salvar una de mis novelas, sería esta”, declaró el premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, durante su participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara al referirse a su novela Conversación en la Catedral.

A medio siglo de su publicación, el escritor aseguró que esta novela le tomó tres años de trabajo en los que experimentó al mismo tiempo la felicidad y la inseguridad por no saber si alguna vez sería publicada.

Durante la conferencia fue presentada la edición especial conmemorativa de la novela que abre con una de las frases más memorables de la literatura latinoamericana del boom: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

La edición especial incluye una serie de cartas entre el escritor peruano y Álvaro Mutis, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y los dos hombres cuyo veredicto aprobatorio importaban más para Mario: Abelardo y Lucho, compañeros universitarios con los que pudo compartir su placer por la literatura.

“Un día se me ocurrió que la novela fuera como un árbol de conversaciones, con otras que irían apareciendo como ramas”, continuó Vargas Llosa, guiado por las preguntas y observaciones que Laura García lanzaba frente a los asistentes.

Reconoció su profunda admiración hacia el escritor norteamericano William Faulkner, “el primero autor que leí con papel y lápiz en mano, intentando reconstruir sus abstracciones”, que también fue una gran influencia para la novela cumpleañera.

Aunque reconoció que no acostumbra releer las novelas que ya ha publicado, sí admitió que el trabajo hecho por Carlos Aguirre le ha ayudado a reconstruir la historia secreta de la escritura de la novela con los testimonios registrados en sus cartas.

Escrita desde la distancia, durante su estadía en París, Conversación en la Catedral fue concebida al “utilizar el material de la memoria” y un elemento de nostalgia, que le permitió ver lo que era importante y qué era superficial para su construcción.