Los hermanos que bañaron de sangre a Tijuana
domingo, 19 de enero de 2020
Los hermanos que bañaron de sangre a Tijuana
 

La segunda temporada de Narcos México, que se estrena en febrero de 2020, se centrará en la fundación del Cártel de Tijuana, que en los años ochenta y noventa comandaron los hermanos Arellano Félix, los cuales inundaron de sangre y violencia las calles de la ciudad fronteriza. La serie presentará a Enedina Arellano Félix, hermana de Ramón y Benjamín, quien fue considerada por las autoridades como el cerebro financiero del cártel.

 

 

 

Por Redacción De Primera Noticias.

 

 

 

Nacido junto con el Cártel de Sinaloa a partir de la repartición del territorio nacional luego de la detención de Caro Quintero en 1985, la organización criminal de los Arellano Félix mantuvo durante dos décadas el control del trasiego de drogas en Tijuana.

 

 

Violentos, vengativos, fiesteros, llegaron a Tijuana procedente de Guadalajara y Sinaloa para colarse en la sociedad de aquella ciudad fronteriza corrompiendo a policías, militares, políticos y empresarios. Varios gobernadores fueron cómplices de sus actividades delincuenciales.

 

 

Pronto los Arellano Félix fueron los principales surtidores de cocaína en Estados Unidos. En el camino ordenaron la ejecución de miles de personas, entre enemigos de otros carteles, periodistas incómodos, empresarios y policías. Uno a uno, los Arellano fueron cayendo. Francisco Rafael Arellano Félix fue detenido en 1993, extraditado a Estados Unidos y asesinado en 2013 por un sicario disfrazado de payaso en Los Cabos.

 

Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, fue sentenciado a cadena perpetua por un juez de San Diego el 5 de noviembre de 2007. Benjamín Arellano Félix fue detenido el 9 de marzo de 2002 por el Ejército Mexicano en Puebla. Fue extraditado en 2011 para enfrentar cargos por tráfico de cocaína en California. El 4 de enero de 2012 se declaró culpable y fue condenado a 25 años de cárcel.

 

 

El periodista Juan Carlos Reyna, autor del libro El Extraditado, siguió la trayectoria de estos personajes que, en complicidad con las autoridades, desataron una ola de violencia que durante varios años convirtió a Tijuana en una de las ciudades más peligrosas del mundo.

 

 

¿Actualmente que quéda del Cártel de Tijuana o de los Arellano Félix?

 

Juan Carlos Reyna: El cártel de Tijuana fue una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo durante los años ochenta y noventa. Al cártel se le atribuye haber ingresado tres cuartas partes de la cocaína que se consumió en Estados Unidos durante esa época. Los Arellano Félix crecieron al amparo de la corrupción y de su relaciones con políticos. Conforme el poder político se fue haciendo menos hegemónico, como cuando la oposición ganó la presidencia en el 2000, su margen de operación y de poder fue disminuyendo. Estas reparticiones legendarias que se hacían del territorio pactando con el gobierno perdieron legitimidad. Y el cártel de Tijuana, de tener un control absoluto en muchas de las rutas de trasiego, empezó a disminuir su poder. Hoy el cártel de Tijuana ya no opera. Los hermanos Arellano Félix están muertos o en la cárcel. El fundador del cártel, Benjamín Arellano Félix, está preso en una cárcel de máxima seguridad en Estados unidos.

 

 

Qué personalidad descubriste en Benjamín más allá de lo que públicamente sabemos por su actividad delincuencial.

 

 

Se trata de un tipo carismático, amable, al que todo mundo reverencia en la cárcel. Conforme nos fuimos tratando al paso de los meses se fueron revelando sus claroscuros. No olvidemos que a él se le atribuye haber ordenado miles de asesinatos. La experiencia de hablar con él y tratarlo es como ver a los ojos al diablo, en toda su seducción, en todo su carisma. Como periodista eso resulta fascinante. El trato que yo tuve con él siempre fue de mucho respeto. Poco a poco se va revelando esta complejidad, no sé si llamarla maldad porque se trata de personajes que están más allá del bien y del mal. Es completamente otra categoría humana. Por eso es un libro raro de leer, se trata de un libro muy violento pero en el que hay pasajes en donde uno medio se encariña con Benjamín y otros pasajes en donde uno dice, no pues este tipo es un hijo de la chingada. Esa complejidad es la que yo intenté reflejar en el libro porque es la que yo viví.

 

 

Una de las cosas que Benjamín dice es: “a mí me extraditó el PAN porque a mí el PRI no me extradita. ¿Cómo se fueron gestando, particularmente en Baja California que fue uno de los primeros estados donde hubo alternancia partidista, estas redes de corrupción entre las élites políticas estatales y los narcos como los Arellano Félix?

 

 

Los Arellano llegaron a Baja California de Guadalajara. Benjamín llegó a finales de los setenta como un traficante menor. Tijuana todavía era un terreno virgen. Siempre había habido tráfico, pero no en las cantidades que se llegaron a mover en los ochenta y los noventa. Viaja a Guadalajara a entrevistarse con los grandes capos de la época (Miguel Ángel Félix Gallardo y Caro Quintero, entre otros) y les propone que trabajen juntos, les dijo que quería hacerse cargo de Tijuana. Estos señores dicen, va, perfecto, y comienzan trabajar. Benjamín va construyendo toda la red de trasiego no solo en Tijuana sino en toda la frontera noroeste. Para esto, él empieza a comprar a las autoridades, primero policiacas, luego militares, y así poco a poco hasta que prácticamente tiene una estructura de corrupción bastante sofisticada. Hay que destacar una cosa importante: una de las razones por la que los Arellano Félix pudieron infiltrarse en la sociedad tijuanense fue porque a diferencia de otros narcos, los Arellano no eran sierreños, no eran de botas y sombrero, su apariencia era como de empresarios normales. Para ellos fue muy fácil involucrarse con los círculos empresariales de la ciudad. Tan es así que el grupo armado del sicariato que empoderó a los Arellano estaba integrado por hijos de familias pudientes de la ciudad, familias muy poderosas económica y políticamente. El nivel de infiltración fue a tal grado que entre los testimonios que Benjamín me comparte está el de hacerle favores personales a los gobernadores de la época, y sí, él se refiere al PRI porque si bien el Cártel de Tijuana trabajó también con los gobiernos panistas en Baja California, fue con el gobierno priista de Xicoténcatl Leyva que llegaron a instaurar un poder absolutamente hegemónico en el estado. Es una cosa no nomás de corromper a la policía sino que se trató de una infiltración muy profunda.

 

 

Qué influencia llegaron a tener en su momento de máximo esplendor en los Estados Unidos.

 

 

Te puedo decir que los Arellano Félix mantenían redes y empresas en todo estados unidos como ahorita las tiene el Cartel de Sinaloa. Y el poder económico también influye en el poder político. Qué quiero decir con esto, que si los Arellano pudieron traficar toda esa droga en Estados Unidos no fue porque fueran particularmente astutos, que sí lo eran, sino también porque tenían compradas a las autoridades norteamericanas. Es muy importante recalcar que el narco en México ha sido legitimado, promovido, en parte también por el gobierno norteamericano. El narcotráfico es un negocio que sirvió a los intereses de la CIA durante los setenta y ochenta para financiar a las contras en Nicaragua. Hay expedientes, archivos legales con pruebas de que en la nómina del Cártel de Tijuana, por ejemplo, había miembros de todas las agencias federales norteamericanas.

 

 

A Benjamín le dieron 25 años de carcel. ¿podría salir a partir de qué año?

 

 

Él puede salir antes porque como cumplió diez años aquí en México, en el Altiplano, esos diez años a él se los pueden hacer válidos para que salga más pronto. Benjamín lleva apenas seis años en Florida, pero el problema es que él todavía tendría que responder por procesos que tiene abiertos en México, en especial por el caso Posadas. Si él llegara a ser liberado en EUA, tendría que rendir cuentas acá en México, como lo que pasó con el Güero Palma. Es bien curioso: uno dice pero cómo le dan apenas 25 años si es un líder criminal. La situación es que sus abogados llegaron a un acuerdo, en contra de la voluntad de Benjamín, con el gobierno americano porque si se hacía un juicio en forma, las autoridades de Estados Unidos tenían miedo de que se desatara un exterminio, una serie de asesinatos de todos los testigos protegidos o de sus familias. A Benjamín le querían dar pena capital, pero sus abogados lograron este acuerdo y así se evitaron decenas de asesinatos tanto en Tijuana como en Estados Unidos.

 

 

 

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