Cuando parece que la dinastía de los hermanos Carrillo Fuentes cada vez más va en declive, empiezan a salir nuevos datos que contradicen a las autoridades pese a los golpes que intermitentemente ha sufrido la organización desde hace más de 20 años en que murió el principal capo del árbol genealógico: Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. El sábado 15 de junio, uno de sus hijos, Luis Fernando Carrillo Navarro, fue aprehendido por elementos de la Policía Federal Ministerial en cumplimiento de una orden de aprehensión. No solo su tío Carlos Navarro Durazo fue vinculado con el Cártel de Juárez, sino también su madre, doña Zayda Graciela, quien sería una de las parejas sentimentales del capo de El Guamuchilito, quien a 22 años de su muerte todavía sigue extendiendo las cenizas de su imperio criminal que un día fue el más poderoso del mundo.
Por Redacción De Primera Noticias
Ni si quiera se sabía de su existencia, pero el sábado 15 de junio pasado, un grupo de elementos de la Policía Federal Ministerial irrumpió en un domicilio de la ciudad de Hermosillo, Sonora, y aprendió a Luis Fernando Carrillo Navarro, uno de los hijos menores de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, el capo más poderoso de la década de los noventa.
Carrillo Navarro es hijo de Zayda Navarro Durazo, a su vez hermano de Carlos Navarro Durazo, de quienes el Gobierno federal contaba con suficiente información y rastreo, pues este último fue arrestado por agentes de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) a fines de 2016, acusado por el Departamento de Justicia estadounidense de importación de drogas. Al año siguiente, el cuñado de El Señor de los Cielos fue extraditado a una corte gringa.
A su vez la madre de Luis Fernando fue vinculada con las actividades de tráfico y lavado de dinero de lo que queda de la organización afincada en Ciudad Juárez. El joven fue detenido en la colonia Las Lomas de Hermosillo. Según el comunicado oficial, los agentes que fueron por él no usaron la violencia ni afectaron a terceros.
El delito que se le acusa al hijo de Amado es el de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. “Tras ser detenido en la colonia Las Lomas de esa ciudad, con pleno respeto a sus derechos humanos, sin uso de violencia ni afectación a terceros, Luis Fernando quedó a disposición de la autoridad judicial que lo requirió”, finaliza el oficio de la Fiscalía Federal.
El mayor de los vástagos de Amado
Los hechos parecen demostrar que no es una dinastía agotada del todo. Hace ya un año, el 2 de julio de 2018, el mayor de los hijos de Amado logró obtener su libertad luego de pasarse más de siete años en prisión, acusado del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita. Vicente Carrillo Leyva, el primogénito de El Señor de los Cielos, cumplió su sentencia y debido a que no cuenta con orden de extradición a Estados Unidos, quedó limpió del delito por el que purgó pena de prisión.
El Ingeniero, como se le conoce a Carrillo Leyva, había sido capturado en 2009 en la época en que varios de los llamados narcojúniors comenzaron a caer, entre ellos Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo.
La captura de los juniors mostró el rostro de una nueva generación de narcos que se estaba perfilando en México; ya no eran iguales a sus padres, la mayoría gente que empezó en la pobreza en comunidades marginadas de Sinaloa; se descubrió que la nueva generación contaba con estudios en escuelas privadas, vivían entre lujos y hasta aparecían en revistas de sociales después de su captura por su “imagen” y “estilo de vestir”, todos unos “playboys” de la moda.
De hecho, Carrillo Leyva fue detenido mientras se ejercitaba en un parque público de Polanco, en la Ciudad de México. Vestía ropa deportiva y proyectaba la imagen de un joven empresario, como de hecho se identificó ante sus captores. Sin embargo, su pareja declaró que en realidad fue detenido en su domicilio, el cual fue allanado por los agentes de la PGR.
Lo cierto es que El Ingeniero, como le gustaba que le llamaran por estudiar esa carrera, no tenía en su poder ni armas de fuego, ni narcóticos que pudieran incriminarlo. Por eso fue imputado solo de lavado de dinero y su sentencia no fue mayor al no poder comprobársele otros delitos. Carrillo Leyva había sido el consentido de Amado, cuando se casó en Navolato con otra de las Quevedo —hermana de Giovana, su tía política—, Amado ordenó a los agentes de la Policía Municipal y de la Estatal preventiva formar un perímetro de seguridad en torno a la fiesta. De eso se enteraron los militares, que acusaron a los policías de corruptos.
Pero el mayor de los hijos de El Señor de los Cielos en realidad se la pasó más tiempo fuera de Sinaloa, en un bajo perfil que lo ayudó hasta que en abril de 2009 fue capturado y procesado. Ya en libertad, volvió a incurrir en un escándalo que comprometió a la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, luego de que fuera detenido en un retén de agentes capitalinos con quienes se identificó con un nombre falso.
El episodio sucedió apenas casi dos meses después de que salió en libertad, a fines de agosto de 2018. Carrillo Leyva conducía un lujoso vehículo por las calles de la exclusiva colonia Polanco cuando cayó en un punto de revisión de la Policía Capitalina. Se bajó de la unidad y mostró una identificación, pero supuestamente uno de los policías lo alcanzó a reconocer, por lo que aceptó que era el hijo de Amado Carrillo. Sin embargo, los agentes optaron por “hacerle el favor” y lo dejaron ir, sin cuestionar que usara credencial falsa, un delito que castiga las leyes mexicanas.
El escándalo tocó al Gobierno de la Ciudad de México, que sometió a investigación a los policías, pero al final el caso no avanzó en ningún sentido, solo revuelo de redes sociales. Hasta la fecha se desconoce si El Ingeniero tomó las riendas de la organización familiar.
Historia de una familia
A lo largo de más de 20 años, los Carrillo Fuentes han recibido fuertes reveses por parte no solo del gobierno federal y de Estados Unidos, también por los enemigos que se han creado en el mundo del crimen organizado.
Con la muerte de Amado, que de acuerdo con la historia oficial perdió la vida en una cirugía de cambio de identidad en 1997 en la Ciudad de México, sobrevino una serie de hechos que involucraron a la familia originaria de Revolcaderos, Badiraguato, pero afincada en la comunidad de El Guamuchilito, Navolato, en donde todavía se conserva la vieja finca familiar en donde yacen sepultadas tres generaciones de los Carrillo Fuentes.
Primero fue el ascenso de Vicente y Rodolfo Carrillo Fuentes, El Niño de Oro, quienes asumieron el mando del Cártel de Juárez tras la desaparición del hermano mayor, el más grande de los vástagos de doña Aurora Fuentes López.
Por años, el Cártel de Juárez evadió las guerras narcas que impulsaron los hermanos Arellano Félix contra la gente de Sinaloa; forjaron alianzas con los grupos criminales de la frontera y hasta el 2005, intentaron un acuerdo con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, que, tras su fuga del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, le creció la ambición de ser el capo más poderoso.
Así, según diversos testimonios que salieron a la luz pública en el juicio contra El Chapo en Nueva York, ordenó el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes supuestamente por la descortesía que le hizo al no saludarlo cuando cerraron el trato de no agresión. La orden se concretó el 11 de septiembre de 2005 cuando El Niño de Oro y su esposa Giovana Quevedo fueron acribillados por un comando saliendo de la Plaza Cinépolis, frente al bulevar Pedro Infante.
El crimen del Rodolfillo, quien contaba entonces con apenas 29 años, selló una guerra interminable entre el Cártel de Juárez y el de Sinaloa. Se dice que El Viceroy, quien quedó como líder del grupo, le pidió la cabeza de El Chapo a Ismael Zambada García, El Mayo, quien rechazó la oferta y desde entonces corrió la sangre en Chihuahua y Sinaloa.
Alianzas y pugnas
La supuesta ambición desmedida de Guzmán Loera llevó a otro rompimiento en 2008, con la aprehensión de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, en su casa residencial de la colonia Burócrata de Culiacán. Molesto porque sintió que lo traicionaron para quedarse con la llamada Federación, su hermano Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, le declaró la guerra al Chapo y al Mayo, lo que desató una oleada de violencia en la que también participaron las fuerzas federales y armadas, a favor de uno de los cárteles.
En busca de alianzas, El Barbas encontró apoyo en Vicente Carrillo Fuentes, quien de inmediato movilizó a sus tropas a Navolato para pelearle la plaza a los sinaloenses. Nunca en su historia este pequeño municipio enclavado en la zona centro del estado había sufrido una convulsión violenta como la que arrancó ese 2008 y concluyó hasta el 2010, luego de que Guzmán y Zambada impusieran su dominio a sangre y fuego.
Desde la desintegración de la Policía Municipal producto de la desaparición y asesinato de decenas de agentes, así como el exilio de otros tantos, hasta la muerte selectiva de prominentes familias relacionadas con los Carrillo. Un tiempo en que no se podía transitar por las carreteras y caminos de Navolato, hasta el ex alcalde priista Fernando Valenzuela sufrió un atentado a manos de un comando que estaba bajo la orden de El Viceroy. Luego, el menor de los hermanos, José Cruz Carrillo Fuentes, fue levantado y posteriormente calcinado en un camino vecina detrás del aeropuerto Internacional de Culiacán. Trasladado el cadáver a las instalaciones del Servicio Médico Forense, un grupo armado entró una madrugada de octubre para robárselo. Aunque el cuerpo estaba sin identificar, se rumoró que era José Cruz.
Semanas después, doña Aurora Fuentes López, la matriarca de Los Carrillo, peregrinó de periódico en periódico en Culiacán para denunciar la participación del Ejército Mexicano en la desaparición forzada de su hijo. Incluso se comunicó con el entonces procurador de la República, Eduardo Medina Mora (hoy magistrado de la Suprema Corte), quien confirmó que sí era José Cruz el cadáver robado del Semefo... la guerra siguió en Sinaloa.
Pero tenía que parar la sangría. Para finalizar el 2009, el Chapo y el Mayo le ordenaron a sus pistoleros de primera fila integrar el “Comando de las Equis” para hacer el exterminio total del municipio. Los Carrillo Fuentes fueron expulsados de su municipio. Años más tarde, sería asesinado un sobrino de Amado, hijo de Luz Berthila Carrillo Fuentes.
Pero El Viceroy ya no volvió a hacer guerra frontal en Sinaloa, poco a poco quedó copado por las huestes del Cártel de Sinaloa que, junto con su brazo armado, La Línea, diezmó las fuerzas operativas en toda la frontera chihuahuense. Hasta que en 2012 tomó posesión el Gobierno de Enrique Peña Nieto y le otorgó facultades a la Secretaría de Marina y a la DEA en México para abatir a los jefes de cárteles mexicanos.
Uno a uno fueron cayendo los principales, desde El Chapo Guzmán, hasta Héctor Beltrán Leyva, Nazario Moreno González, de Los Caballeros Templarios, los líderes de Los Zetas, de los Arellano Félix, incluso operadores importantes del Mayo Zambada, como Gonzalo Inzunza Inzunza y Alfonso Limón Sánchez.
La abatida alcanzó a Vicente Carrillo Fuentes en octubre de 2014, apenas unos días después de la aprehensión de Héctor Beltrán Leyva en Querétaro. El Viceroy usaba como refugio la ciudad de Saltillo, Coahuila, en donde fue arrestado por las Fuerzas Federales en un operativo quirúrgico que no requirió balacera de por medio.
El Viceroy ya no se parecía en nada a la vieja foto que existía de él, de un hombre con bigote poblado, rechoncho de cachetes obesos y pelo largo. Era algo más que un anciano de la tercera edad, con pelo al rape y un tic nervioso en los ojos que lo llevaba constantemente a llevarse las manos a la cara.
Entrevistado por agentes federales en un video, nunca reconoció ser líder del Cártel de Juárez y menos haber ordenado matar a persona alguna. Desde ahí empezó su estrategia legal por defenderse, al grado de obtener varios amparos y detener de momento la orden de extradición que pesa en su contra para ser enviado a la Corte Federal de El Paso, Texas, que lo requiere por narcotráfico y homicidios.
La caída de otro de hermano
Menos conocido que el resto de sus hermanos, Alberto Carrillo Fuentes fue detenido el 31 de agosto de 2013 por agentes la Policía Federal cuando caminaba en un bulevar de Bucerías, en el municipio de Bahía de Banderas, Nayarit.
Durante su captura, le aseguraron dos rifles automáticos AK-47, una pistola .357 Magnum, cargadores abastecidos con cartuchos útiles, dos teléfonos celulares y dos kilos de cocaína y la PGR indicó que, en el momento de su detención, se identificó con el nombre de "Armando Caballero Flores".
A Alberto sus socios le apodaban Bety La Fea y no fue considerado por la PGR más que un colaborador de su hermano Vicente.
En junio de 2018, Alberto Carrillo fue sentenciado a trece años y ocho meses de prisión por los delitos contra la salud en la modalidad de posesión de cocaína con fines de comercio y portación de arma de fuego y posesión de cartuchos de uso exclusivo del Ejército. No cuenta con orden de extradición por el momento.
En marzo de 2018, meses después de la guerra entre Los Dámaso y Los Chapitos, fue retenido otro hijo de Amado, Cesar Carrillo Leyva, cuando se encontraba en la zona de las dunas de Altata, Navolato. El Cesarín no portaba nada ilícito entre sus pertenencias y se encontraba supuestamente en compañía de una mujer, por lo que no fue arrestado al no contar con orden de aprehensión vigente.
El amparo del Viceroy
Vicente Carrillo Fuentes ha logrado obtener cuando menos dos amparos que lo protegen por el momento de la extradición inminente y del delito de delincuencia organizada. En 2018 un Tribunal Colegiado le confirmó el amparo de la justicia federal contra el auto de formal prisión por este último delito, de acuerdo con el expediente en poder de DeprimeraNoticias.
Según el documento, la PGR acusa a El Viceroy de delincuencia organizada mediante las declaraciones de testigos protegidos, pero cuando fue el auto de formal prisión, la Fiscalía presentó solo copias fotostáticas de dichos testimonios.
Una de las declaraciones fue obtenida de un testigo colaborador el 11 y el 23 de septiembre de 2009; otra fue de un testigo más el 29, 30 y 31 de enero de 2008; y un tercero declaró el 5 de septiembre de 2008. Con esas declaraciones, la Fiscalía intentó demostrar que Carrillo Fuentes formaba parte de un grupo criminal y acusarlo del delito de delincuencia organizada.
Sin embargo, ganar un amparo no lo alcanzó para librar tanto este delito como otros que se le imputan, quedando pendiente además la extradición a Estados Unidos.