El COVID-19 fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un amenaza pandémica y se informó que la transmisión del virus era principalmente a través de mucosidad y gotitas de saliva.
Sin embargo, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas "Lázaro Spallanzani" en Roma, Italia, afirma que los fluidos oculares también son fuente de infección.
La investigación, publicada en la revista Annals of Internal Medicine, analizó a una paciente que fue aislada al dar positivo a las pruebas de coronavirus y presentó síntomas como tos no productiva, dolor de garganta y conjuntivitis bilateral.
Los especialistas tomaron muestras oculares diariamente, debido a la persistencia de la conjuntivitis, encontrando RNA viral positivo, después de 20 días la conjutivitis desapareció.
Al no presentar problemas oculares se le tomó una muestra, detectando el RNA del SARS-CoV-2. Analizaron las primeras pruebas realizadas a la paciente, señalando que existió una replicación viral.
El Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas "Lázaro Spallanzani" demostro que los fluidos oculares de pacientes con SARS-CoV-2 contienen virus infeccioso, volviéndose una fuente de infección.