General Tomás Ángeles: Acusar a Genaro García Luna le costó la libertad
lunes, 9 de marzo de 2020
General Tomás Ángeles: Acusar a Genaro García Luna le costó la libertad
 
Desde que García Luna fue detenido en Estados Unidos por su relación con el Cártel de Sinaloa, Felipe Calderón ha dicho que él, siendo presidente de la república, no estaba enterado de los sobornos recibidos por su secretario de seguridad pública. Sin embargo, hay exfuncionarios que informaron a Calderón de sus tratos con el narco. Uno de ellos fue el general Tomás Ángeles Dauahare, quien pagó con cárcel su atrevimiento de acusar a García Luna.

 

 

Por Redacción De Primera Noticias.

 

 

 

En septiembre de 2006, una vez que Felipe Calderón Hinojosa fue declarado presidente electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el general Tomás Ángeles Dauahare lo visitó en su casa de campaña de la colonia Del Valle, en la Ciudad de México.

 

 

En sus manos llevaba un expediente en el que se involucraba a Genaro García Luna con el Cártel de Sinaloa. En el despacho de Calderón se encontraba Juan Camilo Mouriño, quien en ese momento era coordinador general del equipo de transición y posteriormente sería su secretario de Gobernación. Ante la petición del general de hablar en privado, el presidente electo le respondió que Mouriño era hombre de su confianza y que no había ningún problema. A regañadientes, Tomás Ángeles aceptó hablar del tema que lo llevaba a esa reunión.

 

 

“A pesar de que el general había pedido hablar a solas con el presidente, en la plática se quedó como testigo el difundo Mouriño. Y ahí en esa reunión, el general divisionario le dijo a Calderón que Genaro protegía al Cártel de Sinaloa, y para sustentar su grave acusación le hizo entrega de un expediente que le pedía que revisara a detalle. El presidente lo recibió y le dio las gracias al militar, que abandonó la casona seguro de que algo pasaría”, señala el periodista Salvador García Soto en una columna publicada en El Universal.

 

 

García Luna en ese momento era director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y se preparaba para ser el secretario de Seguridad Pública Federal en el sexenio calderonista, a pesar de la polémica que se había generado por el montaje televisivo orquestado por la AFI para mostrar en televisión nacional la falsa detención de Florence Cassez. El general Tomás Ángeles, por su parte, era director del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas y su nombre sonaba para ser el nuevo titular de la Sedena.

 

 

Para sorpresa del general, el expediente incriminatorio no tuvo ninguna consecuencia, y el 1 de diciembre, después de la investidura relámpago de Calderón como presidente de la república, se enteró de que el nuevo mandatario había confirmado a García Luna como titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Él, por su parte, quedó como subsecretario de la Defensa Nacional, bajo las órdenes de Guillermo Galván Galván.

 

 

En marzo de 2008, cuando la “guerra contra el narco” declarada por Calderón ya había “sacudido el avispero” en Michoacán, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León y otras regiones de México, Tomás Ángeles volvió a reunirse con Calderón y Mouriño, pero ahora en Los Pinos, para presentarles una lista de todos los funcionarios de la Sedena, PGR, Secretaría de Gobernación y SSP que estaban involucrados con el narco de acuerdo con las investigaciones de la dependencia.

 

 

“Felipe calderón le dio unas palmaditas en la espalda, le dijo que muchas gracias, que gracias a ciudadanos como él México iba a cambiar, y lo que pasó fue que una semana después de la reunión, lo despidieron abruptamente de la Sedena, ni siquiera le dieron las gracias, y durante cuatro años el general fue perseguido e intentaron desprestigiarlo”, declaró la periodista Anabel Hernández durante una presentación de su libro Los Señores del Narco, en abril de 2013.

 

 

García Luna nunca le perdonó haberlo acusado con Calderón, y durante todo el sexenio culpó al militar de los ataques en su contra e incluso aseguraba que él había sido una de las fuentes principales detrás del libro de Anabel Hernández, en el que se presentaron documentos sobre los bienes del ex secretario de Seguridad Pública, los cuales no correspondían con sus ingresos, además de los señalamientos de haber recibido sobornos por parte del Cártel de Sinaloa.

 

 

La detención

 

 

El 15 de mayo de 2012, Tomás Ángeles fue detenido por elementos de la Policía Judicial Militar cuando iba ingresando a la Unidad Militar ISSSFAM en Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Lo acusaban de delincuencia organizada por supuestamente brindarle protección a los Beltrán Leyva e incluso participar en el traslado de droga de dicha organización criminal. Junto con él fueron detenidos otros cuatro militares bajo cargos similares.

 

 

Para Anabel Hernández, la detención obedeció al temor de Felipe Calderón de que el general recuperara poder ya que en esos momentos estaba trabajando con el equipo de Enrique Peña Nieto, con quien incluso había tenido una reunión a principios de mayo, cuando el entonces candidato presidencial anunció la creación de la Gendarmería Nacional en un evento público en San Luis Potosí.

 

 

“Porque el gobierno de EUA se estaba acercando a Tomás Ángeles y porque ya estaba trabajando en el equipo de Peña Nieto, es que Felipe Calderón encuentra que este hombre era muy peligroso, porque si había alguien que podía testificar ante una corte que Calderón cuando menos fue omiso en no detener, en no investigar a los funcionarios involucrados con el narco, ese era Tomás Ángeles”, declaró la periodista.

 

Tomás Ángeles permaneció poco más de un año en el penal del Altiplano. En julio de 2012, una vez pasadas las elecciones en las que EPN resultó ganador, Genaro García Luna solicitó reunirse con la esposa del general, Leticia Zepeda, quien acudió a las oficinas del secretario de Seguridad Pública. Éste le dijo que él no tenía nada ver con la detención de su marido. Acusó directamente al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, al subsecretario Demetrio Gaytán Ochoa, y a la procuradora general de la república, Marisela Morales.

 

 

Un mes después, fue la propia Marisela Morales quien solicitó reunirse con la esposa del general, a quien en su oficina le dijo que García Luna estaba mintiendo, que ella no había tenido nada que ver con la detención y que se había enterado de lo ocurrido por la prensa. 

 

 

Sin embargo, la defensa del general tuvo acceso al expediente armado por la PGR, y descubrieron que las acusaciones estaban sustentadas en declaraciones de dos testigos protegidos, Jennifer y Mateo, y que tanto García Luna (con la anuencia de Felipe Calderón) como Marisela Morales y Guillermo Galván eran responsables de orquestar las falsas acusaciones contra Tomás Ángeles.

 

 

Finalmente, en abril de 2013, el militar quedó en libertad luego de ser declarado inocente. Al salir del penal del Altiplano, respondió a los medios que lo esperaban que sí se consideraba “una víctima del sexenio pasado”.

 

Seis años después, García Luna fue detenido en Texas acusado de nexos con el Cártel de Sinaloa, luego de que testigos cooperantes en el juicio contra El Chapo Guzmán lo vincularan con el capo nacido en La Tuna, Badiraguato, y asegurarán que tanto Felipe Calderón como Enrique Peña Nieto recibieron millonarios sobornos por parte de la organización criminal.

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