El Covid sale a tomar el sol en las playas de Sinaloa
lunes, 27 de julio de 2020
El Covid sale a tomar el sol en las playas de Sinaloa
  

 

En pleno semáforo rojo, el gobierno del Estado autorizó la reapertura de playas en Sinaloa, por lo que la ciudadanía se volcó hacia lugares como Altata, El Maviri, Las Glorias o Mazatlán, sin respetar las medidas sanitarias y propiciando que algunos ayuntamientos hayan tomado la decisión de volver a cerrar, como ya ha sucedido en otros estados donde, tras la reapertura de sitios turísticos, se disparó la cifra de contagios de Covid 19.

 

 

 

Por Redacción De Primera Noticias.

 

 

 

Desde el pasado 1 de abril, todos los hoteles, playas, balnearios y centros recreativos en Sinaloa fueron cerrados al público como parte de la estrategia para reducir la propagación del nuevo coronavirus. 

 

 

La medida fue acatada en los 18 municipios del estado donde elementos de las policías municipales, estatales y de Protección Civil cerraron los accesos a las zonas turísticas y recreativas en vísperas de las vacaciones de Semana Santa.

 

 

Debido a lo sorpresivo e inédito de la medida, muchos ciudadanos intentaron continuar con sus planes vacacionales como si se tratara de una fake new, por lo que se registraron altercados con agentes que les impedían ingresar no solo a las playas sino incluso a los ríos o a las presas donde es costumbre acampar o comer en familia.

 

 

A regañadientes, la ciudadanía acabó por aceptar que en 2020 no habría vacaciones de Semana Santa, mientras que restauranteros, prestadores de servicios turísticos y hoteleros acataban con resignación la orden de cerrar sus negocios hasta nuevo aviso.

 

 

En esos momentos las cifras de contagios aún eran bajas, de acuerdo con los datos oficiales que ofrecía el secretario de Salud, Efrén Encintas Torres, que al 4 de abril reportaba apenas 69 casos activos en seis municipios de la entidad, en tanto que el número de muertos no llegaba a los 40.

 

 

Por lo menos durante las primeras semanas, un amplio sector de la sociedad acató la medida de mantenerse en casa, esperando que, al cabo de un mes, como lo había prometido el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en caso de que todo mundo permaneciera resguardado, el panorama mejoraría y la vida regresaría a la normalidad de antes de la pandemia.

 

 

Pero las semanas pasaron, los casos de contagios aumentaban, los muertos ya no se contaban por decenas sino por cientos, y la crisis económica empezó a mermar a los comerciantes que comenzaron a exigir al gobierno apoyos, créditos, subsidios, para sortear los malos tiempos. Por toda respuesta, el Gobierno Estatal ofreció unos préstamos mínimos que no resolvían en absoluto la profunda crisis en la que estaban sumergidos sobre todo las pequeñas y medianas empresas.

 

 

Al cabo de tres meses de contingencia sanitaria, sin que los números de infectados o muertos por Covid hayan disminuido, la presión del sector empresarial y el hartazgo social ante las normas impuestas en la llamada Nueva Normalidad, han presionado a las autoridades estatales y municipales para adelantar la reapertura de negocios y lugares de esparcimiento.

 

 

La lógica de los comerciantes es que aceptaron bajar sus cortinas, cerrar sus negocios y quedarse en casa, bajo la idea de que eso contribuiría a contener la pandemia, a superar lo más pronto posible la crisis sanitaria para regresar cuanto antes a las actividades comerciales. Sin embargo, en lugar de aminorar, los contagios han aumentado, la curva epidémica se ha prolongado y Sinaloa sigue siendo uno de los estados con más enfermos y muertos en todo el país, por lo que los comerciantes del centro de Culiacán no dudan en decir: ¡De nada sirvió que bajáramos las cortinas de nuestros negocios!

 

 

 

En ese contexto, el gobernador Quirino Ordaz Coppel anunció que para el 1 de julio se reactivarían todas las actividades turísticas en el estado y los municipios que quisiera reabrir sus playas, con las medidas sanitarias adecuadas, podrían hacerlo. Antes que Sinaloa, se reabrieron playas en otros estados como Baja California Sur, Jalisco, Quintana Roo, Oaxaca y Nayarit.

 

 

Los restauranteros de Altata, Mazatlán, Las Glorias y El Maviri, afectados con más de tres meses sin ventas, se apresuraron a certificarse ante la Coepris, con quien sostuvieron reuniones informativas para conocer los nuevos procedimientos de apertura, las medidas sanitarias que debían mantener para evitar contagios y la clausura de los negocios.

 

 

Una de las primeras indicaciones que recibieron los restauranteros de las playas es que los establecimientos no podían exceder el 40% de su capacidad, por lo que más de la mitad de las mesas disponibles debían quedar vacías. Muchos expresaron su inconformidad: restaurantes medio vacíos no sirven para pagar la nómina y los gastos operativos. Pero de eso a nada, optaron por aceptar las condiciones del gobierno para reabrir.

 

 

En el caso específico de Navolato y Ahome, las autoridades locales aclararon que la reapertura era para los restaurantes de las playas, pero que tanto estas como las áreas recreativas continuarían cerradas. Sin embargo, el primer fin de semana de reapertura en Altata la afluencia de visitantes colapsó las medidas sanitarias recomendadas, y muchos de los restaurantes lucieron abarrotados, con poca o nula distancia entre las mesas, algunos empleados sin cubrebocas y la generalidad de los clientes sin protección.

 

 

Las imágenes de aglomeraciones en las playas de Altata se repitieron una semana después en Las Glorias, donde la policía de Guasave fue incapaz de contener el masivo ingreso de visitantes en automóviles que aparcaron a la orilla de la playa, contrataron bandas, se pusieron a beber alcohol y en general no se respetó ninguna de las medidas de sanidad.

 

 

Ante esta situación, fue el secretario del Ayuntamiento, Gerardo Peñuelas Vargas, quien anunció que se estaba analizando la posibilidad de volver a cerrar las playas del  municipio ante “el comportamiento social de los guasavenses” que no cumplieron los protocolos acordados.

 

 

Señaló que el 75% de los visitantes fueron jóvenes y lamentó que este segmento poblacional es el que más se contagia y el que menos síntomas presenta, aunque son ellos quienes llevan el virus a los adultos mayores en sus casas, quienes sí sufren por los síntomas del Covid.

 

 

Es por eso que la alcaldesa María Aurelia Leal López, junto con el Consejo Municipal de Salud, tomó la decisión definitiva de volver a cerrar las playas, ríos, arroyos y balnearios de Guasave, lo que provocó molestia, zozobra y pesar en los restauranteros que ahora sí, señalaron, tendrán que cerrar de manera definitiva sus negocios.

 

 

Solo los municipios de Escuinapa y Elota anunciaron que continuarían con sus playas cerradas, por lo que Ceuta, Celestino Gazca, Las Lupitas o Las Cabras permanecerán cerradas en tanto que el estado continúe en semáforo rojo.

 

 

La misma situación se ha presentado en otras entidades que, ante la premura económica, optaron por adelantar las reaperturas con el semáforo en Riesgo Máximo. En La Paz, Baja California, por ejemplo, las playas se reabrieron a mediados de junio. Sin embargo, dos semanas después, el propio alcalde del municipio optó por volver a cerrar debido a que justamente en esas dos semanas de relajamiento se incrementó el número de pacientes confirmados con el coronavirus.

 

 

Lo mismo ha sucedió en Chetumal, otro de los polos turísticos en el Caribe mexicano, en donde las playas se reabrieron al turismo desde el 15 de junio. Apenas tres semanas más tarde, el municipio decidió volver a cerrar los lugares de esparcimiento y regresar al confinamiento social, por lo que la recuperación económica y el regreso a la normalidad será más largo de lo que se pronosticó al inicio de la pandemia.

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