EUA acepta existencia de cárteles gringos: Desplazan a cárteles mexicanos
lunes, 12 de octubre de 2020
EUA acepta existencia de cárteles gringos: Desplazan a cárteles mexicanos
  

 

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos reconoció por primera vez la existencia de cárteles “domésticos”, que ya no están subordinados a los narcos mexicanos o colombianos, sino que, como socios directos, imponen su voluntad. Acostumbrados a acusar a los criminales de otros países, ahora las agencias estadounidenses se miran entre ellas para intentar entender la nueva realidad del narcotráfico gringo.

 

 

 

Por Redacción De Primera Noticias.

 

 

Las organizaciones criminales estadounidenses que se dedican a la distribución y venta de droga dejaron de ser simples empleados de los cárteles mexicanos y ahora son sus socios, o trabajan de manera independiente, aprovechando el auge de las drogas sintéticas, por lo que han fortalecido su estructura y su nivel de peligrosidad.

 

 

Lo anterior forma parte de las conclusiones a las que llega el informe Estrategia Contra los Cárteles Domésticos, elaborado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, y que revela las entidades donde operan los narcos gringos, los nombres de sus líderes y la manera en que han logrado empoderarse en al menos 26 estados.

 

 

De acuerdo con el periodista J. Jesús Esquivel en un reportaje publicado en el semanario Proceso, por primera vez en su historia el gobierno americano aceptó la existencia y crecimiento de los cárteles gringos, que de ser organizaciones pequeñas subordinadas a los narcos mexicanos, ahora son estructuras bien organizadas ante las cuales, los cárteles al sur de la frontera son exclusivamente proveedores.

 

Entrevistado por Esquivel, el ex agente de la DEA en Arizona, Polo Ruiz, admitió la existencia de los cárteles domésticos y señaló que, tal como lo indica el informe del Departamento de Justicia, las pandillas y clubes de motociclistas que antes eran meramente transportadores, distribuidores y vendedores de droga, hoy son cárteles peligrosos y bien estructurados.

 

 

“No dependen –como antes– de los cárteles mexicanos o colombianos para identificar y demarcar el mercado, ni para definir el sistema de transporte interestatal ni para definir el precio de las drogas”, expone el documento de 150 páginas dirigido a las agencias gubernamentales que oficialmente se dedican a combatir el crimen y las drogas como la DEA, FBI, CIA, ICE o CPM y que “ahora se miran entre ellas para entender la nueva realidad del narcotráfico gringo”.

 

De acuerdo con el documento citado por el autor de libros como Los Narcos Gringos (2016) y El Juicio. Crónica de la Caída del Chapo (2019), el narco mexicano se limita ahora a entregar las drogas en la franja de la frontera sur de Estados Unidos, lo que le dificulta imponer el precio de los estupefacientes en las calles de aquel país.

 

“El Departamento de Justicia no excluye a los cárteles mexicanos, como el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, de la venta y distribución en Estados Unidos, pero aclara que su participación directa ya es más limitada”, señala Esquivel. “Tal y como ocurría a principios de los noventa del siglo pasado con los cárteles colombianos, que pasaron a ser proveedores de los mexicanos, ahora estos últimos están asumiendo ese rol frente a sus contrapartes estadunidenses. En aquella ocasión, los expertos en la materia sostuvieron que los narcos mexicanos se habían colombianizado. Dicha deducción también se podría aplicar hoy, señalando que los narcos gringos se están mexicanizando”.

 

Este empoderamiento está directamente vinculado con el auge de las drogas sintéticas, particularmente el fentanilo, una droga barata de producir y gracias a la cual los cárteles no deben preocuparse ni por cuidar sembradíos, regar plantas o esperar que haya buen clima.

 

Básicamente es recibir en altamar los precursores químicos enviados en grandes embarcaciones desde China –cuyos contenedores también llevan mercancía legal-, trasladarlos a los laboratorios clandestinos –que lo mismo pueden estar en una casa de una ciudad que a las afueras de las comunidades rurales- donde se producen los opioides para su posterior envío a la frontera norte.

 

Los enervantes sintéticos y opiáceos son el producto de mayor demanda y preferencia de los cárteles gringos, en especial los elaborados con fentanilo, además de que el tamaño de las drogas sintéticas facilita su transporte y distribución, en comparación con las drogas tradicionales, como la mariguana, cocaína y heroína, que se siguen consumiendo a gran escala.

 

La información que proporciona el gobierno estadounidense indica que los cárteles domésticos distribuidos en al menos la mitad de los estados, funcionan como organizaciones independientes de las agrupaciones criminales y trasnacionales como los cárteles de México o Colombia, que operan bajo una especie de “libre comercio” ya que pueden comprar droga a más de una organización criminal, sin importar que al sur de la frontera estas se encuentren en guerra.

 

Hasta hace unos años, las pandillas, que no controlaban más allá de una zona urbana (un barrio, una cuadra, un parque) estaban plenamente identificadas por las autoridades en base a los cárteles mexicanos a los cuales estaban subordinadas. Por ejemplo, para el Cártel de Sinaloa trabajaban Los Hermanos Pistoleros Latinos, New Mexico Syndicate, Los Carnales, Latin Kings, Mexican Mafia, Sureños, MS-13, Wet Back Power, Sinaloa Cowboys, West Texas Tangos, Los Negros, Arizona Mexican Mafia y Border Brothers.

 

Para el Cártel del Golfo, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Partido Revolucionario Mexicano, Raza Unida y Texas Chicano Brotherhood, mientras que para los hermanos Arellano Félix estaban La Mexican Mafia, Sureños y Border Brothers (sección California), en tanto que los Zetas tenían a Barrio Azteca, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Mexikanemi, MS-13, Texas Syndicate (US PERSON) y Los Bandidos.


Entre las organizaciones cuya estructura ahora es considerada como “más sofisticada”, entre pandillas y clubes de motociclistas, las autoridades ubican sobre todo a cinco de ellas: los
Latin Kings, MS-13, Hell’s Angels, Bloods y Crips.

 

La primera surgió como una pandilla en los años 50, en Chicago, integrada por chicanos e inmigrantes de México y Puerto Rico que eran discriminados por blancos y negros. Sin embargo, para los años 70, ya estaba implicada en actividades ilegales, entre ellas, el narcotráfico. En 2019, las autoridades detuvieron a 58 jefes de esta banda a través de la llamada Operación Trono Caído, entre ellos, Michael Cecchetelli, conocido como King Merlín, quien era el “Supervisor Supremo de la Costa Este” de Estados Unidos.

 

La otra banda que más destaca es la de los Hell´s Angels, o Ángeles del Infierno, que inició con una pandilla de motociclistas a finales de los años 40 en San Bernardino, California, integrada por veteranos de la Segunda Guerra Mundial,  que con el paso del tiempo fue incursionando en el tráfico de cocaína, metanfetaminas, extorsión, prostitución y venta ilegal de cigarros. Los miembros de la Hell´s Angels han sido usados para enviar droga en camiones de carga y casas rodantes desde Canadá hasta Nueva York. Tienen presencia en más de 26 países.

 

“Los Hell´s Angeles representan una amenaza criminal en todos los continentes”, señaló el Departamento de Justicia, que la incluyó en la lista de organizaciones criminales que no solo participan en el negocio de las drogas, sino también en asesinatos por encargo, lavado de dinero y robos. Mantiene, además, una ideología supremacista blanca que utiliza símbolos nazis.

 

El empoderamiento de los cárteles gringos, y ya no de los mexicanos o colombianos, ha orillado al gobierno estadounidense a evitar el escándalo o los grandes desplegados en medios cuando realiza operativos antidrogas.

 

El Departamento de Seguridad Interior hace anuncios a nivel nacional sobre la confiscación de cargamentos de drogas procedentes de México, pero, a diferencia de lo que hacía hasta hace unos tres años, dejó de marcar el nombre del cártel que exportó la mercancía y oculta las identidades de los ciudadanos estadunidenses capturados durante los operativos”, concluye Lemus.

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