Arde Sonora: Otra guerra que abre el Cártel
viernes, 10 de julio de 2020
Arde Sonora: Otra guerra que abre el Cártel
  

 

La violencia de los grupos filiales a los sinaloenses aterrizó en Sonora, sobre todo en Caborca, en la región más fronteriza del estado, en donde el pasado 19 de junio, el fuego convirtió en una zona de guerra esta ciudad que tradicionalmente se ha identificado como una de las plazas de Rafael Caro Quintero y su familia. Desde principios de mayo pasado, los brotes de violencia han dejado una estela de terror, con la rúbrica de que El Cártel de Caborca es el anuncio del supuesto regreso de Caro Quintero al ruedo criminal.

 

 


Por Redacción DeprimeraNoticias

 

 

Casi a la media noche del viernes 19 de junio, cuando la ciudad de Caborca intentaba dormir, un numeroso grupo armado irrumpió en el casco urbano y en pocos minutos convirtió en una verdadera zona de guerra esta plaza que, hace décadas, fue de Rafael Caro Quintero, el “capo de capos”, conocido como El Número Uno.

 

De inmediato, la incursión del convoy de camionetas, que iban marcadas en sus puertas con la letra X, para identificarse entre sí, provocó el levantamiento del grupo rival, y con ello sobrevino una oleada de tiroteos, incendios a domicilios y hasta una gasolinera.

 

Desde hace semanas, Sonora se ha convertido, al igual que otros estados del país, en un foco rojo en las disputas sangrientas de los cárteles que luchan por el territorio y las rutas de acceso a la frontera, todo para llegar al gran mercado de la droga que representa Estados Unidos.

 

Según el Gobierno Federal, se debaten en la pugna el autodenominado Cártel de Caborca, con líderes criminales que dicen responder al mando de Rafael Caro Quintero, pero también hay presencia de jefes de célula de Los Chapitos.

 

La balacera de Magdalena de Kino, registrada el 14 de mayo pasado, fue atribuida a la incursión de un grupo vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación, dirigido por El Mencho.

 

De este modo, desde aquel 19 de junio, Caborca se ha convertido en el epicentro de una lucha sin cuartel. Pegada a la línea fronteriza, en esta ciudad de 60 mil habitantes y a unos 280 kilómetros de la capital Hermosillo, desde los años ochenta la familia de Caro Quintero se asentó para ser la punta de lanza del paso de los cargamentos de mariguana sin semilla, la especial que producía el Cártel de Guadalajara en sus años de bonanza.

 

 

Y SE QUEMÓ EL CIELO

 

Con un número de doce personas muertas, la batalla de Caborca ocurrida entre los últimos minutos del viernes 19 y primeras horas del sábado 20 de junio, desveló las intenciones de hacerse de control de la plaza de grupos rivales.

 

Según las crónicas periodísticas, fue un convoy de 50 camionetas repletas de sicarios que se internaron en la ciudad del desierto, y durante más de cuatro horas reventaron a granadazos domicilios del Centro y prendieron fuego a una gasolinera. Se reportó el homicidio de un empleado de la Universidad de Sonora, quien, según la Fiscalía sonorense, lo alcanzó el fuego por equivocación.

 

Ciudadanos reportaron en sus redes sociales que, a pesar de los llamados a las autoridades, esa noche el Gobierno “los dejó solos”, pues no entraron las corporaciones estatales y menos las Fuerzas Armadas. Simplemente dejaron la ciudad en manos del hampa.

 

A través de redes sociales exhortaron a que nadie saliera a la calle con la alerta de que se encontraban “en zona de guerra”, al tiempo de que difundieron videos en los que se apreciaba a hombres encapuchados fuertemente armados disparando y provocando incendios por doquier.

 

Fue hasta el día siguiente cuando las autoridades sonorenses reportaron el hallazgo de por lo menos doce personas asesinadas a un costado de la carretera Caborca-Sonoyta, los cuales de inmediato fueron relacionados con los hechos en la ciudad, ya que al parecer se trató de personas que fueron privadas de la libertad en el transcurso de esa larga madrugada.

 

Pero la batalla de Caborca ya había presentado conatos desde hace más de un mes. El pasado 11 de mayo, fue encontrada una hielera con restos humanos, la cual fue abandonada en el Ejido 15 de Septiembre.

 

El contenedor se encontraba acompañado de un mensaje con amenazas de parte supuestamente de gente de Rafael Caro Quintero. De manera textual, el narcomensaje señalaba:

 

“A la gente de la Costa les estamos informando, somos la gente de Caro Quintero. Esta plaza nos pertenecía y ahora todos aquellos productores, comerciantes, mineros de la región, tendrán que pagar la plaza, aquí estamos para limpiar. Somos la Barredora 24/7, el R Rodrigo Paez y Cara de Coch, y todos juntos somos el Cártel de Caborca”, se leía en la manta.

 

Con esto el Gobierno federal encabezado por López Obrador, comenzó a configurar este nuevo pleito por las plazas, en el momento en que el país mantiene varios frentes violentos en las organizaciones criminales.

 

Según la Agencia Antidrogas estadounidense, todo el estado de Sonora le sirve como trampolín a las organizaciones criminales ligadas al Cártel de Sinaloa, como Los Salazar, quienes históricamente trabajan en alianza con los de Sinaloa. Por ahora, se mantiene un pacto con los hijos del Chapo Guzmán, quienes están a cargo de la facción.

 

Los estallidos violentos en el territorio sonorense guardan relación con los altercados que se mantienen en Culiacán, entre las facciones de Los Chapitos y El Mayo Zambada, ya que los primeros acusan al oriundo de la sindicatura de El Salado, de jugar al doble agente desde que su hijo, El Vicentillo, se convirtió en colaborador de la DEA.

 

 

LA NEGACIÓN DE CARO

 

 

Desde que salió en libertad, Rafael Caro Quintero ha rechazado que se encuentre de nuevo de organización de narcotráfico alguno, y que los nuevos cargos que planteó el Departamento de Justicia de Estados Unidos en su contra, en la Corte Federal de Nueva York, son inventos de la DEA instigada por testigos protegidos.

 

Desde el 2016, su nombre a gravitado en conflictos violentos entre grupos armados, como en Chihuahua, en donde una narcomanta colgada en una barda aseguraba que era Caro Quintero quien peleaba la plaza.

 

Posteriormente se dijo que Caro apoyaba a los Beltrán Leyva en su lucha contra los hijos del Chapo Guzmán en la sierra de Badiraguato. Con estos connatos, el llamado “capo de capos” salió a dar una entrevista a la periodista Anabel Hernández, en donde desmintió los señalamientos.

 

Acusó incluso una cacería en su contra de parte de la DEA y aseguró que no tenía dinero. Con los años, su nombre ha vuelto a aparecer, tanto en los posters de la DEA como del FBI, ofreciendo una recompensa de hasta 20 millones de dólares por su captura.

 

Por su parte, quien se dice retirado de la vida criminal, ha sido involucrado en una conspiración de narcotráfico internacional que incluye al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y otros de sus colaboradores, acusación que se mantiene activa en una corte estadounidense.

 

 

 

CHOQUE EN MAGDALENA DE KINO

 

 

El 14 de mayo, en la carretera estatal a Magdalena de Kino, municipio más cercano a Hermosillo, se dio el estallido de uno de los primeros enfrentamientos que anuncian el pleito por el corredor Sonora-Arizona, una de las rutas de trasiego más socorridas del Cártel de Sinaloa.

 

Ese día, las balaceras terminaron con cuatro muertos, entre ellos el ex alcalde de Magdalena de Kino, Alfonso Robles. La parte más fuerte del encontronazo violento ocurrió en la caseta de cobro 253 de este municipio.

 

En el casco urbano, la Policía Federal y el Ejército reportaron otro tiroteo en la colonia Fátima, en donde murieron dos personas más.

 

En esas horas, la gobernadora priista de Sonora, Claudia Pavlovich, salió a condenar el asesinato del exalcalde Robles y aseguró que las corporaciones de los tres niveles trabajan para castigar a los responsables.

 

“Seguiremos firmes en la lucha contra la delincuencia”, afirmó en aquella ocasión, pero ni si quiera su gobierno ha podido contener la violencia que se sigue esparciendo por la entidad.

 

 

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