Estrada Ferreiro: una pesadilla para los policías municipales de Culiacán
domingo, 8 de agosto de 2021
Estrada Ferreiro: una pesadilla para los policías municipales de Culiacán
 

Por Yesenia Rojo Carrizoza. 

 

Ya de todos es sabido que el presidente municipal de Culiacán, ese por cual la ciudadanía votó sin medir las consecuencias, ese señor que asegura tener la verdad absoluta, ese señor que no admite réplica so pena de levantar la voz o en su defecto defenderse con su famoso “yo no dije eso”, atenta contra un determinado sector de la sociedad cada vez que sale con una de sus ocurrencias.

 

Ahora a quienes definitivamente trae en jaque es a los policías municipales, a quienes en una entrevista con medios de comunicación llamó “perros con dueño”, situación que provocó manifestaciones y una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

 

Las primeras víctimas fueron los que patrullan el centro de la ciudad en bicicleta, pues a criterio del presidente municipal ellos no ocupan un bono de doscientos cincuenta pesos quincenal y dejó de aparecer en su talón de cheque.

 

Desde que Jesús Estrada Ferreiro asumió el cargo de presidente municipal, los policías municipales no han recibido aumento de sueldo, situación que atenta contra la ya de por si lastimada calidad de vida de las familias de los cientos de policías de nuestra ciudad.

 

Precariedades a los elementos

 

Otra de sus ocurrencias fue limitar el combustible a las patrullas, las cuales no alcanzan a cubrir el turno de veinticuatro horas impuesto, pero en esas veinticuatro horas sí deben acudir a llamados de sus comandantes, por lo que ellos mismos tienen que costear el combustible. Además, durante estos tres años solo ha entregado dos uniformes y de muy mala calidad (botas de plástico), por lo que esto también corre a cuenta de los policías.

 

Los policías de cercanía, los que atienden reportes, los que reciben órdenes de sus comandantes, esos que en su mayoría patrullan la ciudad, que están cerca de la gente, reciben un salario con el que apenas cumplen las necesidades básicas de sus familias, y las herramientas con las que cuentan para realizar su trabajo no son las óptimas.

 

No solo los policías activos han sido afectados por estas prácticas desleales y violatorias de derechos humanos implementadas por el alcalde,  también los policías jubilados han sido perjudicados ya que de acuerdo con Estrada Ferreiro, el Municipio no tiene dinero para cumplir con la prestación a la que llaman prima de antigüedad y que, por cierto, es una cantidad mínima comparada con cualquier otra jubilación.

 

Sabedor de que para obtener ese derecho tendrán que contratar los servicios de un abogado para una demanda que, según sus propias palabras, tardará hasta tres años en resolverse, implementó la estrategia de aplicar un “quita” del treinta por ciento a la jubilación de los policías, presuntamente para de esa manera generar ingresos y poder pagar a otros policías. Sí, así como se lee, imitando al legendario “Malverde” les quita a unos para darle a otros, a su decir, porque se ha evidenciado que esa “quita” termina en manos de funcionarios municipales.

 

Así es como está actuando Estrada Ferreiro en contra de los policías municipales, a quienes prácticamente mantiene amordazados, mientras pareciera que apunta con una pistola en la cabeza a todo el sistema de derecho, sembrando miedo a quienes se atreven a levantar la voz y haciendo que cada día de trabajo de un policía municipal cuente como un milagro al sortear las ocurrencias de nuestro presidente en su contra.

 

Como si todo esto fuera poco, y para sorpresa de los policías, el 15 de julio al acudir a cobrar su quincena –ya que anteriormente se les notificó que ya no recibirían pagos en tarjeta– se encontraron con la novedad de que su pago está condicionado a la firma de un escrito en el que literalmente renuncian a sus derechos y que a la letra dice: “Yo (línea en blanco) adscrito en la Dirección de Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, con categoría de (línea en blanco) y con número de empleado (línea en blanco) por este conducto me permito manifestar que durante el periodo laborado en esta entidad pública municipal, desde la fecha de mi ingreso y hasta el día de hoy he recibido el pago puntual de todas las prestaciones que me corresponden por ley y a las que he tenido derecho durante mi servicio brindado, por lo que no se me adeuda cantidad alguna de salarios devengados, tiempo extraordinario, vacaciones, prima vacacional, aguinaldo, bonos y demás prestaciones”.

 

Esta carta continúa: “Le manifiesto bajo protesta de decir verdad que durante el tiempo que he prestado mis servicios, nunca se actualizó riesgo de trabajo alguno, de igual modo a la fecha no se me adeuda prestación alguna de ningún tipo por parte de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, ni del Ayuntamiento de Culiacán”.

 

“La carta” es dirigida a la Directora de Recursos Humanos, la Lic. Yolanda Martínez Sotelo y/o al Ayuntamiento de Culiacán.

 

Quienes a la fecha se han resistido a firmar dicho documento no han recibido su quincena, además de que quienes se atrevieron a levantar la voz y manifestarse a las afueras de la Secretaría de Seguridad Pública, al día siguiente al terminar su jornada laboral fueron arrestados por horas (obligados a permanecer en las oficinas de la secretaría veinticuatro horas, como medida de apremio).

 

Sin duda, esta es una escalada de violaciones graves a los derechos humanos y un abuso de poder cometida en contra de los policías municipales y todo parece indicar que el presente y futuro de nuestro municipio seguirá siendo “gobernado” de ocurrencia tras ocurrencia con el fin de imponer una política autoritaria y fuera de toda lógica en la que impera el capricho y sin razón, y sin la más mínima intención de trabajar por una estrategia encaminada al mejoramiento de los asuntos cruciales que aquejan a la ciudad.

 

Hace falta más que un discurso plagado de imperativos. Y, sobre todo, hace falta que dentro de su agenda de trabajo incluya el respeto a los derechos humanos y que considere la posibilidad de intentar el dialogo como una forma de buscar soluciones.

 

Al final, nos daremos cuenta que la culpa la tiene la sociedad que está tardando en notar de la estafa política de la que fue objeto y la que hoy no sabe cómo enfrentar su decepción y desasosiego. Por lo pronto los policías municipales más que maldecir su suerte, prefieren cerrar los ojos y soñar que algún día amanecerá otra persona como alcalde de Culiacán.


REPORTAJE PUBLICADO EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA DEL 24 DE JULIO DE 2021. 

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