El Fixer: Enlace entre periodistas y criminales. Entrevista a Miguel Ángel Vega
jueves, 19 de agosto de 2021
El Fixer: Enlace entre periodistas y criminales. Entrevista a Miguel Ángel Vega
 

 

 

Sirven de guías a corresponsales extranjeros que buscan adentrarse en el mundo del crimen organizado en México. Son periodistas locales que tienen contactos en todos lados y pueden acceder a capos, sicarios, lavadores de dinero que estén dispuestos a hablar a cambio de que su rostro no salga, su voz se distorsione y su nombre no sea revelado. Se les conoce como Fixer. En México es Miguel Ángel Vega uno de los periodistas que realiza esta tarea. En su libro El Fixer (Aguilar, 2021) relata anécdotas ocurridas en Culiacán, Ciudad Juárez, Ciudad de México y otros lados donde las cosas no siempre han salido como esperaba.

 

 

Por Sergio Ramos.

 

 

En 2017 el periodista español David Beriain llegó a Culiacán para grabar un documental sobre las actividades del Cartel de Sinaloa. Durante su estancia se entrevistó con sicarios, cocineros de los laboratorios de metanfetaminas, sembradores de marihuana en la sierra de Badiraguato y otros personajes relacionados con el tráfico de drogas.

 

 

Su documental, que forma parte de la serie Clandestino, se pudo grabar gracias a los contactos de un Fixer que logró enlazar al periodista (asesinado en Burkina Faso en abril pasado mientras grababa un documental sobre la caza ilegal) con la gente del Cártel.

 

 

“Fue a través de mí que se establecieron todos los contactos”, señala el periodista y director de cine Miguel Ángel Vega, quien ha trabajado como Fixer durante más de 10 años no solo en Sinaloa, sino en otras partes de México y de Latinoamérica.

 

 

En su libro El Fixer (Aguilar, 2021) Vega nos adentra en este universo donde ha servido de enlace a decenas de corresponsales extranjeros a los que ha conducido a los bajos infiernos del crimen organizado.

 

 


De Primera Noticias:¿Qué es un Fixer?


 

Miguel Ángel Vega: El Fixer enlaza a los corresponsales extranjeros con los mandos criminales locales a través de sus contactos, que pueden ser amigos, conocidos, familiares, amigos de amigos, etc., para poder realizar la producción de un documental de alto riesgo.

 

Ser Fixer es lidiar con la muerte porque el oficio es muy peligroso. Tienes que establecer todo tipo de contactos con miembros del crimen organizado, sean sicarios, sean mulas, sean narcotraficantes, sean lavadores de dinero. Y el problema aquí es ganarse su confianza. Para llegar a ellos ya has atravesado diferentes filtros. Y una vez que estás con ellos tampoco tienes garantizado la seguridad porque esos personajes pueden estar siendo cazados por la justicia o por grupos rivales. Y si tú estás ahí en ningún momento se van a detener las otras personas a preguntar si hay periodistas. Van a empezar a disparar y punto.

 

Ese tipo de situaciones me ha tocado vivirlas en varias ocasiones. En Ciudad Juárez, por ejemplo, en una ocasión estábamos entrevistando a miembros de Los Aztecas, un grupo armado del Cártel de Juárez. No sabíamos que esas personas estaban siendo cazadas por un grupo rival y en medio de la entrevista llegaron al menos 12 sicarios y empezaron a disparar. La persona a la que estábamos entrevistando recibió un par de balazos en la espalda.

 

En esos momentos experimentas un segundo de confusión, un segundo de temor y un segundo de reacción. En esos tres segundos hay muchos disparos de por medio y para cuando ya te tiraste al suelo ya pasaron cuatro segundos. Mil cosas pueden pasar en 4 segundos. La gente piensa 4 segundos y es muy poco, pero cuando hay una balacera, una situación de esa magnitud, pues obviamente que son una eternidad, y a mí me tocó vivir esa eternidad y lo que te puedo decir es que es espantosa.

 

 

¿Cómo fue que te iniciaste en esta actividad? 

 

Yo había estrenado una película en 2008 y fue un fracaso rotundo en taquilla, no vendió nada, y de pronto había perdido toda mi inversión. No tenía trabajo ni dinero. Pero había estudiado periodismo y empecé a trabajar en un medio local. Un día mi jefe me preguntó qué tan bueno era mi inglés y me dijo que había unos americanos que querían venir a Culiacán para grabar asuntos del Cártel de Sinaloa y que si quería acompañarlos y le dije que sí. Económicamente hablando mi vida era un fracaso total. Y ellos me pagaron y me pagaron bastante bien. Y cuando ellos se fueron me recomendaron a otros productores, a otros periodistas para que fueran conmigo porque yo había hecho un buen trabajo y así fueron llegaron corresponsales alemanes, franceses, holandeses, ingleses. En ese entonces yo no sabía que a mi figura se le llamaba Fixer. Y en una de tantas asignaciones me llegó una hoja de llamado y junto a mi nombre se mencionaba mi rol: Fixer. Me gustó el crédito, me pareció muy hollywoodense, me causó gracia y me quede como Fixer. Entonces la gente cada vez más se fue refiriendo a mí como Fixer y así fue como me di a conocer y decidí no únicamente ser Fixer en Culiacán sino extenderme por todo el país, y una vez que ya tenía contactos y conexiones en todos los estados, decidí extenderme a Centroamérica, Estados Unidos y Sudamérica. De esa manera fui creando una red de conexiones en países como Perú, Colombia, Bolivia y cada vez que los productores pedían algo yo podía darles una respuesta no solo para entrevistar a personajes del narco sino del tráfico de armas, personas, órganos. Tras el suceso en Ciudad Juárez decidí, a manera de catarsis, para superar ese episodio, escribir un capítulo de este libro, y después escribí un segundo capitulo, y así hasta que contacté a la editorial para presentarles un proyecto de libro.

 

 

¿Cuáles son las reglas que no debes olvidar como Fixer si quiere salir bien librado de una situación peligrosa durante un proyecto?

 

 

Yo solamente tengo una regla: ser honesto. Ser honesto con el equipo de producción con el que estás trabajando, con las personas que vas a entrevistar, sean narcotraficantes, sean secuestradores, sean traficantes de armas, sean lo que sean. La honestidad está por delante. Siempre que me meto a un territorio que esté en disputa y que sé que me van a detener, no tengo ninguna excusa preparada en mi cabeza. Yo solo tengo la verdad. Me preguntan quién eres, adónde vas, con quién vas, por qué lo estás haciendo. Yo siempre respondo con la verdad. La honestidad es una especie de salvoconducto para un periodista que hace investigaciones de alto riesgo como yo. Y sin la honestidad terminas inmerso en una maraña de mentiras, confusiones, contradicciones, que te pueden llevar a la muerte. Obviamente eso no te garantiza total seguridad porque, como te digo, el fuego cruzado puede ocurrir en cualquier momento y no discrimina. No porque seas extranjero o periodista no te va a tocar ninguna bala. No. Las balas van para todos los que estén allí. Pero la honestidad tiende a reducir el riesgo. Sin embargo, existe la posibilidad de que una vez que entrevistas a una persona, esta sea detenida y es cuando entran las dudas, las amenazas, los posibles ataques.

 

 

¿Cómo determinas que, en efecto, las personas que te contactan son periodistas de otros países y no agentes de la DEA?

 

 

Antes de que se autorice el acceso yo ya investigué a los periodistas, a los corresponsales que vienen a México, al equipo de producción. El grupo criminal igual: ellos ya tienen los antecedentes de cada una de las personas que vienen. Trato de reducir todos los riesgos al máximo, pero como te digo, estás hablando con criminales, no sabes lo que pueda pasar, no sabes en qué momento puedan cambiar las reglas del juego. Cuando estás entrevistando a grupos criminalmente fuertemente armados, literalmente estás en sus manos y cualquier cosa puede pasar.

 

 

Pero bueno, lo que yo siempre les explico es que nosotros no somos sus enemigos, ni estamos ni con ellos ni con otros grupos, solo somos periodistas que buscamos documentar una realidad, un fenómeno que ocurre en México, cómo opera una organización criminal, como trafica, cómo lava dinero, cómo mantienen sus niveles de seguridad, cómo se arreglan con las autoridades en temas de corrupción, etc.

 

 

Y obviamente que cuidamos la identidad de nuestros entrevistados. Ese es otro tema que tiene que ver con la honestidad. Nosotros nos comprometemos a cuidad la identidad, a no revelar nombres, a no revelar el lugar donde estamos. Los corresponsales deben comprometerse a respetar ese trato porque ellos regresan a sus países de origen pero uno como Fixer se queda aquí, en el territorio, a la vista. Entonces ese aspecto siempre se tiene que respetar.

 

 

¿Nunca ha habido un caso de alguna televisora extranjera que no haya respetado estos acuerdos de no mostrar lugares, rostros, voces originales y que haya expuesto al criminal entrevistado?

 

 

No, pero en una ocasión me contactó un traficante de armas diciendo que en el reportaje no se le había modificado la voz. Entonces yo contacté a la producción y me dijeron que sí se le había modificado. Volví a contactar al traficante y me repitió que no y que iba a haber consecuencias porque me estás quemando, me estás exponiendo y voy a tener problemas, y ahora tú vas a tener problemas y la persona que te contactó también va a tener problemas.

 

 

Entonces me di cuenta de que esta persona en realidad me estaba intentando extorsionar porque la televisora sí había cumplido su parte. Lo que hago es contactar nuevamente al traficante pero su amenaza persiste. Entonces debo actuar rápido e informo a uno de mis compañeros lo que estaba pasando y él contactó a través de otras personas a un capo que estaba por encima del sujeto que me quería extorsionar. Y yo le dije, mire, nosotros entrevistamos a esta persona, no se revelaron nombres, no se revelaron lugares, no salió su voz verdadera, pero me está extorsionando. Y le dije: si algo me pasa a mí o al compañero que me contactó con este traficante, la televisora va a armar un escándalo, se va a investigar, la Fiscalía va a tener que entrar y tu negocio se va a afectar, la plaza se va a calentar y va a ser perjudicial para todo el mundo.

 

 

Entonces me dijo: no te preocupes, vamos a arreglar esto para que ya no te moleste. Y el capo yo creo que lo amenazó, le habló y le dio un ultimátum, pero el caso es que ya nunca más nos volvió a molestar. Esas son algunas de las situaciones que se pueden presentar porque uno de sus principales temores es que seamos agentes encubiertos de la DEA.

 

 

Ganarse su confianza es una de las partes más complicadas, pero una vez que lo consigues, todo está bien, una vez que queda confirmado que las personas que vienen son periodistas, acceden. Porque a mí me conocen y saben que soy periodista, pero no conocen a las personas que vienen y es cuando les surgen todo tipo de dudas. Y en ese momento yo imprimo documentos, bajo videos en donde aparezcan los créditos de los corresponsales, de los reporteros que vienen a México y ellos por su parte hacen su tarea y también investigan y una vez que queda despejada esa duda se procede al siguiente paso.

 

 

¿Por qué crees que estos criminales acceden a dar entrevistas si puede resultarles perjudicial?

 

 

Ellos acceden a hablar con nosotros por una cuestión de ego y porque confían en nuestra palabra de que no vamos a revelar nombres ni rostros ni lugares. Entonces aunque no se muestra su rostro, cuando se ven en el reportaje o documental saben que son ellos y es como un triunfo, dejar un testimonio porque saben que en cualquier momento pueden morir por la misma naturaleza de su profesión y quieren dejar un testimonio para que, cuando estén viejos, compartirlo con sus hijos y que vean lo que hicimos para ganar dinero y para sacarlos adelante. Ese es uno de los motivos por los cuales acceden a explicarnos, a dar entrevistas y precisar cómo funciona el negocio del tráfico de drogas.

 

 

¿Consideras que la labor de un Fixer se facilita más dependiendo del cartel que opere en la región donde vive? ¿un Fixer en Sinaloa tiene las mismas facilidades que uno en Tamaulipas, Jalisco, Michoacán o Ciudad Juárez?

 

 

Hay una diferencia abismal. A mí se me facilita porque el CDS se preocupa únicamente por su negocio y su negocio es comprar droga en un lugar y mover esa droga a otro lugar. Creo que si estuviera en Tamaulipas o Veracruz o Ciudad Juárez donde los grupos criminales que operan en esas zonas son sumamente peligrosos y no les importa quién sale perdiendo o por quién pasan para defender su territorio. Por otra parte, en Culiacán existe una cultura muy arraigada sobre el tráfico de drogas y esta cultura obviamente que ha funcionado a mi favor porque todo mundo conoce a alguien que esté involucrado en ese tema, sea amigo, conocido, familiar, que pueda hacer la conexión y estoy convencido de que si yo hubiera hecho esto en otras regiones del país donde operen otros grupos criminales el resultado no fuera el que he tenido hasta este momento.

 

 

 

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