El Chapo Isidro: la última conexión entre los Beltrán y el caso Cienfuegos
lunes, 23 de noviembre de 2020
El Chapo Isidro: la última conexión entre los Beltrán y el caso Cienfuegos
 


Desde hace seis años, Fausto Isidro Meza Flores se esfumó del panorama nacional del crimen organizado, operando en un bajo perfil del que las autoridades no lo han logrado sacar, aunque se trata de uno de los últimos eslabones de uno de los cárteles más antiguos del país.

 

 

 

Por Santiago Rentería.

 

 

En julio del 2014, Fausto Isidro Meza Flores logró escapar a sangre y fuego del cerco que le tendió la Secretaría de Marina junto con la DEA en los límites de los municipios de Guasave y Sinaloa de Leyva, pero dejando atrás un reguero de muertos de su guardia personal.

 

 

Aquella madrugada, la entonces Procuraduría General del Estado reportó el deceso a manos de la Marina de por lo menos 12 sicarios que formaban parte del primer círculo de seguridad del Chapo Isidro, y en el transcurso de la mañana se supo que el capo de Estación Bamoa logró evadir las redes federales huyendo rumbo a la sierra.

 

 

En aquel momento parecía que Meza Flores sería arrestado o muerto en cualquier otro operativo de seguridad, pero desde entonces su figura se convirtió en un fantasma, ya nadie supo de él, y dos años después, el Gobierno de Sinaloa y el Ejército Mexicano consideraron que no se encontraba en Sinaloa, que ya había instalado su centro de operación en alguna región innominada de Sonora o de Baja California Sur.

 

 

Mientras tanto, los últimos líderes de los hermanos Beltrán Leyva eran arrestados por las fuerzas federales, extraditados a Estados Unidos o, en el peor de los casos, asesinados en operativos como el que sobrevivió el propio Fausto Isidro.

 

 

En ese año, 2014, Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, fue extraditado y posteriormente sentenciado en la Corte Federal de Alexandria, Washington; su hermano mayor Héctor Beltrán Leyva, era detenido en Querétaro y posteriormente murió de un infarto fulminante en prisión.

 

 

Cada vez más copados por todas partes, la rama de los Beltrán se fue reduciendo a unas cuantas células ubicadas en Guasave, Sinaloa de Leyva, El Fuerte, Mazatlán y el norte de Nayarit, donde se encontraba Juan Francisco Patrón Sánchez, El H-2.

 

 

El H-2, según el organigrama de la Procuraduría General de la República, era socio del Chapo Isidro. De hecho, ambos compartían gente y territorios, al grado de que fueron muy conocidas las fiestas de varios días en Santa María del Oro, Nayarit, en donde una vez la Marina llegó arrasando en otro operativo.

 

 

Sin embargo, mientras el H-2 se encargaba del cártel, ahora se sabe en colaboración presuntamente (según la versión de la DEA) con el general Salvador Cienfuegos Zepeda, Meza Flores buscaba un perfil todavía más bajo.

 

 

Por eso, para algunos especialistas en seguridad, el Chapo Isidro cobró de nueva cuenta relevancia con el fallido proceso contra Cienfuegos, ya que los principales cabecillas a quienes la DEA involucró con el ex secretario de la Defensa Nacional, sobre todo Juan Francisco Patrón Sánchez, están muertos desde marzo de 2017, cuando la Marina los exterminó desde un helicóptero artillado que sobrevoló Tepic, Nayarit.

 

 

Es decir, en caso de llegar a ser arrestado y extraditado, Meza Flores pudiera corroborar o no la versión de la Fiscalía General de Estados Unidos, en el sentido que Salvador Cienfuegos ayudaba al cártel de los Beltrán Leyva a traficar drogas.

 

 

Los amparos de Fausto

 

 

En el año 2017, los abogados del Chapo Isidro comenzaron a pelear una serie de amparos en los tribunales mexicanos. Es el mismo año en que la célula del H-2 fue eliminada.

 

 

A diferencia de Patrón Sánchez, el gobierno no tuvo piedad con él, su hermano y los otros 10 sicarios que murieron en el ataque a la casa de seguridad de Tepic.

 

 

En cambio, Meza Flores comenzó a ganar los amparos, primero en el Juzgado Séptimo de Distrito con sede en Los Mochis, Sinaloa, y posteriormente en el Tribunal Colegiado de Mazatlán.

 

 

También obtuvo un laudo a favor en un juzgado federal de Monterrey, en donde se le señaló del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

 

 

Sin embargo, con el amparo que consiguió en Sinaloa, El Chapo Isidro logró que el gobierno le quitara una de las órdenes de aprehensión en su contra.

 

 

Según los documentos a los que este medio tuvo acceso, el juez le libró la orden por delincuencia organizada el 3 de mayo de 2013, luego de la captura de su tío Agustín Flores Apodaca, El Bellaco o El Nino.

 

 

La PGR usó varias pruebas para integrar el caso en contra del Chapo Isidro, entre ellas usó un parte informativo de la Policía Federal sobre la captura de El Bellaco en Guasave, ocurrida el 21 de junio de 2012.

 

 

También usó declaraciones ministeriales de personas detenidas acusadas de formar parte de su organización. Entre ellas, principalmente la de su tío, ya extraditado y sentenciado en Estados Unidos, quien al ministerio público dijo que su sobrino era el líder del grupo.

 

 

A Flores Apodaca se le aseguró una laptop y una memoria USB con información clave del trasiego de drogas hacia Estados Unidos, pero el material estaba encriptado.

 

 

Al Bellaco no se le pudo acreditar el delito de delincuencia organizada, sólo el de portación de armas y drogas, en virtud de que el parte informativo de la Federal fue invalidado vía amparo pues los policías pusieron a disposición a Flores Apodaca 20 horas después de la aprehensión, por lo que su declaración ministerial en donde señala al Chapo Isidro como su jefe, resultó anulada.

 

 

Así, los magistrados determinaron que aplicaba el lineamiento de “cosa juzgada”, dando a Flores Meza el amparo definitivo.

 

 

En la averiguación previa contra el Chapo Isidro, la PGR también echó mano de un oficio emitido por el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI), que el tribunal colegiado desechó por no cumplir con los requisitos de ley para ser una prueba contundente.

 

 

La posible conexión

 

 

La DEA y el Tesoro estadounidense le atribuyen una edad de 38 años cumplidos el 19 de junio pasado de 2020. Según la ficha revelada en 2013, Meza Flores inició su carrera delictiva en el año 2000, cuando apenas contaba con 18 años.

 

 

La primera vez que su nombre apareció públicamente fue en la masacre de 7 personas en un crucero de la ciudad de Guamúchil, ocurrida en 2008, cuando el gobierno federal afirmó que la captura de El Mochomo llevó a Arturo Beltrán Leyva al rompimiento con el Cártel de Sinaloa, comandado por Joaquín Guzmán Loera e Ismael Zambada García.

 

 

Con el ascenso del aliancista Mario López Valdez a la gubernatura en Sinaloa, las fuerzas policiacas y del Ejército concentraron sus operativos en la región del norte del estado, en donde dominaban los grupos vinculados a los Beltrán Leyva. Entonces inició una cacería intensa por capturar al Chapo Isidro.

 

 

En 2013 la exposición mediática de la organización también fue creciendo como la violencia que dejó cientos de homicidios y desapariciones forzadas. El Departamento del Tesoro boletinó al Chapito y a su familia, entre quienes estaban su padre, Fausto Isidro Meza Angulo, su madre Angelina Flores Apodaca, su hermana Angely y su esposa Araceli Chan Inzunza.

 

 

Junto a los nombres de su familia, el Tesoro colocó el nombre de tres empresas presuntamente ligadas con el blanqueo de dinero: Auto Servicio Jatziry S.A. de C.V. (Jatziry es el nombre de una hija de Isidro), Constructora Jatziry S.A. de C.V. y Autotransportes Terrestres S.A. de C.V., todas con domicilio en Guasave.

 

 

En Sinaloa, ninguna empresa fue sancionada y ninguno de sus familiares pisaron la cárcel. Sin El Chapo Isidro a la vista, y con amparos ganados, todavía Estados Unidos lo requiere bajo una orden de extradición que no se ha ejecutado.

 

 

Y es ahí donde Meza Flores se pudiera convertir “en la última conexión” de los Beltrán y el caso Cienfuegos.

 

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