Durante una década, los hermanos Eustaquio y Gerardo de Nicolás Gutiérrez habían burlado a la justicia detrás de una artillería de abogados y trucos de escapismos legales que incluían una amistad con Enrique Peña Nieto, quien mientras estuvo en el poder no sólo protegió a su amigo El Tato, sino que además lo ayudó con más contratos escandalosos que nunca le sirvieron para pagar la gran deuda contraída con el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), entidad financiera que lo acusó finalmente de desvío de recursos. Hoy, el poderoso ex director de Homex y del Club Dorados de Sinaloa, está en prisión. Su hermano Gerardo anda a salto de mata y José Ignacio busca cabildear a la manera en que esta familia de empresarios lo saben hacer: pactar con el poder en turno.
Culiacán, Sin.- Luego de una década de acusaciones y escándalos, por fin el otrora poderoso empresario sinaloense, amigo íntimo del ex presidente Enrique Peña Nieto, Eustaquio de Nicolás Gutiérrez, El Tato, cayó de forma estrepitosa luego de ser arrestado el pasado 28 de abril cuando llegaba a Guadalajara proveniente de Madrid, en donde, se dijo, no fue a ver a Quirino Ordaz Coppel.
Por fin la justicia parecía alcanzar al ex director del Club Dorados de Sinaloa, un hombre que junto con su familia hizo un pequeño imperio construido más con espejismos, simulaciones y corruptelas que con cemento armado y acero.
El director de Homex, ahora está en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, respondiendo a una imputación por fraude en contra del Banco Nacional de Comercio Exterior, que en 2012 le autorizó un crédito de 456 millones de pesos para desarrollo de vivienda en polos extranjeros, pero que –según la acusación- usó para otra finalidad.
De hecho, uno de sus mejores abogados públicos ha sido el gobernador Rubén Rocha Moya, quien en una semanera declaró que el hermano menor de El Tato, José Ignacio de Nicolás, habló con él y le comentó que podía salir bajo fianza toda vez que el recurso había sido solventado, y que el caso judicial se centraba en desvío.
“No sé, lo que sé es que es un problema federal, el tema en un crédito de un banco me lo dijo la familia, pero avisaron por aquello de que se les ofrece algo yo con gusto los puedo atender”, expresó Rocha Moya de manera abierta.
Hasta ahora, un mes después de su arresto, De Nicolás Gutiérrez solamente ha obtenido un amparo a favor en el caso de que exista una petición de extradición a Estados Unidos.
Sin embargo, en realidad el Departamento de Justicia no lo tiene requerido, ya que por la investigación de la Comisión de Valores estadunidense, Homex pagó una multa de 13.5 millones de dólares con lo que, al menos hasta ahora, se zafó de mayores intervenciones.
Esta otra indagatoria destapó presuntas corruptelas de la empresa del amigo del presidente Enrique Peña Nieto. En 2016 la Comisión de Valores denunció que Homex reportó ventas falsas para aumentar sus ingresos, representando un fraude por 3 mil 300 millones de dólares. Incluso mostró imágenes satelitales que la desarrolladora mexicana fingió la construcción y venta de 100 mil casas en Guanajuato entre 2010 y 2012 con el fin de inflar sus ingresos.
En las fotografías de satélite, se veían solares baldíos donde según Homex había construido con la finalidad de permanecer cotizando en la Bolsa de Nueva York y de Chicago.
Sin embargo, entre más avanzaba el sexenio de Peña Nieto hacia el ocaso, más pronto se veía la caída de una empresa que tenía años bajo la mira de las autoridades, por especular con el mercado de la construcción y por llevar a cabo desarrollos de baja calidad por lo que no respondía ante los compradores. Viviendas a bajo costo, de pésima calidad.
Pero Peña Nieto y su camarilla dejó el poder, y los De Nicolás, siempre abrazados a nuevos y viejos comensales en el festín del dinero, se les relacionó con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, pues un yerno de El Tato, se convirtió en el secretario particular de líder morenista.
Se trata de Germán Ibarra Ramos, hermano a su vez de Jesús Ibarra Ramos, diputado impuesto en Morena por el Distrito 14, cuya familia también ha gozado de importantes contratos con la federación.
EL BÓLIDO EMPRESARIAL
La empresa Homex fue fundada por los hermanos De Nicolás, con Eustaquio al frente, en Sinaloa en el año 1989, y durante la última década del siglo XX creció medianamente. Entonces se hizo de una importante reputación como una constructora que desarrollaba vivienda de interés social a bajo precio.
Al llegar Vicente Fox a la presidencia de la República, los De Nicolás entraron de lleno al negocio de las grandes ligas, según el diario Los Ángeles Times, para 2002 empezaron a llegar los inversionistas gringos, puestos sus ojos en una empresa que crecía como la espuma.
Para 2004, Homex comenzó a cotizar en la Bolsa de Valores Mexicana y en la de Nueva York, pasó además de construir 5 mil viviendas al año a casi 60 mil.
Con el gobierno de Felipe Calderón, en pleno auge en ascenso de la firma, ya se había convertido en multinacional. La historia documentada de las andanzas de esta familia de empresarios constructores va de que abrieron proyectos en Brasil y oficinas que querían aterrizar grandes desarrollos en Egipto y la India.
Fue así como inversionistas extranjeros le abrieron la puerta a Homex, y comenzó a obtener financiamiento del Banco Mundial, los bancos de inversión de Wall Street, fundaciones y fondos de pensiones estadounidenses que invirtieron millones, con la esperanza de ver sus ganancias multiplicadas.
Para fines del sexenio calderonista, la empresa cotizaba 3 mil millones de dólares en la bolsa neoyorkina.
Los Ángeles Times señala: “Los ejecutivos de la compañía acudieron a la Bolsa de Valores de Nueva York para tocar la campana de cierre, coreando “¡Homex! Homex! ¡Homex!” Los hermanos De Nicolás viajaron por el mundo como embajadores del emprendimiento mexicano.”
Para cerrar con broche de oro, fue en 2012, pocos meses antes de llegar Peña Nieto al poder, en que Bancomext le dio los 456 millones. Pero Homex ya estaba en caída libre en un precipicio vertiginoso de fraude y simulación, la burbuja de los lobos de Wall Street reventó, y a partir de 2013 todo vino en picada: los desarrollos de Egipto, Arabia Saudita y la India fueron cancelados de manera definitiva.
El peso de la realidad terminó por hundir a la compañía, que para entonces también tenía problemas con la gestión del Club Dorados de Sinaloa.
LA CAÍDA
Para explicar la debacle de la empresa sinaloense Homex, hay que tomar en cuenta una serie de factores, en los que desde luego, está involucrada la corrupción y la especulación de los mercados internacionales.
Los de Nicolás, con un insaciable apetito por las inversiones, comenzaron a tener verdaderos problemas entre 2009 y 2012, cuando miles de compradores de vivienda a través del Infonavit, Fovissste e hipotecas bancarias, comenzaron a presentar denuncias por las pésimas construcciones.
Por aquí y por allá comenzaron a aflorar daños en las edificaciones, y con la llegada de Peña Nieto al poder, los inversionistas se pusieron nerviosos. Esto fue devastador, un torpedo en la línea de flotación de un buque que había sido inflado a más no poder.
“El precio de las acciones de Homex, que había alcanzado un máximo de 69 dólares en 2008, cayó a un por acción en 2013. En julio de 2014, la empresa presentó una de las reestructuraciones de deuda corporativa más grandes en la historia de México. Enumeró 8 millones en efectivo y 2.5 mil millones en deuda.”
Esto fue el golpe mortal, pues hay que recordar que en 2008 la empresa llegó a tener un valor accionario de 3 mil millones de dólares. A partir de ahí, los De Nicolás cancelaron pagos a proveedores, deudas a instituciones públicas (entre ellas Bancomext) y despidieron a miles de empleados que salieron a las calles a protestar.
Los otrotra inversionistas demandaron, exigieron sus pagos, su dinero invertido, y gracias a maniobras con el gobierno de Peña Nieto, entre 2014 y 2015, Homex comenzó a salir del agujero financiero.
La empresa se reestructuró, los extranjeros lograron rescatar lo poco del naufragio, pero los De Nicolás se aferraron a llevar a puerto de alto cabotaje la embarcación. No fue así. En 2016, un tribunal de Estados Unidos encausó a la empresa por fraude financiero.
“Homex reportó ingresos de forma sistemática y fraudulenta por la venta de decenas de miles de viviendas anualmente que no había construido ni vendido”, señalaba la denuncia.
Fue cuando salió a relucir que infló ventas de desarrollos de vivienda inexistentes y se descubrieron, con evidencia de por medio, que la empresa llevaba dos nóminas y dos registros contables.
En México, una y otra vez, se denunció, las demandas en contra de Homex y los De Nicolás no prosperaban en la PGR, incluso la revisa Proceso exhibió que de manera intencional no se solicitaba el ejercicio de la acción penal. El Tato tenía un ángel sobreprotector.
Pero fue el 28 de abril pasado, cuando al mayor de los hermanos, se le acabó la fortuna legal, ese barril sin fondo del que expropió los bienes de un paraíso corrompido. Hoy, la familia De Nicolás, sintiéndose víctima del sistema, peregrinan al añoso Palacio de Bucareli, donde despacha Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación de Andrés Manuel.
Se ha dicho que los recibió, escuchó los lloros de alta alcurnia sinaloense, pero no se conoce la respuesta del delfín de Bucareli.