A un año del caso Astolfo: familia sigue esperando justicia
viernes, 5 de agosto de 2022
A un año del caso Astolfo: familia sigue esperando justicia
 


El 6 de agosto de 2021 murió un número hasta ahora indeterminado de pacientes que estaban internados en la Clínica Médica de la Ciudad, en Culiacán, debido a que el hospital se quedó sin oxígeno. Desde entonces, la madre de uno de los fallecidos no ha dejado de exigir justicia a las autoridades. Hospitales privados cuyo negocio es mantener a los pacientes hospedados el mayor tiempo posible, empresarios y médicos sin escrúpulos que acumulan fortunas con la desgracia ajena y  un gobierno indolente al que no le interesa mucho hacer justicia: en medio se encuentra una ciudadanía indefensa, con la esperanza de que su voz sea escuchada y se convierta en eco.

 

 

 

Por Redacción.

 

 

 

El 22 de julio de 2021, Martha Ávila Núñez llevó a su hijo Ramón Astolfo Verdugo Ávila a la Clínica Médica de la Ciudad, en la zona centro de Culiacán, para que se recuperara de las secuelas respiratorias que le había dejado el Covid-19. El hombre de 47 años de edad ingresó por su propio pie, con un tanque de oxígeno portátil, para que le realizaran nebulizaciones por neumonía.  

 

 

El paciente fue ingresado en el tercer piso de la clínica sin ninguna novedad. Dos días después, el 24 de julio, el neumólogo que lo atendía, doctor Sánchez de la Vega, informó a la familia que Ramón Astolfo se encontraba en una etapa de recuperación exitosa, sin ningún problema, por lo que pronto sería dado de alta.

 

 

La mujer tomó videos del estado en que se encontraba su hijo en el hospital, sentado en la cama, conectado a un tanque de oxígeno, comiendo por su propia cuenta, saludando con ambas manos y espantando a las moscas que sobrevolaban su plato de comida. 

 

 

El 27 de julio, el doctor Sánchez de la Vega le informa a Martha que su hijo ya había tocado fondo en su neumonía y que pronto le iban a dar el alta. Sin embargo, se topó con la sorpresa de que los enfermeros habían bañado a su hijo con agua helada, algo totalmente contraindicado para un paciente que va saliendo de la neumonía.

 

 

“Pero, hijo, ¿por qué permitiste que te hicieran esto? Eso es veneno para lo que tu tienes”, le dijo Martha. Pero lo peor estaba por venir. El día 28, al llegar al tercer piso, se encontró con que le habían cerrado la válvula de oxígeno a su hijo y sus niveles de oxigenación eran muy bajos.

 

 

“El 29 me dice el médico que me lo van a dar de alta, que durmió muy bien, que estaba muy tranquilo, que ya oxigenó muy bien, y que ya está listo para ponerlo en el reposet y darle ejercicios para que se vaya a recuperar a casa. Yo encantada de la vida, comenzamos a hacer documentos para sacarlo, pero resulta que por X o Y, ellos pusieron pretextos, que no estaba el que firmaba, que no estaba el que daba el alta, y se quedó porque era fin de semana. Entonces el día 31 llegó y mi hijo tiene la lengua blanca, la boca morada, con doble mascarilla, con las manos amarradas a la cama y no tenía oxígeno. Entonces yo pido auxilio y me manda decir la encargada que me salga, que yo no puedo estar ahí, pero cómo me iba a salir si estaba viendo que mi hijo no está oxigenando, se había bajado a 47 de oxigenación”, relata Martha Ávila.

 

 


Al descubrir que ya le habían quitado el oxígeno en dos ocasiones, Martha pidió a gritos la ayuda de enfermeros para que le volvieran a conectar el tanque. Asegura que tardaron más de 20 minutos en atenderla, minutos valiosos en el que la salud del hombre fue empeorando.

 

 

Para Martha lo que sucedió en la clínica está claro: con tal de mantener al paciente hospitalizado, agravaron intencionalmente su situación, lo mantuvieron en una condición delicada bañándolo con agua helada y cortándole el oxígeno en repetidas ocasiones, con tal de que la factura se siguiera elevando y elevando.

 

 

“Estuvo premeditado totalmente. Y duran más de 20 minutos para hablarle al mentado técnico para que volviera a ponerle el oxígeno, pero entonces mi hijo truena porque se va a 47 la oxigenación. Es un homicidio eso, en lugar de dármelo de alta, lo entubaron. Se descompensaron todos sus órganos y me lo entuban. Se puso muy grave esa noche pero volvió a oxigenar hasta 88”.

 

 

Sin embargo, duró seis días intubado hasta la fatídica noche del 6 de agosto, cuando la clínica se quedó sin oxígeno y varios pacientes fallecieron en el mismo rato, señala Martha Ávila.

 

 

Relata que esa noche ella y uno de sus hijos estaban en el estacionamiento que se encuentra en la parte trasera de la clínica, junto con otras familias que aguardaban información sobre sus pacientes también del área del tercer piso.

 

 

“En ese momento veo que un trabajador de la clínica comienza a correr con cilindros. Le dije a mi hijo que grabara con su celular. Cuando él está grabando, se escucha que dicen mantenimiento, traigan tanques de oxígeno, no tenemos oxígeno en el tercer piso. Y me grita mi hijo: ¿mamá dónde está AstolfoEn el tercer piso, le respondo. ¡Chin…! Se acabó el oxígeno. Entonces todos los familiares que estábamos ahí corrimos hacia el tercer piso. Y vamos escuchando todos los aparatos que hacían pi-pi-pi-piiii…. Y un paciente señor tenía un tanquecito de oxígeno que le habían llevado y estaba abrazado a él y otro se lo estaba jaloneando para poder respirar un poco. Todos los pacientes estaban pataleando en las camas, muriéndose, es un terror, yo lo viví”.

 

 


El hijo de Martha falleció esa noche, junto con otros pacientes, por falta de oxígeno. Los familiares intentaron por todos los medios conseguir tanques. Pero nada pudieron hacer. Solo unos minutos bastan para que una persona muera en esas circunstancias. Martha relata que mientras estaba ocurriendo la tragedia en el tercer piso, con todos los pacientes muriendo al mismo tiempo, las enfermeras corrieron a esconderse.

 

 

No hay un dato exacto de cuántas personas murieron esa noche en la clínica Médica de la Ciudad, propiedad de la familia De Nicolás, empresarios ligados al poder y a la corrupción, a la defraudación fiscal millonaria, al lavado de dinero y a la delincuencia organizada. Sin embargo, Martha dio testimonio ante la Fiscalía General del Estado, entonces al mando de Juan José Ríos Estavillo, de cómo todos los pacientes de esa área murieron por este terrible acto de negligencia médica.

 

 

Pese a que su testimonio tendría que haber sido suficiente para iniciar una investigación a fondo y procesar a las personas responsables, Ríos Estavillo le pidió que guardara silencio, que no hablara por las demás víctimas, algo que Martha no estaba dispuesta a aceptar.

 

 

“A mí me dijo Estavillo que yo nomás hablara de mi hijo. No, no, yo vi cómo todos estaban falleciendo. Que la gente no sufra estos embates que yo sufro. Fue una cosa muy horrible. Y todos se murieron. Y que no me digan que miento. Si estoy echando mentiras, que me consignen y me metan a un sótano. Pero estoy diciendo verdades, que el gobierno ponga atención y que cumpla con su trabajo, que no porque sean los De Nicolás y los ex gobernadores, los dejen hacer lo que quieran, no tienen derecho a matar a la gente. No nomás voy a hablar por mí porque yo vi cómo fallecen todos”.

 

 

La familia de Ramón Astolfo organizó varias marchas y protestas afuera de la clínica, con pancartas en las que señalan directamente al doctor internista David Rubio Payán de ser el responsable de la muerte del hijo de Martha, por lo que piden no solo castigo para el doctor sino que la clínica sea suspendida, tal como ocurrió con la otra clínica donde fue intervenida la joven Paulina, que murió tras una fallida cirugía estética.

 

 

“Los responsables son los médicos que no ponen atención en lo que está haciendo, además de los enfermeros, porque son cómplices de lo que están viendo. ¿Que por temor a que me corran no puedo declarar? Si tuvieran ética profesional dijeran yo voy a denunciar a esta clínica, a estos asesinos, porque mi ética y mi moral no ven a permitir callarme lo que estoy viendo”.

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