La búsqueda de Neto: policías acusados de la desaparición mientras Estrada guarda silencio
jueves, 18 de febrero de 2021
 La búsqueda de Neto: policías acusados de la desaparición mientras Estrada guarda silencio
 


Contra cualquier amenaza o riesgo, familiares y colectivos buscan al adolescente Javier Ernesto Pulido, de 16 años, quien presuntamente fue privado de la libertad por agentes de la Policía Municipal de Culiacán que habrían llegado hasta una tortillería donde el menor se encontraba la mañana del 8 de diciembre pasado. La última vez que fue visto, el menor se encontraba arriba de la patrulla 0138 cuya existencia ha sido negada por el alcalde Jesús Estrada Ferreiro y su jefe de policía, el militar Óscar Guinto Marmolejo. Su búsqueda no ha parado en estos dos meses, desde protestas, reclamos frontales, rastreos en campo y hasta una protesta que cercó las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, mientras las autoridades se escudan en que fue, posiblemente, una patrulla clonada, con la aceptación tácita de que estas unidades circulan libremente con total impunidad “por todo Sinaloa”.

 

 

Por Santiago Rentería

 

 

Una llamada anónima realizada al colectivo de Sabuesos Guerreras llevó a un grupo de mujeres, militares y policías hasta la pensión de vehículos clausurada de Grúas Culiacán la mañana del martes 26 de enero pasado para dar con el paradero del adolescente Javier Ernesto Pulido, Neto, quien semanas atrás fue privado de la libertad presuntamente por agentes de la Policía Municipal abordo de una patrulla oficial identificada con el número 0138.

 

 

 

Fue una pista de tantas, confirmaron las rastreadoras, pues el caso ha estado en los medios de comunicación debido al escándalo provocado por la sospecha (de nueva cuenta) de que policías locales están al servicio del crimen organizado.

 

 

Entre cientos de vehículos reducidos a chatarra y cenizas por los constantes incendios en la pensión, las buscadoras olfatearon cada rincón de las varias hectáreas repartidas al sur de la carretera La Costerita: los constantes incendios dejaron arrasado un paisaje de metal y tierra yerma.

 

 

Allí, paso a paso, María Isabel Cruz Bernal, líder de las Sabuesos, camina entre los escombros. No importó que hoy su hijo Yosimar, policía desaparecido, cumpliera cuatro años de haber sido desaparecido.

 

 

“La mejor forma de buscarlo es buscar a los que no están y hacerlos volver con sus seres queridos”, dice apenas, mientras se encamina entre los pasillos fúnebres que han dejado las huellas de la barbarie en Culiacán.

 

 

El campo de tortura

 

 

Apenas un día antes, el lunes 25 de enero, gatilleros dispararon entre la maleza de las afueras de la sindicatura de Culiacancito, minutos después de que una brigada encontrara los restos semi expuestos de un cadáver olvidado y sepultado de mala forma, pues los huesos saltaron fuera de la tierra.

 

 

“Nos dispararon, compañeros”, soltó en el grupo de WhatsApp cuando escapaban de la zona.

 

 

Querían amedrentarlas, que dejaran de escarbar entre la tierra y la maleza, pues al volver ya con agentes policiacos a la floresta, encontraron que sus pertenencias habían sido robadas: celulares, palas, picos y otros instrumentos que usan para dar con aquellos que ellas ni sus familias olvidan: los desaparecidos.

 

 

Tuvieron razón: la finca abandonada había sido usada en una época remota como campo de tortura y horror, pues conforme fueron excavando ya apoyadas por una retroexcavadora proporcionada por la Comisión Nacional de Búsqueda, comenzaron a brotar los cuerpos, uno, dos, tres, hasta sumar cuatro. Cuatro víctimas que quizá, según los indicios, fueron torturadas hasta morir antes de ser sepultadas en el predio, muy cercano a la carretera Culiacancito-La Palma.

 

 

El episodio no quedó olvidado. Hay que buscar y seguir buscando, a pesar de los riesgos inherentes a esta actividad. Pero ellas no “se rajan”.

 

 

Neto no aparece

 

 

En la pensión la cosa fue distinta, un amanecer frío entre tétricas imágenes de un campo quemado por el fuego del narco. Nadie, ni el gobierno, ha explicado por qué de vez en cuando van y queman las unidades en el corralón.

 

 

Entre los policías que acompañan a la brigada hay dudas: “¿Hay orden de violar el perímetro? ¿Tenemos orden de cateo?”, preguntan, pero la respuesta es la misma: “Nadie viene a robar ni hacer nada malo, sólo a encontrar a los desaparecidos”.

 

 

Y sí, en las últimas semanas en este campo donde las flores amarillas revientan a pesar de lo aridez que han dejado los incendios, han sido encontrados dos cuerpos ocultos entre las unidades siniestradas que fueron acarreadas hasta acá. Estaban en la cajuela de sendos vehículos.

 

 

Por eso, porque cualquier cosa puede ser posible en estos territorios olvidados de Dios, es que buscan a Neto, el chico que andaba en moto por la colonia Adolfo López Mateos y que fue visto por última vez ser subido a una patrulla.

 

 

La marcha

 

 

Reynalda Pulino, madre de Neto, se envalentonó. Quiere a su hijo de regreso. Tan sólo pasando el Año Nuevo, tuvieron el valor ella y su familia, sin nadie más, más que unos tímidos periodistas que acudieron a cubrir la nota, de apostarse en la escalinata del templo de la Lomita, en la colonia Guadalupe, para denunciar que policías se llevaron a su hijo.

 

 

También fueron al Ayuntamiento a encarar al alcalde Jesús Estrada Ferreiro, quien desestimó el caso y prefirió asumir la versión que le dio su secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Óscar Guinto Marmolejo: que no fueron policías y que la patrulla numerada 0138 no existe en el estado de fuerza de la Policía Municipal.

 

 

Pero para la familia no se le ha podido acreditar estos dichos. Este martes 2 de febrero, casi dos meses después de la desaparición del menor, salieron a marchar y protestar desde la Ley del Valle, hasta las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal.

 

 

Los testimonios que cuentan es que desde un inicio existieron policías que reconocieron la existencia de la patrulla 0138, pero más tarde, comenzaron a negar que esté dentro del parque vehicular oficial.

 

 

Durante la marcha, Reynalda gritó con desesperación que su hijo no era puntero y que sólo trabajaba como albañil al igual que su padre y su único error era que rentaba una moto para ser repartidor. Esto debido a que, en las redes sociales, como en la autoridad misma, siempre buscan desacreditar a la víctima para hacerla responsable de la situación delictuosa y así exonerar a los verdaderos responsables.



Al llegar a la policía municipal y sin tener acceso a las instalaciones, los manifestantes iniciaron a pegar carteles con la alerta Amber de Neto, mientras que a los policías que hacían guardia les preguntaban si tienen hijos y que cuando les pase una situación similar, van a comprenderlas.

 

 

Entre llanto y después de tanto esperar una respuesta por las autoridades municipales, Reynalda buscó consuelo entre sus familiares preguntando con dolor en dónde está su hijo.

 

 

“Quiero a mi niño, no le hizo mal a nadie, mi niño solo trabajaba, mi niño no era puntero”, repetía entre lágrimas de rabia, dolor y tristeza.

 


Fue hasta las 10:04 horas cuando un policía dijo que el Secretario de Seguridad iba a atender una comitiva de tres personas y a las 10:20 ya estaba conversando con el funcionario.

 


La respuesta por Guinto Marmolejo fue la misma: “El señor se contradijo de las cosas, yo le pedí que me entregaran a mi hijo, que a mí no me interesa lo qué andan haciendo ellos, que si tiene sus zapatos sucios que se los limpie y que haga lo que se le dé la gana con su corporación y que yo quiero a mi hijo”.

 

 

“Las autoridades no van a hacer nada por buscar a Neto, no van a hacer nada por buscar a ningún desaparecido, porque a las autoridades no les conviene”.

 

 

Guinto Marmolejo, por su parte, comentó que los datos solicitados como una relación de comandantes y patrullas, no pueden entregarlo hasta que lo requiera una autoridad competente.

 

 

“La Secretaría de Seguridad Pública está abierta a toda la investigación que se requiera o se quiera realizar, no escondemos nada, las autoridades que han solicitado la información se les ha proporcionado y créanme, que yo soy el principal interesado en que se esclarezca esta situación”, expresó.

 

 

Al final nada más, no respuestas, ni investigaciones. La búsqueda implacable de los desaparecidos en este Sinaloa del infierno continúa.



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