Aunque a simple vista, el secretario de Obras Públicas durante el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, Osbaldo López Angulo, fue un funcionario de bajo perfil, lo cierto es que fue a través de su dependencia que se ejecutó gran parte del recurso público en forma de proyectos poco claros y con una repartición a empresas que llevó muchas veces a sospechar que se trataba de negocios privados con dinero del erario; la opacidad que reinó en la designación de contratos fue cuestionada muchas veces, se creó la caja negra denominada Preesforzados, Concretos y Agregados de Sinaloa, Precasin, con la que se repartieron carretadas de millones de pesos, beneficiando sobre todo a Mazatlán, la cuna del ex gobernador y asentamiento de sus negocios. Ahora, el alcalde Luis Guillermo Benítez Torres, El Químico, nombró a esta ficha quirinista como su gerente general de la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado, una paramunicipal que en estos años le ha cortado el flujo de agua a los pobres, para dárselo a los ricos de la zona hotelera.
Por Santiago Rentería.
Todo queda entre amigos, el hecho de que Quirino Ordaz Coppel emanara del Partido Revolucionario Institucional y Luis Guillermo Benítez Torres, El Químico, de Morena, nunca fue un obstáculo para que, desde el principio, ambos políticos se entendieran en pos de los negocios, propios y de sus amigos cercanos.
Quirino Ordaz, a través de la ejecución que hizo Osbaldo López Angulo, convirtió el puerto mazatleco en su joya de la corona personal al enviar desde el arranque de su sexenio las obras mejor financiadas, primero por la realización del Tianguis Turístico, y después porque se objetó en transformar su municipio en la Dubái del Pacífico.
En esto mismo coincidió El Químico, quien también comenzó a enamorarse de la alquimia de los negocios. A la fecha, el alcalde y el ex gobernador, son amigos, aunque sea por interés, de los hermanos Juan José y Érick Arellano Hernández, los dueños de Grupo ArHe, consorcio de empresas ampliamente beneficiadas por el gobierno y el municipio.
Recientemente el Ayuntamiento de Mazatlán perdió un litigio contra una gasolinera de Grupo ArHe, Nafta, por lo que deberá pagar 141 millones 800 mil pesos, aunque El Químico ha declarado que no se hará cargo, las negociaciones soterradas para llegar a un acuerdo están en marcha.
Así es como Quirino y El Químico hicieron química, gracias a los negocios que han beneficiado solamente a los poderosos de la Zona Dorada, del Mazatlán de los ricos, y que mantiene sumido en la precariedad de servicios públicos al Mazatlán de los pobres: obras para la parte adinerada que le cambiaron el rostro, infraestructura que beneficia más a la más alta plusvalía, agua potable sin cortar para hoteles y sectores caros, permisos y más permisos de construcción para cimentar eso que llaman la Dubái de México, los grandes contrastes sociales.
Es en este contexto en que llega el ex secretario de Obras Públicas, Osbaldo López Angulo, a la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Mazatlán (Jumapam), una paramunicipal de donde no sólo mana agua turbia para las colonias populares, sino que lleva la impronta de la corrupción.
¿Depuración de viejos lodos?
Cínico hasta el cansancio, Luis Guillermo Benítez Torres justificó la llegada de López Angulo a la Jumapam debido a que por fin encontró un funcionario que sea eficiente en su administración.
Con el arribo de esta cuota de Quirino, quien ya se encuentra en los trámites para marchar de embajador de España, El Químico anunció una serie de cambios en la paramunicipal, luego de que además perdió una demanda contra la empresa concesionaria del estadio de beisbol Teodoro Mariscal, a la cual le tendrá que devolver 2.9 millones de pesos, cobrados en una multa por supuestas irregularidades.
“Hay un montón de corruptos trabajadores que venden las cosas, pero estamos haciendo una limpieza, en la Jumapam. Todo lo que es de Mazatlán se va a recuperar, sólo es cuestión de tiempo, acuérdense que las vías jurídicas son lentas y se mueven de un lado para otro, pero la ley es la ley y tarde que temprano nos va a dar la razón”, declaró ante la pérdida de los casi tres millones de pesos.
De paso, aseguró que recuperarán la concesión del estadio que fue remodelado con dinero público durante la administración de Quirino Ordaz, y aseveró que la depuración en la Junta Municipal no se trata de revanchismos.
“Ya iniciamos en Jumapam la depuración y van a ver los cambios pronto… no hay revanchismo, yo lo que quiero es que piensen como pienso, en transformar a Mazatlán, en no robar los dineros del pueblo, yo tengo mi conciencia tranquila y no tengo cola que me pisen, se los he repetido cientos de veces y si Dios quiere voy a trabajar para ser el mejor alcalde que ha tenido Mazatlán”, aseguró.
El orquestador de obras
En realidad, de acuerdo con fuentes del Cabildo, más que depuración, El Químico quiere eliminar el personal adverso a su gestión, para poder entregar en bandeja de plata todo el manejo a Osbaldo López.
Un repaso rápido por las obras manchadas de este secretario de Ordaz Coppel. Nada más en el primero año de su gestión, Mazatlán concentró el 50 por ciento de la inversión en obras públicas, la remodelación, como ya se dijo, del estadio de beisbol y el buque insignia del gobierno quirinista: El estadio de futbol “El Kraken”, concesionado al poderoso empresario Ricardo Salinas Pliego.
El auge de las obras en el puerto, que en realidad ha terminado por beneficiar a los ricos inversionistas, se fue hacia la remodelación del Malecón y otras avenidas principales en la zona turística.
Un reporte de hace dos años, señalaban que, entre el Malecón y los estadios, el gobierno estatal había gastado casi mil 200 millones de pesos. Esto sin contar el recurso gastado en la Camarón Sábalo, la avenida Rafael Buelna, entre otras remodelaciones que no alcanzaron a los puntos pobres.
Todo este recurso dilapidado ocurrió mientras los servicios públicos, como el abasto de agua potable, la recolección de basura y la inseguridad, se mantienen deficientes en las zonas populares del puerto.
Pero Osbaldo López no solamente tuvo injerencia en el puerto, también en Culiacán nunca aclaró del todo la compra y remodelación del Edificio Homex, que actualmente alberga a oficinas de Gobierno.
Nunca nadie pudo demostrar por qué se compró un inmueble en 154 millones de pesos, y se le metieron otros 600 millones en remodelación, una que quedó deficiente, pues es uno de los edificios gubernamentales que de manera reiterada ha tenido daños.
Nada más en las últimas lluvias del presente año, trabajadores denunciaron goteras y chorreras de los plafones, lo mismo en nuevo Hospital Pediátrico, cuya inauguración se pospuso una y otra vez gracias a los malos materiales con los que se construyó.
¿Esta es la calidad de servidor público que presume El Químico en López Angulo?
El ahora gerente de Jumapam presumió en una de sus últimas comparecencias ante el Congreso del Estado, que el gobierno de Quirino había invertido más de 21 mil millones en obras públicas, pero lo que no dijo es que con estos recursos salieron beneficiados más los ricos que la clase trabajadora, en millonarias inversiones que terminaron en los bolsillos de particulares e incluso mismos funcionarios que operaron los proyectos desde el Precasin, la caja negra que podría convertirse en la caja de pandora para los que ya se fueron, pero siguen presentes con la Cuarta Transformación.